El BCE no pondrá trabas a la opa hostil de BBVA
La autoridad será flexible con las exigencias porque entiende que en operaciones no acordadas puede faltar cierta información supervisora.
El Banco Central Europeo (BCE) observa con atención los últimos acontecimientos en el sector bancario español. Como supervisor único de la región, la compra planteada por BBVA sobre Sabadell deberá contar con su luz verde, y en Fráncfort aguardan el momento para valorarla con detenimiento.
El hecho de que el proyecto de fusión haya descarrilado y se haya convertido en una opa hostil no cambia la hoja de ruta del banco central. Así se recoge en la Guía sobre el enfoque supervisor hacia la consolidación en el sector bancario, un documento en el que el BCE explica sus posicionamientos y requerimientos ante las operaciones corporativas.
En esta publicación, la autoridad que preside Claudia Buch detalla las exigencias supervisoras que deben cumplir las entidades a la hora de presentarle una operación corporativa para su aprobación, como el plan de integración y de negocio de la entidad resultante. Además, hace una mención expresa a la posible naturaleza hostil, tan poco común en España.
“El nivel de detalle esperado en el plan de integración tendrá en cuenta la naturaleza de la transacción reconociendo en particular que, en opas hostiles, el banco comprador tiene información limitada sobre la entidad objetivo”, señala el BCE, que indica que “en este sentido, el supervisor no deberá oponerse a la compra propuesta sólo por el hecho de que falte cierta información requerida, siempre y cuando esa ausencia se justifique por la naturaleza de la transacción y siempre que la información proporcionada se antoje suficiente como para entender el resultado probable de la compra”.
BBVA, por lo tanto, no incurrirá en problemas con el supervisor si su operación prospera por el hecho de no tener acceso en detalle a las cuentas de Sabadell. Se entiende que ambos bancos de la zona euro son lo suficientemente conocidos como para que la entidad que preside Carlos Torres pueda hacer una aproximación de mínimos a lo que sería la entidad resultante con la que satisfacer las necesidades del BCE en ese ámbito. A su favor también juega el hecho de que esta es la segunda vez que se le plantearía esta integración al supervisor, si bien el escenario ha cambiado enormemente desde entonces para ambas entidades.
En ese sentido, el supervisor haría uso de una flexibilidad especial para entender las circunstancias en las que se desarrollan la transacción y, dentro de los necesarios chequeos, no ser tan estricto en sus requerimientos informativos hasta que se goce de una mayor visibilidad.
Neutralidad
Pese a que en cuestiones como la credibilidad de un modelo de negocio, los riesgos asumidos o la gobernanza el BCE puede llegar a ser muy intrusivo y presionar a las entidades bancarias a moverse en la dirección deseada, el supervisor se declara absolutamente neutral en lo relacionado con las operaciones corporativas. y la credibilidad de la entidad compradora son relevantes para la decisión, pero al tratarse de dos entidades que ya se encuentran bajo supervisión directa del BCE y con una larga trayectoria en el sector, no se espera que surjan ese tipo de impedimentos.
Solvencia
El BCE, eso sí, querrá certificar en todo momento que la entidad resultante será completamente sólida en términos de solvencia y modelo de negocio. Pese a que una gran parte de la conversación de diferentes autoridades se ha centrado en cuestiones como la concentración bancaria y la competencia, el mandato del supervisor se centra en cuestiones prudenciales como el modelo de negocio, los niveles de capital y de liquidez y la gobernanza.
“El BCE analiza el plan de negocio, las proyecciones de ese plan y su credibilidad (incluido el riesgo de ejecución y la comparación con pares) y evalúa si la entidad resultante puede garantizar el cumplimiento continuo de todos los requisitos y colchones”, detalla al respecto la autoridad.