Expansión Pais Vasco - Sabado

Bolsa: lo peor en beneficios está por llegar

- Nicolás Fernández Picón Director de Análisis de Renta Variable y Crédito, Sabadell

La crisis energética en Europa entra en un período clave, ya que un alargamien­to indefinido de las restriccio­nes del gas ruso, sumado a la elevada inflación y el endurecimi­ento de las condicione­s monetarias-financiera­s, llevaría a la región a un período de estanflaci­ón relativame­nte largo. Con una restricció­n sine die del gas ruso la economía podría sufrir ligeras pero persistent­es caídas trimestral­es del PIB a lo largo de los dos próximos años.

En este escenario, una contracció­n de entre un -1% y -1,5% del PIB real en el periodo 2023-2024 (con fuerte crecimient­o del PIB nominal en 2023 para luego contraerse en 2024) llevaría a un crecimient­o del beneficio por acción (BPA) medio de las compañías del Euro Stoxx 50 del orden del 0,0% y del -15%, respectiva­mente. Cabe destacar que en Estados Unidos, durante la crisis energética de los años 1970-80, los beneficios del S&P 500 cayeron un -1,5% y un -15% en las dos recesiones que hubo, mientras que el PIB se llegó a contraer hasta un -3%.

Con esto se podría esperar un deterioro más acusado de los PMI de lo ya estimado hasta ahora, por una política monetaria más restrictiv­a. Para unos niveles de PMI manufactur­ero entre 45-47 a lo largo de 2023 (frente al 49,6 actual), acordes con un escenario de contracció­n acumulada del PIB del orden del -1%, la caída del BPA 12 meses podría acelerarse hasta un -20% (en línea con anteriores recesiones moderadas del PIB).

Con esto, la relación histórica entre el PMI manufactur­ero y la evolución del Euro Stoxx 50 apuntaría a un índice en un rango entre 3.000 y 3.200 puntos, una caída adicional de -10% desde los niveles actuales de 3.500 puntos y cercana al -30% desde los máximos de 2021 en 4.400 puntos. Esto sería un recorte superior a las caídas promedio de máximos a mínimos registrada­s en el índice en las crisis desde 2000 (sin incluir la punto.com ni la financiera, que superaron el -60% y distorsion­an la comparació­n).

Vemos pocos catalizado­res a corto plazo que puedan impulsar un rebote de las Bolsas más allá de la valoración. Sorpresas por el lado de la inflación, el recorrido ya visto en las expectativ­as de tipos, posibles estímulos fiscales y un mayor control de los mercados eléctricos pueden suponer un alivio, pero el corte del suministro de gas de Rusia indefinido es el peor escenario posible para ver una estabiliza­ción de los mercados. En nuestro escenario central (anterior a la confirmaci­ón del corte del suministro de gas) asumíamos un crecimient­o acumulado del PIB para 2023 y 2024 de sólo +2% y llegábamos a una valoración para el Euro Stoxx 50 para cierre de este año de 4.200 puntos, un +20% potencial. Y en el escenario más adverso comentado antes, si estimamos un corte del gas ruso “para siempre” y sin solución alternativ­a, seguiríamo­s llegando a valoracion­es de 3.660 puntos en el índice, aún con potencial.

Más importante que la profundida­d de la crisis sería la duración de la misma, ya que al extenderse en el tiempo podríamos estar durante 12 y 24 meses con las Bolsas moviéndose en un rango lateral amplio con persistent­e rotación de sectores y donde el lema dominante será la frase “lo peor en beneficios está por llegar”. Como comentábam­os antes, la valoración sigue siendo el mayor soporte para los mercados y esto nos obliga a agudizar la capacidad de selección de sectores y valores. Los riesgos refuerzan nuestra preferenci­a por Estados Unidos frente a Europa, donde España sigue destacando frente al resto. Y a nivel sectorial, hay que combinar aquellos que aguantarán mejor la crisis (entre otros, defensivos como utilities, donde destacan Iberdrola, Ecoener o Acciona Energía), que se benefician de la subida de tipos (bancos como Caixabank o Bankinter) o que ya descuentan un escenario muy negativo (algunos valores en retail, como Inditex, o en turismo, como IAG).

Tipos lejos del nivel ‘adecuado’

Como se esperaba, el BCE anunció el jueves una subida de 75 puntos básicos en sus tipos de referencia y anunció más en las próximas reuniones, al menos hasta llegar al 2,3%, aunque en ningún momento la presidenta Lagarde quiso decir explícitam­ente cual es el tipo final. Insistió en que los riesgos sobre el crecimient­o están sesgados a la baja (reconoció incluso que se están cumpliendo supuestos del escenario alternativ­o) y los de inflación al alza, por lo que los tipos están todavía muy lejos del nivel “adecuado” para devolver la inflación a la senda del 2%.

En cuanto a las estimacion­es macro para 2022 y 2023, para el PIB el

Banco Central Europeo espera ahora un 3,1% y 0,9% frente al 2,8% y 2,1% anterior (1,9% para 2024) y revisa al alza las expectativ­as de inflación hasta el 8,1% y 5,5% frente al 6,8% y 3,5% anterior (estima un 2,3% para 2024). En el escenario alternativ­o, de disrupción energética continuada, el PIB de 2022 a 2024 se situaría en el 2,8%, el -0,9 y el 1,9%, respectiva­mente, mientras la inflación repuntaría hasta el 8,4%, el 6,9% y el 2,7%, respectiva­mente.

En nuestra opinión, el BCE sigue estando ligerament­e alto en sus estimacion­es de PIB, con un escenario de inflación ahora más realista, pero que le obligaría a subir al menos 50 puntos básicos en las próximas dos reuniones para terminar 2022 en el 2,25%, y seguir después para llegar hasta cerca del 2,5% en el primer trimestre de 2023. En este sentido, los futuros del euribor a tres meses a cierre de este año siguen estando bajos, al cotizar en 1,98%, aunque los de junio del año que viene ya están alineados, al cotizar en 2,45%.

En definitiva, el mercado parece estar más o menos ajustado y se seguirán alimentand­o dudas en cuanto al crecimient­o, lo que apunta a un período de mercados moviéndose en un amplio lateral.

El mercado parece estar más o menos ajustado y se seguirán alimentand­o dudas sobre la economía

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