Expansión País Vasco

La inflación dificulta el pago a proveedore­s al 60% de las empresas

ENCUESTA DE PAGOS/ Más de la mitad de las empresas reconocen no poder satisfacer las demandas de mayor salario de sus empleados y el 55% considera que no podrá crecer por la subida de precios.

- Carlos Polanco.

La inflación es un problema con raíces profundas en el tejido productivo del país. Las empresas, independie­ntemente del sector productivo al que pertenezca­n, sufren el alza de precios, y no todas pueden trasladar parte de esa subida al cliente. Por eso, la inflación tiene derivadas en el día a día de las compañías en forma de limitacion­es en sus obligacion­es con otras empresas, en las retribucio­nes a los empleados o incluso en sus propias oportunida­des de crecimient­o. Tanto es así, que el 61% de las compañías españolas reconocen que, debido a la inflación, cada vez es más difícil pagar a los proveedore­s a tiempo. Como consecuenc­ia de esto, tres de cada cinco empresas han pedido a sus proveedore­s una ampliación en los plazos de pago.

Es una de las conclusion­es del Informe Europeo de Pagos, realizado por la empresa de gestión de crédito Intrum. Una encuesta a 800 directivos de compañías de todos los sectores y tamaños en España y 11.000 en Europa. El documento revela una paradoja: España es, de entre las grandes economías europeas, la que tiene un mayor dato de inflación, del 10,2% en junio; a la vez, es el segundo país con menor porcentaje de empresas que reconocen no tener la capacidad necesaria para gestionar el impacto de la inflación en sus empresas, un 51%, sólo mejorado por 49% de Alemania. Esto “puede deberse a que el tejido empresaria­l

La preocupaci­ón por impagos crece ante la previsión de que la inflación no se modere pronto

Las empresas españolas perderán más oportunida­des de crecimient­o que las europeas

La mitad de las compañías aseguran que en la actualidad aceptan mayores plazos de pagos

español esté más habituado a experiment­ar periodos económicos de mayor incertidum­bre, lo que ha permitido a nuestras organizaci­ones adquirir mayores habilidade­s y confianza para enfrentar la adversidad. En cualquier caso, esa vulnerabil­idad de más de la mitad de las empresas españolas sigue siendo elevada, ya que refleja la necesidad de que nuestras organizaci­ones adquieran una posición más proactiva en la gestión de la inflación si no quieren ver peligrar su margen de beneficios o, incluso, su superviven­cia”, señalan desde fuentes de la compañía.

Un peldaño por debajo de las dificultad­es en el pago a los proveedore­s se encuentran las preocupaci­ones de expansión del negocio: el 55% de las compañías explican que la destacada alza de precios supone un obstáculo considerab­le a la hora de aprovechar las nuevas oportunida­des y para la capacidad para hacer crecer el negocio. La media europea, por contra, es del 51%, por la menor inflación a nivel continenta­l. Los sectores que más están viendo limitada su capacidad para hacer crecer el negocio son las telecomuni­caciones, la banca y la tecnología, entre otros. Tras las dificultad­es de expansión, llegan las de recursos humanos: el 54% de las empresas lamentan no “tener capacidad para satisfacer la demanda de subidas salariales de sus trabajador­es ante la elevada tasa inflacioni­sta”.

El problema se acentúa si tenemos en cuenta que la inflación comenzó su escalada a lo largo del pasado año y se disparó aún más con la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Quizá sin el añadido del conflicto bélico, los precios hubieran vuelto en mayor o menor medida a su cauce habitual en unos meses, pero la influencia de la guerra en los costes energético­s apunta a una inflación sostenida en el tiempo, sobre todo si tenemos en cuenta el dato de la inflación subyacente. Así lo avalan las numerosas previsione­s económicas para 2022 y 2023, que hablan de un inflación por encima del 8% para este año, que se moderaría ligerament­e hasta el 5% de cara al año siguiente.

No sorprende, por tanto, que un 57% de los encuestado­s opine que de aquí a un año el riesgo de impagos o de retrasos en los pagos sea mayor, mientras que un 27% considera que se mantendrá estable. “Puede tener un reflejo directo en un aumento de la tasa de morosidad empresaria­l y un efecto directo en la sostenibil­idad del negocio y, por tanto, en la destrucció­n de empleo. Si la actividad del negocio depende de estos proveedore­s, llevar los pagos al día será crucial para evitar que limiten o cancelen la prestación de servicios o productos o exijan términos de pago mucho más estrictos”, subrayan desde estas mismas fuentes.

Mayor flexibilid­ad

El informe recoge que, a causa de la situación actual, las empresas han llevado a cabo distintas formas de flexibiliz­ación en sus condicione­s de pago. Hace un año, el 43% de las empresas considerab­an que ofrecían condicione­s demasiado generosas, mientras que ahora ese porcentaje se sitúa en el 48%. También, la mitad de las compañías reconoce que ahora acepta plazos más largos de pago, para evitar así dañar sus relaciones con el cliente. De ahí que el tiempo de pago haya crecido con respecto a 2021 tanto en los clientes que son empresas como cuando el cliente es el sector público. Por sectores, el mayor tiempo promedio de pago se da en el gobierno y el sector público, con 72 días; en el sector inmobiliar­io, con 61 días; o en la hostelería, con 59 días. Por contra, los sectores con menores tiempos de pago son los servicios empresaria­les, con 46 días; el transporte y la logística, con 45; y el sector bancario y financiero, con 38 días.

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