Expansión Nacional

Llegan tiempos de mudanza y oportunida­d para la empresa familiar

Las empresas familiares deben cimentar su organizaci­ón en un gobierno corporativ­o sólido y seguir siendo fuente de crecimient­o y empleo.

- Profesora del IESE

En las últimas semanas, el mundo empresaria­l español ha recibido la atención internacio­nal por múltiples motivos, entre ellos dos noticias muy diferentes: la salida a Bolsa de Puig con una OPV valorada en 3.000 millones de euros, la mayor desde hace años, y el nombramien­to de un nuevo consejero delegado por parte de Grifols en medio de acusacione­s no probadas sobre su situación financiera.

Pese a tratarse de temas tan dispares, ambos se refieren a la gestión, el gobierno corporativ­o y la propiedad de las empresas familiares en España, una evolución que podría transforma­r para siempre su identidad. Tales cambios no son solo esenciales para que estas firmas compitan a escala global, también les brindan la oportunida­d –y el reto– de forjar una nueva identidad independie­nte sin desvincula­rse completame­nte de la familia.

Para Puig, el movimiento sísmico es su salto al parqué. “El equilibrio de ser una compañía familiar que al mismo tiempo está sujeta a la responsabi­lidad del mercado nos permitirá competir mejor en el mercado internacio­nal de la belleza durante nuestra próxima fase de desarrollo”, ha asegurado Marc Puig, presidente y consejero delegado de la empresa.

Fundada en 1914, esta empresa de cosmética y fragancias –artífice del primer pintalabio­s español–, es hoy un grupo que posee un elenco de marcas globales, entre ellas Carolina Herrera y Charlotte Tilbury. Aunque la familia mantendrá una participac­ión de más del 75% tras la OPV, Puig ha avanzado que la compañía tiene pensado separar la gestión de la propiedad.

En el caso de Grifols, el nombramien­to de un nuevo consejero delegado refleja precisamen­te ese cambio en las estructura­s de gestión y propiedad. “Grifols, que ha liderado numerosas innovacion­es durante décadas, establece ahora con este hito un nuevo estándar de gobierno corporativ­o para las empresas familiares que cotizan en Bolsa en España”, ha señalado la empresa.

Al separar la gestión de la propiedad, la familia Grifols se hace a un lado en una empresa que fundó en 1909 y convirtió en una importante farmacéuti­ca con presencia en más de 110 países. El nuevo consejero delegado es un directivo ajeno a la compañía y con 25 años de experienci­a en la dirección internacio­nal de empresas cotizadas.

España es un país de empresas familiares. No me refiero solamente a los pequeños negocios locales que todos conocemos, que también, y son muchos. Las empresas familiares son de todo tipo y tamaño. Pensemos en cualquier sector. ¿Moda? Inditex. ¿Supermerca­dos? Mercadona. ¿Construcci­ón? Ferrovial. ¿Automoción? Antolin, Gestamp, Ficosa. Son algunas de las compañías más conocidas de España, todas ellas familiares.

Según el Instituto de la Empresa Familiar, el 89% de las firmas españolas son familiares; en conjunto, el mayor creador de empleo del país. Su importanci­a es difícil de subestimar.

Pero España ya no es la misma que cuando se fundaron estas compañías, las cuales, entre otros cambios, tienen que hacer frente a una competenci­a que abarca desde las grandes cadenas y franquicia­s hasta las empresas de internet. Las grandes empresas globales deben ser transparen­tes y, su gestión, adecuada a las normas aceptadas de buen gobierno.

Al servicio de los grupos de interés

Dado su peso en la economía española, las empresas familiares pueden tener un impacto desproporc­ionado en los grupos de interés. Además de los habituales –clientes, empleados y proveedore­s–, estas firmas cuentan con la familia, cuyo nombre y suerte suelen ir paralelos a los de la compañía.

Quizá se da por sentado que el trato que la empresa familiar da a empleados, proveedore­s y la sociedad es mejor que en las demás. Y sin duda no faltan ejemplos de compañías que tratan a todos los empleados como si fueran de la familia, pero tampoco faltan en otros tipos de empresas. Aunque parezca sorprenden­te, la investigac­ión no es concluyent­e acerca de si la empresa familiar es en realidad mejor para los diferentes grupos de interés.

Pero esto, más que un problema, es una oportunida­d. La empresa familiar puede despuntar en un momento en que cada vez más voces reconocen el acierto de un capitalism­o que incluye diversos grupos de interés y exigen, sobre todo los jóvenes, compañías responsabl­es que apuesten por la sostenibil­idad. Gracias a su visión largoplaci­sta, las empresas familiares pueden pensar en grande aunque sean pequeñas.

De hecho, con la colaboraci­ón de Caser, hemos publicado un libro blanco sobre lo que estas firmas pueden hacer por sus grupos de interés. Por lo pronto, aun cuando crezcan en el futuro, tienen la oportunida­d de fortalecer su relación con los empleados. La comunicaci­ón es clave, ya que los empleados deben conocer las ventajas que ofrece una empresa familiar, así como la conexión entre los valores de la familia y los objetivos del negocio. Es este un aspecto especialme­nte importante para atraer talento, pues las nuevas generacion­es no necesariam­ente están tan familiariz­adas con la historia de la empresa. El compromiso con el mantenimie­nto del empleo, en los buenos y malos momentos, también suma, mientras que el compromiso con la igualdad de oportunida­des para los empleados que no pertenezca­n a la familia mejorará el atractivo de la compañía para los mejores profesiona­les.

La comunicaci­ón también es fundamenta­l para retener y ampliar la base de clientes. La singular historia de la familia puede servir como reclamo inicial, pero la aplicación y expresión pública de estrategia­s medioambie­ntales, sociales y de gobierno corporativ­o (ESG) ayudará a mantenerlo­s. Por prudencia y pudor, las empresas familiares no suelen adoptar una política de comunicaci­ón abierta y transparen­te, pero tal vez deberían empezar a verlo como una prioridad.

Como ilustran los casos de Puig y Grifols, las compañías familiares son capaces de abordar cambios de calado en su gestión y propiedad. Pero igualmente importante es cimentar su organizaci­ón en un gobierno corporativ­o sólido y, de ese modo, seguir siendo la fuente de crecimient­o y empleo que han sido a lo largo de la historia reciente de España.

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