“España puede ayudar a Europa en su emergencia energética”
ENTREVISTA ARTURO GONZALO AIZPIRI CEO de Enagás/ El máximo ejecutivo del grupo gasista explica en exclusiva a EXPANSIÓN los nuevos retos de la compañía y del país en el nuevo mapamundi de la energía.
Arturo Gonzalo Aizpiri (Madrid, 1963), asumió el cargo de consejero delegado de Enagás justo dos días antes de estallar la guerra de Rusia contra Ucrania. Es un conflicto que ha provocado una revolución histórica en el mercado internacional del gas. Y que también ha situado a esta compañía como protagonista.
“Fue pura coincidencia”, explica Aizpiri en una entrevista en exclusiva con EXPANSIÓN. Es la primera que concede como primer ejecutivo de Enagás. Hace poco que Aizpiri cumplió cien días como nuevo consejero delegado con todas las funciones ejecutivas en el grupo.
En este tiempo, ha reordenado la cúpula directiva, con promociones internas y algún fichaje externo; ha reorientado actividades; ha completado operaciones en marcha, como vender activos en Chile; y ha lanzado un nuevo plan de negocio. Con él, se ha dado un giro a la estrategia del grupo, para centrarla en la seguridad de suministro y los negocios en España, Europa y el hidrógeno.
Ha sido una carrera contrarreloj porque “no había tiempo que perder”, dice, convencido de que son tiempos excepcionales en los que España y Enagás pueden, y deben, jugar “un papel clave”.
El detonante ha sido la guerra de Rusia contra Ucrania, pero esto es solo la punta del iceberg de una transformación más profunda de todas las reglas del sector gasista.
“La Unión Europea consumió 500.000 millones de metros cúbicos de gas en 2021 (500 bcm)”, recuerda Aizpiri para visualizar el problema. “De esa cantidad, 150 bcm vinieron de Rusia”. Es decir, aproximadamente un tercio.
La dependencia energética de un país de fuera de la UE es una vulnerabilidad inaceptable”
Ahora exportamos entre el 8% y el 10% del gas que nos llega, pero podríamos llegar a exportar el 30%”
Se ha demostrado que España hizo bien al desplegar redes gasistas, aunque se criticara como un despilfarro”
Un reto sin precedentes
Cambiar ese flujo, bien porque Rusia cierra el grifo, o bien porque los demás países buscan otro proveedor, es un reto sin precedentes.
¿Qué papel juega España en el nuevo escenario? Ha llegado el momento de que España “ponga en valor sus grandes infraestructuras gasistas y el acierto de las inversiones que hizo”, criticadas en su día por considerarlas un despilfarro. “En estos momentos, España es el país con más plantas de regasificación de Europa, y el tercero del mundo, por detrás de Japón y Corea”.
Las regasificadoras (siete en España, más que en toda Europa) son un complemento a los gasoductos y permiten a los barcos metaneros descargar el gas licuado (GNL) que transportan. De esta manera, España se puede convertir en un gran centro logístico de entrada de gas a Europa (hub).
Una parte del plan estratégico de Enagás se apoya en esa base. Contempla inversiones de casi 4.800 millones en gran parte en aumentar o crear gasoductos, preparados para hidrógeno, hacia Portugal, Francia e Italia. “España está demostrando que actuó correctamente” con su apuesta por tener infraestructuras de gas amplias. “Gracias a eso España es ahora resiliente a situaciones críticas en el gas, como la actual”. Y no solo eso, además “puede ayudar a los demás”. “España puede contribuir a resolver la emergencia energética Europea”, dice Aizpiri.
Hasta un 30% del gas
“España puede enviar en estos momentos a Europa hasta 11 bcm, de los que siete serían por tubo y cuatro a través de buque. Con las regasificadoras a pleno rendimiento tenemos capacidad para enviar hasta 10 bcm más”, dice el CEO de Enagás, la empresa que en España gestiona todos esos flujos de gas.
“En estos momentos ya estamos exportando en torno al 8% o el 10% del gas que entra en España”, un país que importa todo el gas que tiene porque el que produce es anecdótico. “Podríamos llegar a tener capacidad para exportar hasta un 30% de todo el gas que se recibe”. “España hace bien demostrando la eficiencia y flexibilidad de sus instalaciones”, añade Aizpiri.
Y sobre todo, hace bien “poniendo su capacidad de regasificación y transporte al servicio de Europa”. Para Aizpiri, esta crisis energética no es solo una cuestión de cambiar una serie de contratos de gas. “En realidad, Europa está en juego. Tenemos que conseguir que siga adelante”. “Cuando se inició la invasión de Rusia” recuerda Aizpiri, “lo primero que hice fue escribir a los TSO europeos poniéndonos a su disposición”. Los TSO (Transport System Operators) son las empresas que por ley tienen asignada la función dentro de un país de transportar el gas. Gestionan todos los flujos por seguridad de suministro, un
concepto que ahora, por primera vez, pasa a primer plano en el conjunto de la UE, desplazando a otras políticas energéticas más cortoplacistas que se han demostrado erróneas.
“¿La dependencia del gas ruso fue una falta de visión de países como Alemania? Los alemanes hicieron una apuesta, que era la de tener un gas competitivo, aunque creciera la dependencia de Rusia”. Los hechos, “han puesto en cuestión esa estrategia”, dice Aizpiri. “Esa relación comercial, aparentemente sólida, tenía sin embargo las bases muy frágiles porque Rusia no ha actuado coherentemente en esa relación comercial”.
“En algún momento habrá que restablecerla, igual que habrá que restablecer la relación de vecindad de la UE con Rusia. Pero eso parece lejano ahora”, dice Aizpiri, que recalca, ante todo, que la dependencia energética de un país hacia otro, fuera de la UE, es ahora “una vulnerabilidad estratégica inaceptable”.
Argelia o EEUU
En el caso de España con Argelia, su principal suministrador de gas, esa vulnerabilidad no existe. Aunque con tensiones puntuales, Argelia ha sido siempre “un socio estable”, y además, España “tiene capacidad para cambiar proveedores rápidamente”. EEUU es desde enero el primer proveedor de gas a España.