La inflación golpea a Direct Line
El objetivo declarado de Direct Line es que sus clientes se sientan seguros. La aseguradora británica no puede hacer tal promesa a sus inversores. Las acciones, que ya han bajado casi un tercio en seis meses, cayeron otro 14% tras el profit warning de este lunes. El grupo, como sus rivales, no puede seguir el ritmo de la inflación disparada. La subida de los precios de los coches usados, el encarecimiento de las piezas y la prolongación de los plazos de reparación están elevando los costes de los siniestros un 10% este año. Esto ha afectado a la ratio operativa combinada, que compara los siniestros y los costes con las primas. Ahora se espera que se sitúe entre el 96% y el 98% este año, fuera de su rango objetivo del 93% al 95%.
No es de extrañar que la compañía cancele la segunda mitad de su plan de recompra de acciones por valor de 100 millones de libras (117 millones de euros). La pregunta es si también debería recortar su dividendo. La dirección sigue insistiendo en que su dividendo es sostenible, y considera que la reducción de los márgenes pasará; su ratio combinada volverá a situarse en torno al 95% el próximo año. De ser cierto, las acciones parecen infravaloradas.
Hay algunos motivos para el ánimo. Los precios de los coches usados parecen haber tocado techo. La frecuencia de los accidentes está entre un 10% y un 15% por debajo de los niveles anteriores a la pandemia, ya que el trabajo híbrido ha cambiado los patrones del tráfico. Las nuevas tecnologías deberían mejorar los precios.
Sin embargo, en un sector altamente competitivo, es difícil subir los precios. Según EY, es probable que la ratio combinada del sector se sitúe en el 111% el próximo año, incluso teniendo en cuenta un aumento de las primas del 18%. Los clientes pueden consolarse con la defensa de las compañías de sus cuotas de mercado. Los inversores, por su parte, deberían prepararse para un viaje aterrador.