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Suecia confirma el sabotaje en los gasoductos rusos
Tras hallar explosivos, la Fiscalía concluye que los cuatro escapes detectados fueron intencionados.
“Sabotaje grave” y “flagrante”. Así calificó ayer la Fiscalía de Suecia las cuatro fugas que en septiembre se detectaron en los dos gasoductos que unen Rusia y Alemania bajo el mar Báltico, el Nord Stream 1 y el Nord Stream 2. El hallazgo de “trazas de explosivos” es la principal conclusión de la primera fase de una investigación que va a continuar. El Ministerio Público está totalmente comprometido en poner nombres y apellidos a los responsables de estos hechos, para que acaben siendo procesados.
Ambas infraestructuras se han situado en el epicentro de la tensión geopolítica tras el inicio de la agresión rusa sobre Ucrania, el pasado 24 de febrero. Los dos ramales del Nord Stream I se pusieron en marcha entre 2011 y 2012, con el objetivo de garantizar el suministro a Alemania. Este gasoducto debía complementarse con el Nord Stream 2, cuyas obras se completaron el pasado año. Juntos, tienen capacidad para transportar 110.000 millones de metros cúbicos de gas al año, aproximadamente una cuarta parte de lo que consume toda la UE.
Dos días antes del inicio de la invasión, tras el reconocimiento por parte de Moscú de la independencia de las regiones separatistas prorrusas de Donetsk y Lugansk, el canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, suspendió la certificación del Nord Stream II. De esta forma, descartó la puesta en marcha de una controvertida infraestructura que, tras las explosiones, ha quedado inutilizada para siempre. Tras el estallido de la guerra, el Ejecutivo federal ha replanteado su histórico rechazo a la energía nuclear, posponiendo el cierre de sus últimas tres centrales, inicialmente previsto para finales de este año.
Aguas internacionales
Las explosiones tuvieron lugar en aguas internacionales, dos dentro de la zona económica de Suecia y otras dos en la de Dinamarca. Desde el minuto uno, la UE, Estados Unidos y Moscú las atribuyeron a un sabotaje, aunque los países occidentales y el Kremlin se acusaron mutuamente de haberlas perpetrado. Varios expertos consideraron que este ataque era un ejemplo de las nuevas tácticas de la denominada guerra híbrida.
La investigación preliminar sueca, liderada por el fiscal Mats Ljungqvist, todavía no responsabiliza a nadie de los hechos. Sin embargo, el
Ministerio Público está determinado en “mostrar si alguien puede ser procesado”.
Las explosiones coincidieron con el compromiso histórico por parte de los 27 de ir prescindiendo paulatinamente de los carburantes fósiles rusos. A partir del 5 de diciembre, cesarán las compras del petróleo que llega a la UE a través de oleoductos. Sin embargo, varios países como Hungría, Croacia y Bulgaria seguirán recibiendo crudo por otras vías.
Esta decisión forma parte de los ocho paquetes de sanciones que los países de la UE que, desde finales de febrero, buscan frenar la capacidad de financiar la guerra por parte de Rusia, país que en 2021 recibió un total de 88.000 millones de euros por la venta de crudo a los 27 y al Reino Unido.
Desde Lituania, su jefe del Estado, Gitanas Nauséda, exigió hace un mes un noveno paquete de sanciones, un objetivo que otros Ejecutivos, como el de Países Bajos, también defienden. Sin embargo, Hungría ya ha dicho que lo vetará.
Mientras tanto, la contienda ha dado un giro brusco en las últimas semanas, tras el éxito de la contraofensiva ucraniana, que se ha saldado con la retirada unilateral por parte de Rusia de una de sus principales conquistas, Jersón.
Las conclusiones llegan en plena división entre los 27 sobre nuevas sanciones a Moscú