Unas elecciones que dividen en dos al país
La división entre los dos candidatos finales y sus partidarios es amarga y se ha vuelto violenta. Ambos llevan chalecos antibalas en sus apariciones públicas. Están lo más alejados posible en el espectro político.
A la izquierda está Luiz Inácio Lula
da Silva –Lula, para abreviar–, un carismático ex líder sindical y ya dos veces presidente entre 2003 y 2010.
Para sus oponentes, sin embargo, Lula es un símbolo de la corrupción del Estado, el arquitecto de no uno sino dos gigantescos esquemas de compra de votos en el Congreso, que pasó casi dos años en prisión –dejándolo fuera de las elecciones de 2018– antes de que su condena fuera anulada.
Muy a la derecha está Jair Bolsonaro, en el cargo desde 2019. Es un ex militar y admirador de la dictadura militar brasileña, a veces conocido como el “Trump tropical”. Para sus partidarios, es la persona ajena al sistema, un defensor de los valores tradicionales que habla en nombre de los brasileños de a pie contra las maniobras de la izquierda.
Los menos simpatizantes piensan que es un personaje desagradable que ha generado división en la sociedad, ha llevado al desastre a la Amazonia y ha destrozado la reputación de Brasil en el extranjero.
Su rivalidad ha dividido a Brasil por la mitad. En la primera vuelta de las elecciones del 2 de octubre, Lula obtuvo el 48% de los votos frente al 43% de Bolsonaro. El resultado fue más reñido de lo que pronosticaban las encuestas. Los dos van a una segunda vuelta el 30 de octubre. Lula es el favorito para la victoria, pero el impulso está con Bolsonaro. El presidente ha amenazado, si es derrotado, con no aceptar el resultado.
El ganador se hará cargo de un país en alza. La inflación general ha caído por debajo del 8%, desde un máximo del 12,1% en abril, gracias a un banco central que endureció su política monetaria de forma temprana y agresiva. La divisa es una de las pocas del mundo que se ha revalorizado frente al dólar este año, con una subida de más del 8%.
Por su parte, el índice MSCI de acciones brasileñas ha subido más de un 8% en términos del dólar. Pero las acciones brasileñas siguen estando baratas, a menos de 7 veces las previsiones de beneficio, frente a una me