La actualización de las expectativas será la clave
Acomienzos de 2022, los mercados se adentraban en una fase de transición en la cual los factores que habían contribuido a la recuperación de 2020 y posterior rally de 2021 (crecimiento económico, políticas monetarias acomodaticias y estímulos fiscales por parte de las administraciones) comenzaban a normalizarse. Adicionalmente, la materialización de una inflación más elevada y duradera, en parte como resultado del estallido del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania y las políticas chinas contra el Covid-19, y la acción de los bancos centrales para tratar de detener el avance en los precios, ha incrementado con fuerza la incertidumbre golpeando de lleno a los mercados de renta variable y renta fija.
Durante los seis primeros meses del año los mercados de renta variable han sufrido su peor arranque desde 1962 y su tercer peor registro desde que se contabilizan datos. Durante seis días el S&P500 alcanzó caídas superiores al -3%, algo que no sucedió ni una sola vez durante 2021. En términos de niveles, parece que los 3.400 puntos para el índice norteamericano igualarían la caída media del resto de mercados bajistas en la historia motivados por una crisis cíclica. Si este fuera el escenario, estos niveles podrían representar el tan ansiado suelo. Sin embargo, esto no sucedería si nos encontrásemos ante un paradigma estructural como así parece. Los 3.400 también erradicarían las ganancias postpandémicas (febrero de 2020 – S&P500 3.386 puntos).
Como comentamos, adicionalmente, el primer semestre también ha sido muy duro para los mercados de renta fija. Para los principales índices agregados, el peor desde mediados de los setenta. Por tanto, de forma muy diferente a los mercados bajistas de 2000-02 o 2007-08, no ha existido una alternativa o refugio a la renta variable.
De cara a las próximas semanas, la presentación de resultados se antoja clave para analizar la situación de las compañías en Estados Unidos. El riesgo posiblemente no esté en los resultados del trimestre, sino más bien en las perspectivas, que probablemente tengan que revisarse a la baja. Este punto es importante porque en lo que llevamos de año las ventas en el S&P han estado principalmente motivadas por una compresión de múltiplos, que ha seguido de cerca el movimiento de las tasas de interés. Mientras, las expectativas sobre los resultados prácticamente no han variado. Por tanto, durante la segunda parte del año podríamos ver el efecto de esta actualización de las previsiones de crecimiento de las compañías.
Sin embargo, además de considerar las potenciales revisiones en las expectativas, también debemos tomar en cuenta el papel de los inversores retail en el mercado. En Estados Unidos, los hogares amontonan de forma directa unos 30 billones de dólares o un 38% del mercado, su mayor proporción desde 2002. Por su parte, ETFs, fondos de inversión y fondos de pensiones – en su mayoría participados por particulares – suponen otro 36% del mercado. Este último grupo inversor está invertido en un 47% en bolsa, lo que se encuentra en su percentil 95 más elevado desde 1990 y muy cerca del pico durante la burbuja tecnológica de 2002.
Respecto al consumo en Estados Unidos, gran motor de su economía, la alta inflación está presionando las finanzas de los hogares. El IPC de mayo mostró los precios disparados casi un 9% en el último año. Mientras, el crecimiento de los salarios nominales fue del +5%, por lo que no ha conseguido compensar el aumento de los precios de los alimentos (+10%), la vivienda (+6%) y la gasolina (+49%). En este escenario, es probable que la renta real disponible disminuya considerablemente.
Finalmente, a pesar de la volatilidad en el mercado y de un contexto geopolítico difícil, el impulso del mercado de fusiones y adquisiciones ha sido muy positivo a lo largo del año. La actividad en EMEA no encuentra precedentes. En el primer semestre se han realizado más de 650.000 millones de dólares en fusiones y adquisiciones. En 2022 se han anunciado 255 operaciones de más de 650 millones de dólares, lo que supone un aumento del 20% respecto a la media de cinco años hasta la fecha. Sin embargo, ha habido varias operaciones anunciadas que han tenido que ser canceladas debido al empeoramiento de las condiciones de financiación. A la polémica cancelación de la compra de Twitter por parte de Elon Musk, añadimos otras como Walgreens Boots Alliance que abandonó la venta de la cadena de farmacias Boots en Reino Unido alegando un “cambio inesperado y dramático” en los mercados financieros mundiales desde que se lanzó el proceso de venta en enero o Reckitt Benkiser que finalmente no procederá a la venta de su negocio de nutrición infantil.
El primer semestre ha sido muy duro para los mercados de renta fija, el peor desde los 70