Expansión Pais Vasco - Sabado Int
Vodafone aprovecha la sed de los grandes fondos
INFRAESTRUCTURAS/ SIGUE EL APETITO DE LOS INVERSORES INTERNACIONALES POR ALGUNOS ACTIVOS DE TELECOMUNICACIONES Y ENERGÍA. PERO OTROS SECTORES PUEDEN SUFRIR.
Desde enero de 2021, los mercados han vivido un cambio radical de paradigma. Las expectativas entonces de un rápido rebote económico tras la pandemia del Covid, propulsado por los estímulos de los bancos centrales, ha dejado paso a un panorama de inflación, tipos de interés al alza, miedo a la recesión y valoraciones a la baja.
Pero hay activos a los que no parece afectar este nuevo entorno. A comienzos del año pasado, Telefónica vendió las torres de transmisión móvil de Telxius a American Tower por 7.700 millones de euros. La operación supuso valorar ese negocio a un múltiplo de oibda de 30 veces, según el grupo español; y de 25,4 veces el ebitda (beneficio bruto operativo), según el comprador.
Veinte meses después, Vodafone anunció esta semana un acuerdo para dar entrada en el capital de su filial de torres Vantage a los fondos KKR y Global Infrastructure Partners (GIP). La transacción valora esta compañía de mástiles, que salió a la Bolsa de Fráncfort en el verano de 2020, en casi 14.000 millones de euros, lo que implica un múltiplo de 26 veces ebitda.
Puede sorprender la resistencia de las valoraciones cuando, en el mismo periodo, las empresas cotizadas de ese mismo sector han sufrido descensos en Bolsa. En lo que va de año, la española Cellnex y American Tower pierden más del 20% de su capitalización. Según dijo Vodafone en una presentación ante analistas, el precio de su filial implica “una prima significativa sobre las compañías comparables y está en línea con transacciones precedentes”.
En el caso de Vantage, su valor se ha visto sostenido por la sed de operaciones de los grandes fondos de infraestructuras. Durante los últimos años, este tipo de vehículos recibió un aluvión de dinero desde inversores institucionales que buscaban la rentabilidad a largo plazo –y con escaso riesgo– que ya no ofrecían los bonos durante la etapa de tipos negativos o a cero.
Gestoras tradicionales de capital riesgo como KKR, EQT o Blackstone aprovecharon para lanzar productos dedicados a ese tipo de activos, sumándose a gestoras especializadas como la propia GIP o la española Asterion.
Sus objetivos, además de las torres y otras infraestructuras de telecomunicaciones, son las líneas de distribución de energía, las instalaciones de energía renovable, los aeropuertos y las concesiones de carreteras, entre otros activos.
En España, grupos como Telefónica, Red Eléctrica y
20 meses y una crisis después, las torres de Vodafone se valoran igual que las de Telefónica
Repsol han aprovechado ese apetito para vender participaciones a fondos en diversas filiales como Bluevia, Reintel y Low Carbon. En su último plan estratégico, Iberdrola contempla obtener 7.500 millones con las ventas de activos. Este año, por ejemplo, ha acordado dar entrada en el parque eólico offshore alemán Wikinger a Energy Infrastructure Partners (EIP), el mismo fondo que se ha incorporado a la filial de renovables de Repsol.
¿Puede persistir este interés inversor pese al aumento de los costes financieros y el temor a la recesión?
Los expertos señalan que el principal riesgo puede llegar para ciertos activos que en los últimos años fueron considerados como infraestructuras pese a estar más expuestos al ciclo. En España, por ejemplo, fondos de Ancala Partners y DIF han comprado este año, respectivamente, el operador de servicios aéreos de emergencia Inaer y la red de inspección de vehículos Itevelesa, cuya consideración como infra es al menos discutible.
En estos segmentos (que los banqueros llaman “infraestructura plus”) sí puede haber corrección de valoraciones y financiación más cara. Sin embargo, el apetito por redes de telecomunicaciones y energías renovables va a seguir, animado por su mayor resistencia a un frenazo económico y por estar subidos a las olas de digitalización y transición energética que quieren surfear los fondos.