Un verdejo que lleva un cuarto de siglo en barrica

Paciencia y artesanía. Estos son los ingredientes de una receta que imaginó Victoria Pariente cuando falleció su padre en el año 1997 y que hoy se presenta como una decisión innovadora. Pariente decidió guardar la última cosecha en la que había participado su padre en el lagar familiar y desde entonces cada año guardaba dos barricas con la intención de homenajear a él, pero también para comprobar la capacidad de guarda de la variedad verdejo, por la que Bodegas José Pariente lleva apostando desde sus inicios.

Hoy, son los hijos de Victoria, Martina e Ignacio Prieto Pariente, los que han tenido el enorme privilegio de poder embotellarlo, sacando a la luz una joya que ha permanecido 25 años reposando en madera vieja, un cuarto de siglo en la penumbra de una pequeña bodega rural que se ubica en Rueda.

Esta andadura, que ha servido, en palabras de la familia Pariente, “para llegar lejos y para retroceder; para aprender que el trabajo duro, la pasión, los aciertos y los tropiezos, también nos han llevado hasta aquí”, se lanza al mercado en una edición limitada de tan sólo quinientas unidades y en una botella oscura, tipo borgoña, con una etiqueta texturizada y una estética minimalista. ¿Su precio? 70 euros.

El empresario cultural Alejandro de Villota, en su espacio expositivo Galería Memoria (calle Piamonte, 19. Madrid), con obras de Lin Calle, ‘Sin título. 2022’, a la izquierda, y ‘El cacheo. 1973’ y ‘El ocio. 1970’ de Rafael Canogar.

Bodegas José Pariente embotella un vedejo que ha guardado 25 años en barrica.

En una edición limitada de 500 unidades, el vino es un experimento y un homenaje.