La relación entre los resultados de la banca y del Banco de España
Los beneficios bancarios tuvieron un comportamiento muy favorable en España (y en Europa) en 2023. Para algunos analistas, el factor principal que explica dicho comportamiento es la alta remuneración de los depósitos que la banca española mantiene en el Banco de España por encima de las reservas que está obligada a mantener en la institución (ésta destinó 8.160 millones de euros el año pasado a remunerar esas reservas, frente a 530 millones un año antes). Este mayor gasto financiero ha eliminado los beneficios del Banco de España en 2023 (otros bancos centrales en Europa han registrado pérdidas). La conclusión para dichos autores es clara: la banca consigue unos beneficios extraordinarios a costa del banco central y de su accionista, el Tesoro.
También se ha dicho que la alta rentabilidad de estos depósitos provoca que la banca deje de prestar a familias y empresas, ya que es la alternativa más rentable y segura que tienen. Estos mismos autores abogan por una reducción de la remuneración de las reservas excedentarias, por un aumento de las reservas mínimas obligatorias de los bancos (no remuneradas) y una reducción del balance del Banco de España (vendiendo bonos de su cartera).
Analicemos en detalle estas valoraciones y propuestas (complementando el artículo publicado el pasado 22 de noviembre en EXPANSIÓN).
El tipo del 4 % se aplica a las reservas bancarias que exceden las mínimas obligatorias (éstas no están remuneradas). El volumen de esas reservas excedentarias dependerá más que del tipo de interés con el que se remuneran de otras variables como, por ejemplo, la demanda de crédito de familias y empresas (dependiente, a su vez, del ritmo de crecimiento económico y de los tipos de interés aplicables –relación inversa–) y la oferta de crédito bancario (que variará con la evolución de los tipos de interés aplicables –relación directa–, así como con la pérdida esperada de las operaciones crediticias y el nivel alcanzado de morosidad; que, a su vez, vendrán condicionados con la evolución macroeconómica del país). Esto quiere decir que las reservas bancarias excedentarias crecerán. Los bancos aumentarán su liquidez excedentaria cuando la demanda y la oferta de crédito se retraigan.
¿Por qué se ha retraído la oferta y demanda de crédito? Básicamente, es un resultado del endurecimiento de la política monetaria del Banco Central Europeo, a través de una subida muy fuerte de los tipos de interés (entre otros, el que retribuye esas reservas excedentarias), con el objetivo de controlar la inflación. El cambio de estrategia monetaria ha supuesto un menor crecimiento económico y un empeoramiento del riesgo de crédito de la banca. Esto quiere decir que los bancos tienen más reservas excedentarias como consecuencia del endurecimiento de la política monetaria y no porque busquen una mayor rentabilidad y seguridad depositando ese dinero en su banco central. Resumiendo, la alta rentabilidad de estos depósitos es una consecuencia de la política monetaria restrictiva desarrollada en los dos últimos años, que también provoca un retraimiento de la oferta y demanda de crédito. ¿Qué consecuencias tendría una rebaja de la remuneración de las reservas libres (el tipo de la facilidad de depósito)? Evidentemente, una reducción de ingresos para la banca, pero también se generarían incentivos perversos: si, como resultado de la menor retribución, se reducen esos depósitos en el banco central, ¿qué haría la banca con ese dinero? Si aumenta la inversión en deuda pública, podrían tener problemas con el Mecanismo Único de Supervisión, que está presionando para una reducción de esos saldos. Si aumenta el crédito al sector privado, en un escenario de empeoramiento del riesgo de crédito, podrían enfrentarse en el medio y largo plazo con un aumento de la morosidad. Asimismo, los efectos de esta medida podrían entrar en contradicción con el actual enfoque restrictivo de la política monetaria, que busca un enfriamiento de la economía (a través de un menor crédito bancario) como vía para la reducción de la inflación.
Si se redujera el tipo de la facilidad de depósito, ¿cómo se explicaría que se mantuvieran altos los tipos de interés de las operaciones de financiación del banco central a la banca? Supongamos que el tipo de la facilidad de depósito llegara a cero por razones ideológicas. En ese escenario, perderíamos un instrumento de política monetaria restrictiva (que supone subir los tipos para incentivar que la banca preste menos y coadyuve en el control de la inflación). Además, ¿qué racionalidad económica tendría que un banco acuda a la financiación del banco central y tenga que pagar un interés y, si tiene un excedente de liquidez y quiere depositarlo en el banco central, no perciba una remuneración por ello?
¿Qué efectos tendría un aumento de las reservas mínimas no remuneradas de los bancos –coeficiente de caja–? Además de una menor retribución para la banca, tendría unos efectos monetarios contractivos, justo lo contrario de lo que buscan estos autores al proponer desde hace meses reducciones por el BCE de los tipos de interés. Por otro lado, el coeficiente de caja como instrumento de política monetaria fue abandonado por los principales bancos centrales hace décadas.
Con la propuesta de reducción del balance del Banco de España (vendiendo bonos de su cartera), se materializarían las pérdidas latentes que ya hay en su balance, ya que los activos de sus carteras de política monetaria se valoran a coste amortizado; es decir, se registrarán pérdidas si se venden esos activos por debajo de su valor contable. El Eurosistema está llevando a cabo una reducción progresiva de su balance, pero a través de la no renovación de deuda a su vencimiento, lo que supone no materializar pérdidas de manera acelerada.
En consecuencia, los resultados de la banca y de los bancos centrales están influidos por las decisiones de política monetaria. Con una política ultraexpansiva, como la desarrollada en la Unión Bancaria entre 2009 y 2022, la reducción de los tipos, que llegaron a ser negativos (entre 2014 y 2022), y la posterior política de expansión cuantitativa (adquisición de activos financieros de todo tipo por los bancos centrales) provocó una reducción muy significativa de los márgenes bancarios, una menor rentabilidad y una cotización en mercado de los bancos muy por debajo de su valor en libros. En esos años la retribución de las reservas excedentarias llegó a valores negativos. Por su parte, esos años han sido positivos para la rentabilidad de los bancos centrales. La política monetaria obliga a las entidades de créditos y a los bancos centrales a estar a las duras y a las maduras.
Asimismo, esa etapa generó una gran liquidez en el mercado, que todavía hoy se mantiene. El exceso de liquidez de los bancos se plasma todavía hoy en unos valores muy altos de sus ratios de liquidez (ratio de cobertura de liquidez –corto plazo– y ratio de financiación estable neta –largo plazo–) y en una reducción de su ratio de préstamos sobre depósitos. El nuevo marco de política monetaria aprobado por el Consejo de Gobierno del BCE el pasado mes de marzo busca mantener excedentes de liquidez en el sistema y no introduce cambios significativos en sus instrumentos. Quizás reseñar la reducción de 50 a 15 puntos básicos del diferencial entre el tipo marginal de depósito y el de las operaciones principales de financiación.
Concluyendo, el BCE toma sus decisiones para cumplir con su objetivo básico de estabilidad de precios. En unos momentos, esas decisiones pueden perjudicar la rentabilidad de las entidades de crédito y de los bancos centrales y, en otros, pueden favorecerla. No veamos una mano negra en esas decisiones.
Profesor del Máster de Regulación Financiera de la Universidad de Navarra y consejero independiente de Unicaja