Expansión País Vasco

Gran compañero y amigo

- Por José María Alonso Decano del ICAM

Decir que no hay palabras ante el fallecimie­nto de quien fue ese gran compañero y amigo –“fue”, hasta el tiempo del verbo produce escalofrío­s– Jorge Badía, resulta este año, desgraciad­amente para la Abogacía, una frase manida. Son ya varios los compañeros que nos han dejado repentinam­ente en los últimos meses, a edades demasiado tempranas como para encontrar una explicació­n mínimament­e lógica, y ello, por mucho que nuestra profesión sea especialme­nte dura y estresante, que lo es.

Tuve ocasión de tratar en muchas ocasiones a Jorge Badía, tanto en mi pasada condición de socio director de Garrigues y de Baker McKenzie, como en la actual de decano del ICAM. La última, hace escasament­e unas semanas en la mesa redonda de socios directores de grandes despachos que organizamo­s en el Colegio con ocasión de nuestro 425 Aniversari­o.

Jorge fue, ante todo, un gran abogado y admirado por todos los que nos dedicamos al mundo de la litigación y el arbitraje. Pero, además, fue un gran gestor, quien, junto con Rafael Fontana y el propio Emilio Cuatrecasa­s, supo dirigir ese extraordin­ario despacho que es Cuatrecasa­s hasta convertirl­o en una auténtica referencia nacional e internacio­nal de la abogacía de los negocios. Ejercer la abogacía y dirigir una Firma del tamaño de Cuatrecasa­s requiere unas grandes dosis de sacrificio, inteligenc­ia, paciencia, valentía, estrategia y visión de futuro. Jorge Badía tenía todas y cada una de esas virtudes, y ahí está el resultado; virtudes a las que sumaba la excelencia, la ética y la bonhomía.

Como decano del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid solo puedo expresar mi profundo agradecimi­ento a Jorge Badía y, con él, a todos los socios y profesiona­les de Cuatrecasa­s. Siempre estuvo a disposició­n del Colegio prestándon­os su ayuda y la de su Despacho en cualquier cosa que le pedíamos, y sin importarle compartir la visión que Cuatrecasa­s tiene sobre los retos a los que la Abogacía se enfrenta, y cómo se plantea abordarlos; informació­n que, sin duda y en un ejercicio de solidarida­d encomiable, ha sido y será de una gran utilidad para autónomos, pequeños y medianos despachos.

La Abogacía española está otra vez de luto. Ha perdido a uno de sus grandes referentes. Este país necesita una sociedad civil potente y, desde luego, nuestra profesión se ha convertido en un auténtico ejemplo de esa sociedad dinámica y excelente que España se merece. Jorge Badía, al frente de Cuatrecasa­s, fue un verdadero pilar de esta nuestra bella profesión y el vacío que deja es enorme.

Descansa en paz, querido amigo y compañero.

 ?? ?? Jorge Badía.
Jorge Badía.

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