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Tibieza de la UE con la reforma eléctrica
La Comisión Europea tiene listas sus propuestas para la reunión de urgencia que los ministros de Energía de la UE celebrarán el 9 de septiembre para consensuar un plan de choque contra la escalada de los costes de la luz y del gas. Teniendo en cuenta la incertidumbre en el mercado por las actuales tensiones geopolíticas y la guerra en Ucrania, la Comisión espera que los precios energéticos sigan siendo elevados durante el resto de 2022 y hasta 2024-2025, aunque en menor medida, y alerta de que otra interrupción del suministro de gas ruso a la UE podría dar lugar a una nueva subida de los precios del gas. La Comisión presenta una serie de medidas mitigadoras, pero descarta que los precios de energía vuelvan a los niveles anteriores a la crisis y añade además el jarro de agua fría de que no existe ningún tipo de intervención en el sistema que pueda tener ese efecto a corto plazo. El documento de trabajo analiza hasta ocho medidas para abordar una reforma del mercado eléctrico, pero se decanta por tres: incentivos de ahorro eléctrico, tal como ha ocurrido en el gas; intervención de precios en casos muy concretos, y topar precios en las centrales nucleares y renovables. La combinación de estos tres componentes, según la Comisión, permitiría reducir precios por la caída de la demanda, y los ingresos del tope inframarginal permitirían financiar las intervenciones dirigidas al consumidor. Este esquema tendría un gran defecto: los criterios de ayuda al consumidor, sobre todo en países como España, donde la asignación de los fondos Next Generation ha sido opaca, dado que parecen depender de una asignación arbitraria del Gobierno más que de un procedimiento transparente y objetivable, con especial impacto en las pymes. La gravedad y urgencia del problema aconsejaría medidas más contundentes.
Por ejemplo, Goldman Sachs considera que una posible receta para afrontar la crisis podría ser el modelo de déficit de tarifa que utilizó España durante años. tiene un historial complejo, con varias situaciones de concurso previas. Desde 2021 su mayor accionista es José Elías, fundador de Audax Renovables, cuya participación accionarial es del 28,5%. Cuando entró en el capital, Elías valoró que Ezentis tenía “una oportunidad sin precedentes para contribuir a la transformación de la sociedad en base a la implantación de las energías renovables y el 5G”. Pero la realidad son pérdidas de 144 millones y recursos propios negativos de 163 millones en 2021, deuda neta de 157 millones a marzo de este año y un pasivo de 257 millones a junio. En el último año Ezentis ha intentado y abortado una fusión con Audax, propiedad de su principal accionista, y ha fracasado en la venta de sus negocios en Chile, México y Perú, abocados a la liquidación. Ahora, la clave para la supervivencia del grupo es que la banca esté dispuesta a aportar liquidez para llevar a buen fin la ejecución de la cartera, que a marzo sumaba 357 millones, pero las perspectivas de Ezentis, una vez más, son sombrías.