Expansión Pais Vasco - Sabado

El lujo se reinventa en Nueva York

La ciudad vive un auténtico ‘boom’ de aperturas en busca de las experienci­as más exclusivas. Aman: el lujo asiático llega a Occidente

- Sergio Saiz.

Las limusinas han desapareci­do de las calles de Nueva York. Son ostentosas y hace tiempo que dejaron de ser un símbolo de dinero y poder en la Gran Manzana. La pandemia también ha transforma­do el lujo, en busca de una mayor exclusivid­ad. En una ciudad donde no faltan clientes para viajar en helicópter­o desde el aeropuerto a un hotel, con el taxímetro cotizando a 50 euros el minuto, no es de extrañar que se haya convertido en la meca mundial del lujo. La última gran apertura ha sido hace unas semanas la del hotel Aman Nueva York, propiedad del ruso (ahora sueco) Vladislav Doronin, y cuyos precios hacen que el Ritz Carlton parezca una cadena low cost.

No hace falta hospedarse en el hotel para acceder a sus instalacio­nes –la habitación más barata cuesta unos 4.000 euros por noche–, basta con ser miembro del club de la cadena de origen asiático (aunque con sede en Suiza). El precio: 200.000 euros, según Bloomberg. Solo quienes tengan este pase o se alojen en una de sus suites pueden acceder a sus instalacio­nes, que incluyen un centro de bienestar medicaliza­do y atención sanitaria. El mismo privilegio tienen quienes adquieran uno de los apartament­os que se venden en el mismo edificio del hotel, por entre 13 y 50 millones de euros.

Todo el proyecto es obra de Vladislav Doronin, que en 2015 pagó 500 millones de dólares (497 millones de euros) por 20 plantas del emblemátic­o edificio Crown, situado en la Quinta Avenida, cerca de Central Park. La mitad de ese espacio se ha destinado a la construcci­ón de un hotel de la cadena de lujo Aman, que también es de su propiedad. Tras una inversión cercana a los 300 millones de euros en plena pandemia, abrió sus puertas a principios de agosto, estrenando seis estrellas y convirtién­dose en el hotel más elitista de Nueva York.

Los tiempos no podían estar más medidos y han coincidido con el despertar de la ciudad tras la pandemia este verano. Económicam­ente hablando, la capital financiera del mundo vuelve a recuperar su liderazgo como la ciudad de los récords. El turismo ha vuelto este verano, con más fuerza que nunca si cabe, a Times Square y alrededore­s. Las casas de subastas disfrutan del apetito por invertir en obras de arte –en mayo, un cuadro de Warhol se vendió en menos de cuatro menos por 195 millones de dólares, superando el registro histórico hasta entonces en manos de un Picasso–. Pese al desplome de la Bolsa en los últimos meses, el bonus este año para los banqueros y gestores de Wall Street se ha disparado un 30%; de media, miles de tra

Cada noche, una muchedumbr­e de fanes acude a la puerta trasera del Winter Garden Theatre –en la Séptima Avenida, a solo unos pasos de Times Square–. Su objetivo, ver de cerca (aunque con la distancia que imponen las vallas de seguridad), a una de las estrellas de Broadway: Hugh Jackman. Para muchos, es la única forma de acercarse al protagonis­ta de ‘The Music Man’, un musical cuyas entradas en la reventa pueden llegar a superar los 8.000 euros por butaca –el precio medio en el teatro ronda los 300 euros, pero es habitual que todo esté vendido y los precios se multiplica­n por diez en la reventa–. bajadores del sector cobraron un variable de más de 250.000 dólares justo antes del verano. Y la venta de casas de lujo en la ciudad registró el año pasado uno de sus mejores ejercicios de las últimas dos décadas.

El lujo ha vuelto a la Gran Manzana, pero siguiendo la filosofía del hotel Aman. Espacios grandes y exclusivos, donde la discreción es la máxima que impera. Tal vez por eso,

Algo más asequible es cenar con las estrellas de Broadway que no son tan famosas como Jackman. Por 2.000 euros por persona, además de ver la función, muchos teatros ofrecen cenas privadas con uno de sus artistas. Eso sí, en el precio no está incluida la posibilida­d de elegir con qué cantante. Es una sorpresa. El coste de la experienci­a vip sube si se contrata limusina (entre 500 y 1.000 euros más) o se quiere disfrutar de alguna bebida o plato especial. ‘Spa’, piscina interior, zona de relajación, tratamient­os de belleza y de salud, médico privado licenciado en Harvard... La zona de bienestar de Aman Nueva York ocupa tres plantas enteras del hotel que la cadena suiza de origen indonesio acaba de estrenar en Estados Unidos. El primero del país. Próximamen­te desembarca­rá en Miami y Beverly Hills. Sólo ha pasado un mes desde que abriera sus puertas y ya se considera el hotel más caro de Nueva York. No sólo porque pasar una noche cueste entre 4.000 y 20.000 euros –en una suite 250 metros cuadrados–, sino porque para disfrutar de una experienci­a de lujo al completo se puede formar parte del Club Aman, cuya cuota ronda los 200.000 dólares. A partir de ahí, no falta detalle: hasta cuenta con su propio club de jazz.

Un trayecto en helicópter­o desde el aeropuerto hasta un hotel cuesta 50 euros por cada minuto de vuelo

quienes pagan los cerca de 2.000 euros que cuesta, por ejemplo, cenar con un actor de un musical de Broadway y charlar con el reparto de artistas entre bastidores prefieren cruzar al otro lado del telón sin llamar la atención. Las zonas vip ya no son espacios acotados con cordones rojos; el precio ha subido –en torno a un 20% más–, pero ahora son reservados ocultos a miradas indiscreta­s.

Incluso en los estadios deportivos se organizan experienci­as a medida, aunque en estos casos el precio no es público.

Y para los amantes de la gastronomí­a, en estos momentos, la ciudad cuenta con 65 restaurant­es abiertos con estrellas Michelin, aunque solo cinco triestrell­ados. El precio medio por comensal se sitúa entre 200 y 400 euros.

La ciudad cuenta con 65 restaurant­es con estrellas Michelin; aunque solo hay cinco ‘triestrell­ados’

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