NORMAN FOSTER Presidente de la Norman Foster Foundation
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donde citó Madrid como ejemplo, y “a desalentar las extendidas, aquellas urbes que se extienden, que se comen el entorno rural y en la que se depende del coche”. En relación con esto último, el británico aseveró que “no hay que pensar en construir carreteras, sino en mejorar el transporte público y la calidad de vida de los peatones. Y hacer que los vecindarios sean más fáciles para los peatones está vinculado inevitablemente al uso de la bicicleta”, del que se declaró un asiduo. De hecho, citó varios lugares donde la irrupción de la bicicleta había supuesto una auténtica transformación para la ciudad, como es el caso de las urbes de San Francisco o París.
En cuanto a los coches, Foster recordó que la tendencia va “hacia el coche autónomo” y que “vemos cambios en la actitud de las nuevas generaciones que están menos interesadas en la propiedad de un vehículo y más en compartir los viajes”. También abordó el asunto de la electrificación: “Debería perseguir los hechos más que las modas y deberíamos cuestionar muchas de las iniciativas alentadas por los gobiernos en términos de electrificación”.
Industria junto a las casas
Durante su ponencia, el presidente de la Norman Foster Foundation advirtió de que “si queremos mejorar nuestras ciudades y reducir su huella de carbono, necesitamos analizar las estrategias de zonificación. Por ejemplo, la industria era antes una actividad sucia y por eso se trasladó a las afueras, pero hoy gran parte es limpia y puede convivir con oficinas y viviendas, así que podríamos alentar esa cercanía. Hay que fomentar la integración de distintas actividades que hasta ahora no concebimos juntas”. El arquitecto dio otras idea: “Con menos coches necesitaremos menos aparcamiento de varias plantas y estos se podrían convertir en granjas urbanas; o por qué no transformar espacios como gimnasios o cafeterías de las sedes de las empresas en lugares abiertos al vecindario y viceversa”.
Y, por último, no quiso obviar el problema de la vivienda: “Los gobiernos deberían abordar la cuestión de una vivienda asequible”. En definitiva, tomar medidas “y eso implica el liderazgo de gobiernos, instituciones y empresas”, concluyó.