Caótico volantazo fiscal en Reino Unido
La primera ministra británica, Liz Truss, dio ayer un volantazo a la ambiciosa política fiscal anunciada hace poco más de un mes, nada más tomar posesión de su cargo. Lo hizo tras cesar a su principal aliado político y ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, para sustituirlo por el veterano Jeremy Hunt, cediendo así a las presiones internas de su partido para tratar de apaciguar a los mercados. La paradoja es que fue precisamente la promesa de una extensa rebaja de impuestos para impulsar la debilitada economía británica lo que permitió a Truss imponerse en las primarias celebradas en septiembre por el Partido Conservador para relevar a Boris Johnson. Sin embargo, el mini presupuesto diseñado al alimón por la premier y Kwarteng incluía también un fuerte aumento del gasto público sin detallar cómo se financiaría, lo que disparó los temores a un incremento descontrolado del déficit y el endeudamiento. La inconsistencia de su propuesta fiscal y las declaraciones altivas del ya exministro de Finanzas respecto a la solidez de la libra esterlina desataron un vendaval vendedor sobre la divisa y los bonos del Tesoro británico, obligando al Banco de
Inglaterra a salir en su auxilio.
Pero el previsto final ayer de las compras de emergencia de la institución monetaria precipitó la autoenmienda de Truss, renunciando no sólo a la supresión del tipo máximo a las rentas más elevadas anunciado inicialmente, sino también recuperando la subida del Impuesto de Sociedades aprobado por su predecesor para 2023. Un humillante paso atrás forzado por la mayoría de los diputados conservadores que justificó para garantizar la estabilidad de la economía y el cumplimiento de los objetivos fiscales, pero que evidencia una preocupante falta de liderazgo político a pesar de haber sido elegida de forma mayoritaria por las bases de su partido hace cinco semanas. De hecho, el nuevo responsable del área económica de su gobierno respaldó a su rival, Rishi Sunak, en la campaña por el liderazgo de los tories, quien defendía mantener el alza fiscal sobre las empresas para el próximo ejercicio impulsada cuando fue ministro de Finanzas con Johnson. La sobrevenida debilidad de Truss agrava la crisis política que sufre Reino Unido. El país ha tenido cuatro primeros ministros desde 2016 y seis ministros de Finanzas en los últimos cuatro años, todos ellos conservadores, pero sigue sin hallar un rumbo claro a seguir tras la nefasta decisión de abandonar la Unión Europea.
La fragilidad de
Liz Truss agrava la permanente crisis política británica iniciada con el Brexit