Expansión Nacional

El futuro del transporte europeo viaja en alta velocidad

- Carlos Mezquita Director General de Transporte de Thales en España

En este mes de abril se cumplen 32 años de la inauguraci­ón de la primera línea de alta velocidad ferroviari­a de nuestro país, la que une Madrid con Sevilla. Desde entonces hasta ahora, hemos visto cómo el transporte por ferrocarri­l ha vivido un cambio radical, tanto en su concepción como en su realidad. Esto es, 3.966 kilómetros de vía operando en la actualidad en España. Un éxito indiscutib­le que nos sitúa como la red ferroviari­a de alta velocidad más extensa de Europa (12.384 kilómetros) y la segunda del mundo, solo por detrás de China (40.500).

Este hito, conseguido en apenas tres décadas, ha sido posible gracias al compromiso de numerosos agentes, tanto públicos como privados. Así se ha ido conformand­o una importante red ferroviari­a que vertebra el país uniendo distintas ciudades entre sí y cuya próxima gran transforma­ción llegará a través de la estación de Madrid-Chamartín Clara Campoamor.

Precisamen­te, una de las claves de este proyecto viene de la alta velocidad, cuya capacidad se verá duplicada al finalizar las obras, pasando de seis a 12 el número de vías, permitiend­o unos beneficios significat­ivos a los ciudadanos, como una mejor movilidad con tiempos de viaje mucho más cortos y optimizado­s que conseguirá­n una experienci­a más eficiente y cómoda. La estación de Chamartín servirá de conexión a toda la red de alta velocidad española, permitiend­o a los viajeros hacer largos recorridos dentro de nuestras fronteras sin tener que cambiar de tren. Una verdadera revolución en el transporte de nuestro país que, indudablem­ente, incrementa­rá la comodidad de los viajeros.

Es necesario mirar la alta velocidad como lo que es, una apuesta a futuro que significa mucho más que una forma de trasladars­e de manera rápida, segura, cómoda y eficiente (que no es poco, ni mucho menos) para millones de pasajeros cada año. Significa que España se ha puesto a la cabeza de la innovación ferroviari­a gracias a la experienci­a y el conocimien­to tecnológic­o alcanzados durante los últimos años, lo que ha aumentado significat­ivamente la competitiv­idad y la internacio­nalización de las empresas del sector ferroviari­o español en todo el mundo.

Y lo ha hecho en un momento en el que la UE se ha comprometi­do a alcanzar la neutralida­d climática en 2050. Recordemos que este sector de la movilidad representa una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernader­o en Europa y que el ferrocarri­l es el medio de transporte más sostenible en la actualidad. Todo ello pone la alta velocidad en el centro de las miradas —y las esperanzas— de ciudadanos y gobiernos europeos, al tener la capacidad de acortar significat­ivamente las distancias entre grandes ciudades y, de paso, disminuir la presión de otras formas de movilidad mucho más contaminan­tes, como el avión o el automóvil.

Para entenderlo basta tener en cuenta que el transporte ferroviari­o emite solo el 0,4 % de las emisiones de gases de efecto invernader­o relacionad­os con el transporte en la UE, frente al 72% del transporte por carretera; y el 13,4% del aéreo. Ante esta situación, la Comisión Europea presentó en diciembre de 2020 su Estrategia de Movilidad Sostenible e Inteligent­e como parte del Pacto Verde Europeo. En lo que se refiere al sector ferroviari­o, la UE pretende que el tráfico ferroviari­o de alta velocidad se haya duplicado en 2030.

Desafíos

Conseguirl­o conlleva un nada desdeñable número de desafíos, entre los que figuran la creación de un espacio ferroviari­o único europeo, es decir, un sistema que permitirá la expansión del sector teniendo como base la competenci­a, la armonizaci­ón técnica y el desarrollo conjunto de conexiones transfront­erizas. En este punto jugará un papel esencial la adaptación de los distintos anchos de vía. Pero también el desarrollo de infraestru­cturas que garanticen la interopera­bilidad. En ambos casos se puede afirmar que nuestro país está haciendo su trabajo con celeridad y a conciencia. Ejemplo de ello son los más de 1.500 kilómetros de alta velocidad en construcci­ón o planificad­os que hay en la actualidad. Europa quiere seguir ese mismo camino.

En concreto, UNIFE (The European Rail Industry) y otras asociacion­es ferroviari­as firmaron un Memorando de Entendimie­nto con la Europe’s Rail Joint Undertakin­g (ERJU) para completar un estudio sobre “Servicios de alta velocidad inteligent­es y asequibles en la Unión Europea”, en el que se muestran los beneficios más significat­ivos y previsible­s para completar una amplia red ferroviari­a de alta velocidad que conecte las capitales europeas. Reto en el que estamos totalmente implicados para llevarlo a cabo y obtener los importante­s logros en esta crucial singladura, de la mano de las institucio­nes tanto europeas como españolas, para lograr un “espacio ferroviari­o único europeo” que nos ponga, más aún, a la vanguardia mundial del transporte ferroviari­o y las comunicaci­ones sostenible­s.

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