Albares alerta de que “partidos eurófobos pueden decidir sobre el destino de la UE”
El ministro de Asuntos Exteriores defiende que los comicios de junio son “los más importantes” desde la fundación de la UE, que con la ONU “se enfrenta ahora a su mayor reto en décadas”: los conflictos en Ucrania y Gaza.
JOSÉ MANUEL ALBARES Ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación
“Debemos unir autonomía estratégica con reindustrialización y competitividad europea”
“El pueblo israelí tiene derecho a la seguridad y el palestino a un estado en el que poder vivir en paz”
El mes que viene todos los ciudadanos de la Unión Europea elegirán a sus representantes en el Parlamento Europeo para el próximo lustro. Nunca desde la fundación de esta institución habían resultado tan decisivos los comicios europeos. Al menos, esa es la opinión del ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación español, José Manuel Albares, que las calificó como “las más importantes”, realizó ayer una defensa a ultranza de los valores europeos y advirtió de que todos ellos se podrían ver comprometidos en función de cómo se configure el Parlamento Europeo tras las comicios. “Hablamos de si partidos eurófobos, que no comparten los valores con los que hemos construido décadas de prosperidad, puedan decidir sobre el futuro de Europa y nuestro futuro. No se trata de un escaño más o menos, se trata del propio destino de la Unión Europea, porque hemos crecido hasta convertirnos en un modelo para el mundo”, afirmó Albares, durante su intervención en el V FORO INTERNACIONAL EXPANSIÓN. El ministro realizó esta advertencia habida cuenta de que “las encuestas indican que la extrema derecha crecerá y podría ser decisiva para la gobernabilidad”.
La defensa del proyecto europeo por parte del ministro de Asuntos Exteriores responde a su firme creencia de que son la multilateralidad y el consenso entre el mayor número de partes posible las principales herramientas para conseguir el progreso mundial. “Ante los grandes retos que tenemos por delante”, razonó, “no sirven las respuestas parciales, solo las colectivas. Nos lo demostró cómo reaccionamos los europeos ante la pandemia y sus consecuencias, ante el chantaje gasístico por parte de Rusia o ante el incremento de los precios del grano. Los europeos acertamos porque actuamos unidos”.
Eso sí, Albares considera que existen amenazas a estos consensos: a su juicio estas amenazas ya son palpables en el panorama político. Afirmó que en la actualidad “el lugar de la palabra lo ocupa el insulto y el lugar del acuerdo el enfrentamiento sin cuartel”, algo que solo tiene una consecuencia, y es que “el espacio público se estrecha y la democracia también. Tenemos que reivindicar que por más que haya fuerzas que se empeñen en lo contrario, nuestros rivales políticos pueden ser adversarios, pero nunca enemigos, si renunciamos a eso renunciaremos al diálogo”.
La reivindicación de la UE por parte del ministro también se ha extendido hasta la ONU. Organizaciones supranacionales que considera que son el pilar de la sociedad actual, hasta el punto de que conforman “el contrato social del siglo XXI, un compromiso con la paz social y la prosperidad”. Estas organizaciones, aseguró, “se enfrentan al mayor reto en décadas”, y no es el que tiene de puertas para dentro, con un nuevo parlamento que podría poner en cuestión sus propias políticas, sino uno de fuera. Es, en concreto, la evolución de los conflictos de Ucrania, a las puertas de la Unión Europea, y de Gaza.
Con respecto al primero, incidió en que el fin del conflicto no puede producirse de cualquier manera, al afirmar que el Gobierno y la sociedad española están “al lado del Gobierno ucraniano y lo vamos a estar hasta que esta guerra injusta termine con una paz justa. Una guerra injusta no puede terminar con una paz injusta”. Aseveró además que defender a Ucrania “es defender la paz y un orden mundial estable, pacífico, justo, donde las únicas armas son las de la razón, las de la negociación y las del acuerdo”.
Vinculó además los dos conflictos, el de Ucrania con el de Gaza, para asegurar que buscar dos desenlaces distintos a ambos supondría suponer un “doble rasero”, ya que son “esos valores”, los que defiende el Gobierno en el caso ucraniano, “los que nos llevan a decir que la espiral de violencia en Gaza tiene que terminar. Los principios son iguales para los niños ucranianos que para los gazatíes”. Albares manifestó que en este conflicto hay que ser proactivo y apoyar la solución de los dos estados: “El pueblo israelí, amigo del español, tiene derecho a la seguridad, y el palestino, también amigo del español, tiene derecho a un estado en el que vivir en paz y no estar condenado a ser por siempre un pueblo de refugiados. Llevamos una cadena muy pesada de décadas de sufrimiento. No hay asunto internacional más antiguo por resolver. Son ya tres cuatros de siglo de muertes y enfrentamiento”.
Los ecos de este conflicto retumban dentro de la casa común de la Unión Europea y han demostrado cuáles son sus flaquezas. A juicio del ministro, el estallido de diversos conflictos geopolíticos en los últimos años ha demostrado cuáles son las “debilidades” de una organización como le Unión Europea, siendo la más destacada la de la “dependencia en sectores esenciales”. Por eso insistió en la necesidad de asegurar “el suministro de materias primas y servicios esenciales”, para lo cual considera que el camino está claro: “Unir autonomía estratégica con reindustrialización y competitividad europea”.
El inquietante contexto geopolítico global sitúa a Europa en una posición complicada para compatibilizar las exigencias de sus aliados, los recelos de los nuevos actores emergentes y la competencia de potencias rivales, fundamentalmente China. Una reconfiguración multipolar que lejos de ser un fenómeno coyuntural ha ido adquiriendo carácter estructural y ha provocado una aceleración de las transiciones climática, demográfica y tecnológica. De ahí la urgencia de que los Estados europeos sean capaces de dar pasos hacia una mayor integración comunitaria como remedio a sus debilidades y también para poder seguir teniendo una voz fuerte en esa cambiante escena internacional. Lo cual pasa, entre otras obligaciones, por entender mejor las demandas de los países del Sur global, que reclaman cambiar la gobernanza multilateral. “Europa debe comprometerse más con el resto del mundo y entender cuáles son sus prioridades”, instó Josep Borrel, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, en la clausura del V FORO INTERNACIONAL EXPANSIÓN. Esa tarea otorga, a su criterio, una mayor trascendencia a las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 9 de junio, en las que se va a dilucidar si la Unión camina hacia una integración reforzada o se revierten buena parte de los avances consolidados en las últimas décadas.
La UE del futuro. En esta línea, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, consideró estos comicios como los más importantes desde los comienzos del proyecto comunitario a mediados del siglo pasado debido al riesgo sistémico de que los partidos eurófobos, que no comparten los valores en que se fundamenta la Unión, sean decisivos para la configuración del futuro de Europa. “Está en juego el propio destino de la UE”, avisó. El máximo responsable de la diplomacia española realizó una encendida defensa del multilateralismo y de las organizaciones supranacionales como la propia Unión para garantizar un orden internacional basado en reglas compartidas, así como para conseguir que los conflictos bélicos en Ucrania y Oriente Próximo se resuelvan mediante una paz justa para las poblaciones agredidas e impedir con ello que triunfe la ley del más fuerte.
El vínculo atlántico. Otro de los elementos determinantes del rumbo que siga el proyecto europeo es cuál será la relación con Estados Unidos en adelante, que algunas voces plantean revisar debido a las crecientes imposiciones de Washington en materia de comercio, defensa y diplomacia. Sin embargo, el expresidente del Gobierno José María Aznar defendió que “la Europa del futuro será atlántica o no será”.
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Estados Unidos en las elecciones de noviembre, aventuró que la política exterior del republicano para un segundo mandato sería menos agresiva de lo que proclama en campaña electoral porque terminará entendiendo que la OTAN es vital para preservar los valores compartidos por las naciones occidentales frente a quienes los atacan.
Recuperar competitividad. También Larry Fink, presidente y consejero delegado de BlackRock, se mostró preocupado por la falta de competitividad de la economía europea, y en concreto debido a su retraso en materia tecnológica frente a Estados Unidos y China. Por eso, el gran inversor instó a equilibrar el exceso regulatorio que aqueja al mercado comunitario, especialmente sobre los servicios financieros y el sector bancario, y que le resta capacidad innovadora. Ante este desafío crítico, la Unión Europea debe ser capaz de combinar el incuestionable imperativo de reindustrializar sus economías para disponer de autonomía estratégica en un contexto de asfixiante concentración vertical de los procesos productivos en las potencias dominantes de los distintos bloques geopolíticos con el mantenimiento de un grado de apertura económica adecuado que le permita continuar siendo un polo de libertades, prosperidad y cooperación.
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