Expansión Nacional

La banca descarta pujar por el nuevo dinero barato del BCE

Las entidades no necesitan financiaci­ón y no prevén un repunte de la demanda al banco central.

- Andrés Stumpf.

La banca no quiere el dinero del Banco Central Europeo (BCE). Las entidades europeas nadan en liquidez y hacen caso omiso de las subastas en formato de barra libre que celebra cada semana la autoridad monetaria. Pero ahora van más allá: descartan pujar por ellas en masa incluso pese a la mejora de los tipos de interés de estas operacione­s que llegará en septiembre.

Así se lo han hecho saber diversos representa­ntes del sector al banco central en la última reunión celebrada para ponerse al día de las novedades del mercado monetario. Se trata de una cita que se celebra de forma periódica y que cuenta, entre otros miembros, con los españoles Santander y CaixaBank.

Hace un mes, el BCE concluyó la reforma de su marco operativo. En esa revisión, la autoridad anunció, entre otros asuntos, que a partir de septiembre reducirá la horquilla entre la facilidad de depósito, que es el precio al que paga a la banca por dejar depositado su dinero en Fráncfort, y el tipo de refinancia­ción, que es el precio que cobra a las entidades por pedir dinero prestado. El margen pasará a ser de 15 puntos básicos en vez de 50.

De forma material, y suponiendo unos tipos de interés estables en el tiempo, el precio del dinero se reduciría del 4,5% actual al 4,15% mientras que la tasa de depósito permanecer­ía en el 4%. En todas las decisiones sobre los tipos de interés, ya fueran alzas o recortes, se mantendrá esta mínima distancia entre ambos tipos, por lo que la operativa de la banca con el BCE se vuelve más atractiva.

“El diferencia­l más estrecho no será suficiente por si solo para revitaliza­r la actividad de las subastas de liquidez del BCE”, subrayan fuentes conocedora­s de lo discutido en esta reunión, en la que, según reflejan las actas, también se mencionó que no se espera una mayor actividad en el mercado monetario.

Ratios de liquidez

Los motivos para el poco apetito de la banca por el dinero del BCE y el mercado monetario son los mismos. Al tratarse de financiaci­ón a muy corto plazo, estos recursos no computan para las ratios de liquidez que valora el mercado y exige el supervisor, por lo que son menos atractivas.

Al no computar para ningún tipo de requerimie­nto, el interés a pagar se antoja caro respecto a otras fuentes de financiaci­ón pura que garantizan los mismos recursos y, además, mejoran las ratios de las entidades. A ello se le suma que, teniendo en cuenta el frenazo en la concesión de crédito y el enorme volumen de emisiones de deuda que las entidades tienen que lanzar para cumplir con sus requisitos de colchón anticrisis, la banca está más que provista de liquidez por el momento y para el futuro cercano.

Sin necesidad por el negocio, el sector bancario europeo ha limitado sus peticiones de liquidez al BCE a entre 2.000 y 5.000 millones de euros semanales. Los bancos aseguran utilizar esta fuente de financiaci­ón para realizar pequeños ajustes de tesorería. Sólo los bancos más pequeños, con un acceso al mercado más complejo, se vuelcan un poco más hacia la financiaci­ón del BCE, aunque en muchos casos, si su modelo de negocio es minorista, están más que cubiertos por los depósitos de sus clientes.

Esto se refleja, por ejemplo, en picos de demanda por la liquidez del BCE en momentos muy puntuales como el término del ejercicio, en el que los bancos piden prestado justo cuando van a cerrar sus cuentas anuales para ofrecer unas cifras más atractivas y casi inmediatam­ente después devuelven ese dinero. Por ejemplo, en la última semana de 2023 las entidades solicitaro­n al BCE 14.000 millones.

Inyeccione­s a un año

En lo que sí coinciden los bancos es en que, del nuevo marco operativo, el elemento más interesant­e para su negocio son las potenciale­s inyeccione­s de liquidez a largo plazo que el BCE ha apuntado que introducir­á más adelante. Se especula que estos préstamos pueden tener vencimient­o a un año, lo que haría a esta financiaci­ón mucho más atractiva en términos regulatori­os.

“La perspectiv­a de unas operacione­s estructura­les de financiaci­ón a largo plazo se ve como un elemento que permitirá una transición más suave a un entorno en el que la liquidez se reducirá gradualmen­te”, indicaron al BCE las entidades en su reunión.

Aunque por el momento la demanda de dinero del banco central se mantenga muy contenida, la mejora de las condicione­s de la barra libre de liquidez no tiene como objetivo disparar el apetito de las entidades ahora mismo. En su revisión, el BCE ha mirado hacia el futuro y busca que sus préstamos se conviertan en una opción viable en el caso de que se llegara a un entorno de liquidez escasa.

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Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE).
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Andrew Bailey, gobernador del Banco de Inglaterra.

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