Cómo convertir en amante de la ópera al gran público
Iniciativas de algunos de los mejores teatros del mundo para ampliar su influencia.
Es uno de los diálogos más célebres de Pretty Woman y, aunque no sea completamente cierto, es algo que se repite a los primerizos de la ópera. “La reacción de la gente la primera vez que ve una ópera es espectacular: o les encanta o les horroriza. Si les encanta es para siempre y, si no, pueden aprender a apreciarla, pero nunca les llegará al corazón”, susurra Edward Lewis (Richard Gere) a Vivian Ward (Julia Roberts) cuando se disponen a ver La Traviata, uno de los títulos que más teatros llena. Pero como no siempre se puede programar la misma obra, sobre todo porque los que no son primerizos quieren descubrir a nuevas propuestas, los teatros trabajan para encontrar fórmulas que les ayuden a llegar a cada vez más gente.
El cantante de ópera y gestor cultural Enric Martínez-Castignani, en un encargo del Consell Nacional de la Cultura i de les Arts, ha escrito el informe Análisis de prácticas de equipamientos y programaciones internacionales de música clásica y ópera, donde se relatan algunas de las mejores prácticas para la gestión de teatros de ópera, auditorios y festivales que podrían exportarse a España. Aquí sólo algunos ejemplos.
● Philharmonie de París. El programa de enseñanza de la institución francesa está destinado a todo tipo de personas, sin importar su edad, su procedencia o su vinculación con la música, por eso pueden asistir a él profesionales o aficionados. Su modelo de patrocinio también es un ejemplo para Martínez-Castignani, ya que está muy diversificado en sus propuestas y permite impulsar programas destinados a la igualdad. Por ejemplo, el Fondo Kasia, que ayuda a financiar la contratación de compositoras, o el Concurso La Maestra, dirigido solo a directoras de orquesta.
● Teatro de la Fenice. El espacio veneciano ha diseñado un modelo de doble programación “muy interesante”, según Martínez-Castignani. Por un lado, Stagione que va dirigida a un público abonado habituado a ir a la ópera, con propuestas más arriesgadas o diferentes; y por otro Repertorio, que tira de títulos más conocidos para atraer a público nuevo o turístico. “Quieren aprovechar el tirón turístico de Venecia. Realizar este tipo de cambios en una programación no es nada fácil, ya que implica a muchos departamentos, pero bien pensada y con las alianzas necesarias, puede ayudar a la financiación general del proyecto y a atraer público neófito, con la consiguiente oportunidad de fidelizarlo”.
● Birmingham Opera Company. “Modelo muy interesante y de éxito de cómo realizar proyectos de ópera con la comunidad, no sólo comunitarios. En ellos se establece una relación bidireccional con comunidades en riesgo de exclusión, haciéndoles partícipes del proyecto en diferentes áreas ya sea cantando, actuando o bailando. Los títulos que se programan no suelen ser precisamente los más fáciles del repertorio (Wozzeck, de Alban Berg, o El oro del Rin, de Richard Wagner) y se suelen realizar en espacios en desuso como hangares, naves industriales, discotecas abandonadas...”, resume.
● The Dallas Opera. Para el intérprete español, “lo interesante de esta propuesta es que gracias a la pandemia empezaron a ofrecer diferentes vídeos y contenidos a través de Facebook, pero diversificando mucho el tipo de producto para llegar al máximo de gente posible. Dado el alto rendimiento que obtuvieron (algunos tuvieron hasta 200.000 visualizaciones), decidieron crear una plataforma digital para intentar monetizar ese engagement que habían conseguido. Cualquier persona puede encontrar ahora un contenido que puede conectar con sus intereses o su forma de ser”.
● Deutsche Oper Berlin-Tischlerei. Con el fin de potenciar las propuestas de música contemporánea y a la vez llegar a un público no habituado a acudir a un teatro de ópera, la dirección de esta institución decidió en 2012 “crear un espacio polivalente anexo al teatro principal donde se representan óperas contemporáneas, algunas son ganadoras de un concurso bianual llamado Neue Szenen donde jóvenes compositores y dramaturgos tienen la oportunidad de poner en pie su proyecto. A la vez se realizan propuestas para acercar los títulos convencionales de la programación general, pero de manera cercana, diferente y contando con personas que conectan con otras comunidades o públicos que no son las habituales del mundo de la ópera”.