El gran reto era compaginar los requisitos de calefacción y las normas de ventilación
Street, el nuevo edificio escolar será un hito: el primer colegio público de la ciudad construido siguiendo el modelo de la casa pasiva. Abrirá sus puertas a los alumnos en septiembre. Los inquilinos de la torre residencial, por su parte, empezaron a mudarse el 5 de abril. Los alquileres en el mercado oscilan entre los 3.475 dólares de un estudio y los 11.200 dólares de un piso de tres dormitorios, aunque 45 de las 440 unidades se reservaron como vivienda asequible. El modelo que nos muestra Pires parece un apartamento cualquiera de un nuevo edificio de lujo, con elegantes accesorios modernistas y altas ventanas de triple cristal, diseñadas tanto para silenciar el paisaje urbano como para mantener una temperatura interior agradable. La vitrocerámica es de inducción, que según algunos chefs es superior a la de gas por su capacidad de respuesta, y cada unidad está equipada con un termostato inteligente.
Pero gran parte de lo que hace funcionar el edificio está fuera del alcance del inquilino. La calefacción y la refrigeración funcionan con lo que se conoce como sistema de bomba de calor por agua. “Esto significa que hay un circuito de agua fría y otro de agua caliente que van a las unidades instaladas en los apartamentos, que soplan aire sobre los circuitos y calientan y enfrían los espacios”, explica Pires. Los circuitos de agua recuperan gran parte de la energía utilizada para calentar y enfriar, lo que reduce el trabajo que tiene que hacer la caldera y maximiza la eficiencia.
Una excepción
Cuando Andrew Graham, gestor de activos de Alloy Development, nos conduce al sótano, éste está sorprendentemente limpio y no se percibe en el aire el aroma que suele acompañar a las calderas de gas. Hay una caldera de resistencia eléctrica. Pires señala que el edificio tiene una excepción a sus credenciales totalmente eléctricas: un generador de gas de reserva para emergencias.