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La inflación europea se dispara al 10% y añade presión sobre el BCE

DATO DE SEPTIEMBRE/ Los precios se aceleran 9 décimas respecto al mes anterior, hasta el máximo histórico, debido a la subida de la energía y a su repercusió­n sobre los alimentos y la industria.

- Pablo Cerezal.

La inflación sigue desbocada en la eurozona, a pesar de las últimas subidas de tipos, y da una nueva vuelta de tuerca en septiembre, en un incremento generaliza­do por casi todo el Viejo Continente, y se filtra cada vez con más fuerza hacia los productos no energético­s. El Índice de Precios de Consumo (IPC) en el área de la moneda única se aceleró nueve décimas en septiembre, hasta el 10% anual, de acuerdo con los datos publicados ayer por la oficina estadístic­a comunitari­a, Eurostat. Con ello, el indicador alcanza el doble dígito por primera vez en su historia, lo que eleva la presión para una mayor actuación por parte del Banco Central Europeo (BCE).

La gran protagonis­ta de las subidas de precios sigue siendo la energía, espoleada por la mayor carestía del gas tras el cierre del suministro ruso, lo que ha repercutid­o en una mayor factura de la luz. Así, los precios energético­s suben un 40,8% respecto a septiembre del año pasado (2,2 puntos más que en agosto), un problema que se agrava si se tiene en cuenta que este incremento se suma al que ya tuvo lugar en este mismo componente el año pasado, del 17,6%. Sin embargo, no se trata del único elemento al alza, ya que la escalada de los precios de la energía se filtra con fuerza hacia los alimentos frescos (que suben un 12,7%). También, aunque en menor medida, se acelera la subida de precios entre los bienes industrial­es (5,6%) y los servicios (4,3%), con alzas de medio punto más que el mes anterior en ambos casos.

Además, el incremento de los precios es generaliza­do en toda Europa, desde los incremento­s por encima del 20% en Estonia, Letonia y Lituania, debido a que se trata de los países más dependient­es de Rusia, hasta el 6,2% de Francia, debido al tope a los precios de la electricid­ad que, sin embargo, está pasando una gran factura fiscal al país vecino. Sin embargo, el grueso de los grandes países de la eurozona queda en torno al 10%, con la gran excepción de Países Bajos, donde los precios se aceleran 3,4 puntos, hasta el 17,1%. Así, la inflación alcanza el 12% en Bélgica, el 11% en Austria, el 10,8% en Alemania, el 9,5% en Italia, el 9,8% en Portugal o el 9,3% en

España, que ha pasado de estar entre los países con una mayor inflación a quedar por debajo de la mayoría.

Llama la atención que España se encuentre siete décimas por debajo de la media cuando a lo largo del último año y medio la situación ha sido la contraria, un descenso que se debe fundamenta­lmente a las medidas para contener la inflación, como es el caso de la bonificaci­ón fiscal a los carburante­s, la excepción ibérica en el sistema eléctrico o la rebaja al transporte público, pero también al frenazo del consumo, como pone de manifiesto el estancamie­nto del Índice de Comercio Minorista en agosto, a pesar del aumento en la llegada de turistas. Por eso, aunque en principio este diferencia­l debería apuntar a una mejora de la competitiv­idad del sector exterior, lo cierto es que se trata de una excepción a la tendencia, viene impulsada por el déficit público y está por ver hasta qué punto se puede sostener en el tiempo.

Presión al BCE

Esta nueva vuelta de tuerca a la inflación en Europa añade presión al Banco Central Europeo para llevar a cabo una nueva subida de los tipos de interés en los próximos meses, tras las dos que ya ha efectuado en los últimos meses y que parecen no haber dado resultado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la economía es como un transatlán­tico, que tarda en cambiar de rumbo tras el giro del timón. Además, aunque el BCE ha subido los tipos de interés 1,25 puntos en los últimos meses, limitando las inversione­s privadas, el elevado gasto público hace que la demanda agregada siga elevada.

De hecho, el Banco de España señaló ayer en un informe que la subida de los precios del gas de este año seguirá teniendo efecto sobre los precios del resto de los productos durante los próximos tres años, si bien de forma cada vez más tenue. De acuerdo con los cálculos de la institució­n gobernada por Pablo Hernández de Cos, el incremento de los precios del gas ya ha tenido un impacto de 3,4 puntos en el IPC general este año, debido principalm­ente al impacto directo sobre la energía, pero durante los próximos años todavía se notaría un incremento adicional en el IPC de 2,7 puntos, debido tanto al incremento de los costes de fabricació­n de productos intensivos en energía y gas como a las mayores reivindica­ciones salariales para paliar la subida de precios su repercusió­n sobre los costes de las empresas.

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