Expansión País Vasco

El sector aéreo saca la cabeza en España

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Los aeropuerto­s y las aerolíneas que operan en España respiran con cierto alivio este verano. La operativa en el país ya se ha situado al 93% de los niveles de 2019 y aeropuerto­s como Palma incluso la superan ligerament­e. España está al frente de la recuperaci­ón del sector en Europa y, en contraste, los problemas son muy inferiores. Por ejemplo, las cancelacio­nes apenas llegan al 1% desde que arrancó junio, cuando en Reino Unido, Alemania Países Bajos se sitúan entre el 2,6% y el 4,4%. El verano en el que ha explotado la demanda por volar y en el que los precios han subido, el país se comporta como uno de los mejores. De hecho, si se mide por cancelacio­nes, España registra el mejor dato entre los diez principale­s mercados europeos. Existen anulacione­s y colas, pero incluso en una proporción menor que en otros veranos, y sin nada que ver con lo ocurrido en diferentes países, donde se han anunciado cancelacio­nes masivas y reduccione­s de capacidad con la temporada alta ya en marcha. Las infraestru­cturas y las aerolíneas han conseguido recuperar la plena normalidad en apenas unos meses, algo que era de prever. Problemas graves como el de Amsterdam –donde se han llegado a ver colas de cientos de metros de personas para entrar en el aeropuerto– son la consecuenc­ia de una mala previsión: en mayo las aerolíneas ya pusieron el grito en el cielo y lo confrontar­on con el alza de las tasas en uno de los principale­s hubs europeos. A aerolíneas como British Airways o easyJet les falta personal. En España, todo el sector y las empresas turísticas cruzan los dedos para que no se trunque la situación. Los conflictos en los controles de pasaportes se han despejado y las huelgas apenas tienen incidencia por los servicios mínimos. Pese al buen desempeño, el sector se muestra preocupado por el daño a la imagen por las miles de vacaciones frustradas, aunque sean consecuenc­ia de problemas fuera de nuestro país, bien por la pérdida de un vuelo o por el retraso de una maleta extraviada en Múnich. por lo que habrá ajustes de valoración vía dividendos asimétrico­s, originalme­nte en el entorno de 4.500 millones para los accionista­s de Orange y de 1.500 millones para los de MásMóvil, que según las últimas negociacio­nes pudieran quedar en 4.200 y 1.650 millones, respectiva­mente, un encaje de bolillos para asegurar el 50-50 de la fusión. La deuda de la compañía resultante se situará en el entorno de 12.500 millones, de los cuales 6.500 millones correspond­en a la deuda actual de MásMóvil y los 6.000 millones restantes serán de nueva emisión, precisamen­te para satisfacer los dividendos previstos. En la financiaci­ón, con varios tramos, participan los cuatro mayores bancos españoles (Santander, BBVA, CaixaBank y Sabadell) y los cuatro mayores franceses (BNP Paribas, Crédit Agricole, Société Générale y Natixis). Las sinergias anuales de costes se estiman en 450 millones de euros a partir del tercer año, aproximada­mente un 20% del ebitda conjunto estimado de 2.250 millones en 2022.

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