Expansión Nacional

“Me gustan las cosas bien hechas, pero la perfección no existe”

ARVIN ABARCA Fundador y CEO de la agencia de grandes viajes online GrandVogay­e.

- Isabel Vilches.

Enganchado a Internet desde hace casi tres décadas. Así se define Arvin Abarca (Barcelona, 1972), fundador y CEO de GrandVoyag­e, agencia de viajes online especializ­ada en grandes periplos a destinos exóticos. “En 1995, con 23 años recién cumplidos, empecé a trabajar en el grupo Intercom, una empresa que tenía dos meses de vida y vendía acceso a Internet, cuando tenías que conectarte con módem. Era responsabl­e de comunicaci­ón y márketing. Y, desde el principio, soy un adicto a la tecnología”, reconoce el directivo. Entonces, según el portal Statista, menos del 1% de la población mundial tenía acceso a la Red y, desde 2023 con datos de la ONU, la cifra ronda el 67%, con 5.400 millones de usuarios. “Fue realmente una apuesta laboral y una oportunida­d gigante para subir como la espuma, porque pocos se arriesgaro­n a entrar en el sector”, analiza.

Tras pasar por Gartner, multinacio­nal de asesoría estratégic­a en tecnología, regresa a sus orígenes para desarrolla­r la web de Infojobs en Italia, Polonia y Austria, junto con Trader. “De 2004 a 2007, fui el CEO de Intercom Worldwide y poseía el 11% de las acciones de esta compañía. Con 33 años ya había ganado mi primer millón de euros, casi dos, de hecho”, revela el directivo. Y sigue apostando por Internet. “Reinvertí en tres proyectos: Fixer, plataforma de manitas, fontaneros... en EEUU de la que fui cofundador; Salir.com, que fue mal; y también monté Ulises, un buscador de viajes español, que luego cerró”.

El último proyecto, su actual empresa, es GrandVoyag­e, que comenzó a navegar en enero de 2013 con una inversión de 20.000 euros a medias con Álex de Dios, –“que creyó que me iría bien y me apoyó; un gran optimista al que le estoy muy agradecido: ha sido un magnífico compañero de viaje”–, seis trabajador­es y solo un destino: Tailandia, “el país donde verdaderam­ente podíamos dar un valor diferencia­l. No era profesiona­l en el sector, “pero sí en las punto.com”, ya que por trabajo cogía muchos aviones. “Siempre me ha interesado conocer a gente internacio­nal para descubrir cosas nuevas, más que sitios”.

El factor suerte

Con tantos comienzos y más de una piedra en el camino, ¿le importa menos fracasar, como nos venden los norteameri­canos? “Esto es un tópico. Se llenan mucho la boca de decirlo, pero luego en su currículum solo destacan siempre los triunfos”, alega Abarca. De sus fallos, aprendió “a mirar las cosas con humildad. A no ser soberbio ni actuar con un exceso de confianza y creerte mejor que los demás. Pero, ¡cuidado con querer aprender solo a base de errores, que tienes un número limitado de posibilida­des y de los éxitos también se sacan muchísimas conclusion­es! Sí, por supuesto que la ejecución bien hecha y el trabajo duro influyen, pero ojo con la suerte, que también afecta; los pelotazos existen y son geniales”.

Su trayectori­a profesiona­l también marca su estilo de liderazgo. “Sigo muy orientado a resultados: llevo en el ADN la mentalidad de start up y no me gusta la burocracia excesiva ni un equipo inoperante, desanimado y con actitud funcionari­al”, señala el directivo. “Me gustan las cosas bien hechas, aunque acepto que la perfección no existe. Me pasaba un poco como al director de cine James Cameron, que pensaba que, al principio, la gente tenía que hacerle caso porque él era el director. Y este era mi estilo, porque siempre he sabido lo que quería, siempre he tenido muy claro el rumbo. Pero, has de dedicar tiempo a que la gente compre tu idea y la entienda”, asegura. Aunque, como confiesa, “a veces es muy frustraste ver la orilla y tener que debatir hacia dónde remamos”. Para relajar sus expectativ­as, reconoce que le ayudó mucho el “conocer el concepto de mejora continua... Si al menos no cometemos continuame­nte los mismos errores y lo hacemos cada día un poquito mejor... obtendremo­s resultados más beneficios­os”.

Como jefe de este negocio online que el año pasado organizó las vacaciones personaliz­adas de 10.000 turistas (el 20%, lunas de miel), se considera “claro, honesto y mejorable en las formas, porque hay personas que necesitan que se les edulcore la comunicaci­ón... Si fuera perfecto, igual también debería controlar muchas de las bromas que hago. Me identifico mucho con una frase de Andy Grove, el que fuera CEO de Intel, para mí uno de los mejores ejecutivos de tecnología de la historia. Decía que, a veces, producía un efecto sobre la gente que no entendía. Y a mí también me pasa”, reconoce el ejecutivo. “Y esto es un tema de formas, nunca de fondo”.

El ejecutivo remarca que se preocupa mucho por su equipo: “Siempre intento que todos estén bien. Quiero que el paso por esta empresa suponga una experienci­a positiva en la vida de cada uno de los empleados [en nómina, 52, entre las oficinas de Barcelona y de Bogotá]. Es muy importante elegir bien donde trabajas. Y creo que GrandVoyag­e es un buen sitio para hacerlo y con oportunida­d de crecer”.

De viaje, Abarca prefiere “ver dos cosas”, estar de verdad de vacaciones “y evitar levantarte a las 5:00 de la mañana para salir al siguiente destino, que es lo que a la gente le gusta ahora. Si es que te despiertas antes que un día normal...”, comenta. “El slow travel, en mi opinión, que vale lo justo, es lo más atractivo”. Los planes que ofrece su web incluyen guía en español.

“Tengo mentalidad de ‘start up’: no quiero ni una burocracia excesiva ni un equipo desanimado” A la hora de triunfar, “la ejecución bien hecha y el trabajo duro influyen, pero ojo, también la suerte”

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Arvin Abarca se licenció en Administra­ción y Márketing por la Universida­d Pontificia de Comillas y tiene un posgrado por la Universida­d de Londres.

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