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El FMI advierte de la incertidumbre por la política de ‘Covid cero’ en China
Pekín rechaza las críticas de Estados Unidos a sus políticas contra la pandemia mientras algunas ciudades experimentan con la reapertura.
Kristalina Georgieva, la directora gerente del FMI, advirtió ayer a los líderes y a los banqueros centrales de Asia que se preparen para una incertidumbre “excepcional”, debido a los perjuicios causados a la región por la política de Covid cero de China y por las presiones inflacionistas derivadas de la invasión rusa de Ucrania. Se prevé que China, la segunda mayor economía, crezca a su ritmo más lento en unas tres décadas, mientras Pekín trata de abandonar la política del presidente Xi Jinping de eliminar todos los casos de coronavirus. El sentimiento de los consumidores entre los 1.400 millones de habitantes del país se ha visto afectado por los incesantes confinamientos y las restricciones a los viajes, lo que ha agravado la grave desaceleración del sector inmobiliario y las consecuencias del aumento de la inflación mundial.
En su intervención en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático celebrada en Singapur, Georgieva afirmó que el panorama era “excepcionalmente incierto” y estaba “dominado por los riesgos”, entre ellos el de un ajuste financiero mundial.
“No sabemos cuánto tiempo durarán estos shocks, ni qué otros pueden venir, y por esta razón tenemos que reconstruir y preservar los colchones y estar preparados para utilizar todo el conjunto de herramientas políticas”, señaló. Aunque se espera que la inflación se sitúe en una media relativamente baja del 4% en Asia este año, Georgieva advirtió que las presiones inflacionistas están aumentando, y señaló los problemas derivados de la depreciación de la moneda frente al dólar.
“Las intervenciones en el mercado de divisas pueden utilizarse para contrarrestar las condiciones desordenadas del mercado y pueden estar justificadas cuando surgen fricciones en los mercados poco profundos de divisas y deuda”, añadió. En otro discurso pronunciado en el Foro Financiero Internacional de Guangzhou, Georgieva destacó la importancia “crucial” que tendría la forma en que Pekín calibrara su “estrategia frente al Covid” para mitigar el impacto económico.
Sugirió que una mayor acción a nivel del Gobierno central “salvaguardaría” la estabilidad financiera de China tras el “bienvenido” apoyo al sector inmobiliario. Georgieva también instó a prestar respaldo fiscal a los hogares vulnerables y a reforzar las redes de seguridad social para impulsar el consumo.
Sin embargo, advirtió que “dividir el mundo en bloques que dejen de comerciar entre sí seguramente restará billones” al producto interior bruto mundial, lanzando con ello una crítica a la creciente división entre China y Occidente.
Georgieva se ha sumado a un creciente coro internacional de muestras de preocupación por la política de China en relación a la pandemia. Funcionarios estadounidenses predicen que Pekín será incapaz de controlar la enfermedad a largo plazo sin las vacunas occidentales.
Las declaraciones de la directora del FMI llegan en un momento crítico para Xi y el Partido Comunista en el poder, después de que China se viera sacudida por las protestas del fin de semana contra los esfuerzos del Gobierno para controlar los casos récord de Covid-19 y contra la censura. Sin embargo, en los últimos días han surgido señales esperanzadoras de que Pekín está cambiando su estrategia frente a la pandemia. En algunas ciudades se han levantado parcialmente las fuertes restricciones. Las autoridades sanitarias del Gobierno central se han comprometido a aumentar las tasas de vacunación entre los mayores, y hay señales de que los propagandistas del estado están tratando de aliviar la preocupación por los peligros del virus.
En Guangzhou, el núcleo comercial del sur de China, los restaurantes han reabierto sus puertas a los comensales y los compradores están volviendo a los centros comerciales tras un brutal confinamiento de semanas. Hay informaciones de que las escuelas reabrirán pronto.
Tres funcionarios del Gobierno de Guangdong declararon a que Pekín había permitido a la provincia aplicar políticas de reapertura con mayor poder de decisión. “Es cierto. Es algo que está ocurriendo ya en Guangzhou [la capital provincial]”, aseguró un alto funcionario de sanidad. “Llevamos meses solicitando el levantamiento de los controles por el Covid, con todo tipo de detalles, y ahora por fin tenemos la aprobación de Pekín”.
El transporte público y otros edificios ya no exigen un test del Covid negativo reciente para el acceso. La mayoría de los centros de pruebas del Covid de la ciudad se han desmantelado rápidamente, obligando a los residentes que aún quieren hacerse un test a esperar largas colas en los hospitales y a pagarlo de su bolsillo.
Guangzhou también ha eximido de hacer una cuarentena centralizada a algunos contactos cercanos que cumplan ciertos requisitos. Se les permitirá quedarse en casa si viven solos o tienen una habitación separada bien ventilada para mantener el aislamiento, según un aviso en la cuenta oficial de WeChat de la ciudad. “Es como dijo el expresidente Trump: si no se hacen test, no hay Covid”, señaló Liu Song, un comerciante de la ciudad.
“Guangzhou ha relajado mucho las condiciones, pero todavía sigue sin ser como el resto del mundo”, añadió Liu. A pesar de los signos de relajación, Ashish Jha, que dirige la respuesta al coronavirus en EEUU, afirmó en una conferencia de FT que Pekín no podría controlar la propagación del Covid-19 a menos que importara las vacunas fabricadas en el extranjero, que son más eficaces que las fabricadas en China.
Anteriormente, China había contraatacado después de que el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, hiciera comentarios críticos con la política de Covid cero y de que la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, hiciera observaciones sobre las repercusiones económicas negativas a nivel mundial de la respuesta de Pekín a la pandemia.
El panorama es “excepcionalmente incierto” y está “dominado por los riesgos”, afirma