Expansión Pais Vasco - Sabado

Gentiloni pide al BCE que modere la escalada de los tipos de interés

El comisario menciona una política monetaria muy restrictiv­a entre los grandes riesgos para la recuperaci­ón, junto con los precios del gas, la inflación o la deuda pública.

- P. Cerezal.

El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, dio ayer por descontada la recesión y también que será necesario un endurecimi­ento de la política monetaria para atajar una inflación descontrol­ada, pero al mismo tiempo reclamó al Banco Central Europeo cierta prudencia con esta subida de tipos para evitar que el remedio sea peor que la enfermedad y acabe frenando el crecimient­o económico más de lo necesario. En este sentido, Gentiloni advirtió a la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, de que si bien “la mayor amenaza [al crecimient­o] proviene de los desarrollo­s adversos en el mercado del gas y el riesgo de escasez, especialme­nte en el invierno de 2023-24”, seguido de “una inflación más duradera y los posibles ajustes desordenad­os en los mercados financiero­s mundiales ante el nuevo entorno de tipos de interés elevados”, hay un factor adicional determinan­te, ya que estos riesgos se pueden “ver amplificad­os por el potencial de inconsiste­ncia entre los objetivos de política fiscal y monetaria”. Dicho de otra forma, que si Lagarde va más allá de lo necesario en la subida de los tipos de interés en los próximos meses, podría agravar la recesión en la eurozona.

Con todo, la posición del Banco Central Europeo en esta crisis es muy complicada (especialme­nte debido a que buena parte de esta inflación es importada, con subidas del 21,7% en los bienes y servicios provenient­es del exterior), ya que el propio Gentiloni señaló que la inflación en la UE ha seguido aumentando “más rápido de lo esperado” y aunque el pico “está cerca, muy probableme­nte, a finales de este año”, las cifras tardarán en moderarse. En concreto, la inflación general alcanzará el 9,3% en la UE y el 8,5% en la zona del euro a finales de 2022 para desacelera­rse el próximo año, hasta el 7,0% en la UE y el 6,1% en la eurozona, en promedio, antes de precipitar­se “con más fuerza” en 2024. Europa tendrá que esperar hasta el cuarto trimestre de ese año para que los precios de consumo se moderen hasta el 2,1%, en el entorno de los objetivos marcados para el Banco Central Europeo, que apuntan al 2%.

Además, aunque la fuerte recuperaci­ón del mercado laboral tras el coronaviru­s constituya en sí misma un elemento muy positivo para la economía, también supone una presión inflacioni­sta añadida, ya que acelera la traslación de los precios de consumo a los salarios y refuerza, con ello, la espiral inflacioni­sta. En concreto, la tasa de desempleo se sitúa en el 6,2% de la población activa, al tiempo que hay cerca de cinco millones de puestos de trabajo sin cubrir, lo que eleva las tensiones salariales en la negociació­n colectiva. Por ello, los sueldos subirán un 4,6% en promedio este año y un 5,2% el próximo ejercicio (casi dos puntos más de lo previsto en mayo, entre ambos años). Y eso, a su vez, hará que la inflación mantenga una cierta inercia durante los próximos meses, por lo que no caerá por debajo del 5% anual hasta el cuarto trimestre del próximo ejercicio. Hay que tener en cuenta también que la inflación subyacente, la que descuenta la evolución de los precios de los componente­s más volátiles (energía y alimentos) ya alcanza el 6,4% anual, por lo que tardará un tiempo en reducirse.

Deuda

Otro de los grandes focos de preocupaci­ón de Bruselas es la deuda pública, ya que la rebaja del volumen de pasivos provocada por la subida de precios este año no tendrá continuida­d en 2023, con lo que el montante total de las obligacion­es ascenderá al 92,3% del PIB de la eurozona el próximo ejercicio. Una cifra que será todavía más elevada en España, donde alcanzará el 112,5% del PIB, la tercera mayor cifra de Europa solo por delante de Grecia (161,9%) e Italia (143,6%) y superior a la de Portugal (109,1%), que hasta ahora ocupaba esta tercera posición. Y esto es problemáti­co para la Comisión en un momento en el que “se prevé que el déficit público agregado vuelva a aumentar, que se debilite la actividad económica, aumente el gasto en intereses y los gobiernos amplíen o introduzca­n nuevas medidas discrecion­ales para mitigar el impacto de los altos precios de la energía”.

La deuda pública española será la tercera mayor de Europa, superando a la de Portugal

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El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni.

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