La subida de las cotizaciones destruirá más de 80.000 empleos
El incremento de los costes laborales y el descenso de la productividad lastra la competitividad de las exportaciones y amenaza el crecimiento del PIB.
El mercado laboral está creciendo con cierta intensidad en los últimos años, si se mira la evolución en cuanto al número de ocupados, pero presenta varias aristas muy negativas en cuanto se empiezan a mirar las cifras al detalle, como es el caso de la pérdida de horas trabajadas, el descenso de la productividad, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios o el aumento de los costes laborales no salariales. Unos elementos que comprometen la evolución futura del empleo, de acuerdo con el Banco de España. De hecho, el Capítulo 3 del Informe Anual de la institución gobernada por Pablo Hernández de Cos, un anticipo publicado ayer del documento completo que se conocerá la semana que viene, apunta que el incremento de las cotizaciones sociales podría costar más de 80.000 puestos de trabajo a lo largo de los próximos años, al tiempo que lastrará la competitividad del sector exportador y el crecimiento del PIB.
En concreto, el capítulo titulado El mercado de trabajo español: situación actual, tendencias estructurales y políticas de empleo sostiene que “de acuerdo con los ejercicios de simulación realizados con el Modelo Trimestral del Banco de España, un incremento de un punto porcentual en el tipo efectivo medio de las cotizaciones sociales podría generar, al cabo de cuatro años, una caída en el número de ocupados cercana al 0,25%”. Por un lado, como el incremento de las cotizaciones sociales por el Mecanismo de Equidad Intergeneracional implica un incremento de cotizaciones algo mayor, de 1,2 puntos, el impacto sería del 0,3% del empleo. Esto es, unos 63.000 puestos de trabajo. Por otro, a ello habría que sumar también el impacto derivado del recargo de solidaridad que tendrán que pagar los salarios más elevados, si bien este entrará en vigor de forma diferida y paulatina, lo que añadiría otros 18.400 puestos de trabajo a la lista, hasta los 81.400 ocupados. Y a ello habría que añadir el golpe de las posibles subidas adicionales que se implementen en los próximos ejercicios, ya que la reforma de José Luis Escrivá introdujo un mecanismo de ajuste automático que obligará a realizar recortes de pensiones o subidas de cotizaciones, debido a la prácticamente segura persistencia del déficit del sistema.
Con todo, esta medida no es la única amenaza al mercado laboral, ya que el Banco de España sostiene que el envejecimiento demográfico “incide negativamente sobre las tasas de crecimiento del empleo y de la productividad y, por tanto, sobre el crecimiento económico potencial”. En concreto, y si la inmigración no lo remedia, la tasa de empleo pasará del 61% de la población mayor de 16 años en la actualidad al 59% a lo largo de la próxima década. E, incluso en un escenario de fuertes flujos migratorios a España, “no cabe esperar que la inmigración solucione completamente el problema del relevo generacional de los trabajadores en nuestro país”, debido a que estos no cubren todas las necesidades de las empresas.
Además, el fuerte incremento de los costes laborales, en combinación con el retroceso de la productividad por hora trabajada también supone una amenaza, ya que implica que los Costes Laborales Unitarios (esto es, costes por unidad producida) se han incrementado un 18,6% entre el último trimestre de 2019 y el mismo periodo de 2023, debido tanto a la subida de los salarios como al incremento de otros costes laborales y al menor rendimiento de los ocupados. Además, como este incremento es 2,6 puntos superior a la media de la eurozona, genera otro efecto negativo sobre la economía española. “Este deterioro relativo de los Costes Laborales Unitarios podría acabar afectando a la competitividad-precio de las empresas españolas y retrasando el retorno de la inflación a la tasa objetivo a medio plazo del 2%”, advierte el texto. “En este sentido, estimaciones del Banco de España sugieren que, por cada punto porcentual de aumento de este diferencial, las exportaciones españolas disminuirían entre un 0,2% y un 0,3%, mientras que el PIB retrocedería un 0,6%” a largo plazo.
Congelación salarial
Además, este incremento de los costes laborales genera un problema añadido, ya que la caída de las horas trabajadas, la subida de los costes laborales no salariales y la caída de la productividad están las tres estrechamente relacionadas con la evolución del poder adquisitivo de los salarios en el largo plazo, y ambas variantes registran en España cifras mucho peores que en la mayor parte de las economías avanzadas, con la gran excepción de Italia. Por ejemplo, los salarios reales apenas han crecido un 0,1% anual en España a lo largo de las tres últimas décadas, una cuarta parte que en Estados Unidos, y la pérdida de productividad de los cuatro últimos años no aventura un cambio de tendencia en el futuro. Además, la lenta introducción de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, también conllevaría un lento crecimiento de la productividad y de los salarios.
Los malos datos de productividad anticipan un freno del poder adquisitivo de los salarios