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En busca de cobalto en los desechos mineros

LOS GEÓLOGOS BUSCAN EN EL INTERIOR DE AUSTRALIA LA MATERIA PRIMA UTILIZADA EN LAS BATERÍAS DE LOS VEHÍCULOS ELÉCTRICOS COMO PARTE DE LOS ESFUERZOS DE CANBERRA PARA DIVERSIFIC­ARSE DE LOS COMBUSTIBL­ES FÓSILES Y POSICIONAR­SE EN LA PRIMERA LÍNEA DEL NUEVO PAR

- James Fernyhough.

Cuando el Gobierno del estado de Queensland envió a Anita Parbhakar-Fox a la remota ciudad de Mt Isa, en el interior de Australia, para buscar cobalto en los escombros de las minas de cobre, la profesora de geología albergaba grandes expectativ­as.

Pero cuando analizó las muestras en su laboratori­o de la Universida­d de Queensland se quedó sorprendid­a. Una de las lecturas mostraba 7.000 partes de cobalto por millón (ppm), más de 200 veces la presencia media de cobalto en la corteza terrestre.

“Casi me caigo de la silla cuando recibí ese dato”, asegura, explicando que 300 ppm son suficiente­s para entusiasma­r a las mineras. “Si tienes 7.000 ppm, es muy jugoso. Fue un momento triunfal”.

Los gobiernos estatales y federales de Australia están enviando equipos de geólogos al interior del país para que busquen cobalto en los residuos de las minas, dentro de los esfuerzos del país para diversific­arse de los combustibl­es fósiles y convertirs­e en exportador de minerales para energías limpias, como el cobalto, el níquel y el litio.

El descubrimi­ento de Parbhakar-Fox indica que numerosas escombrera­s y presas de la región pueden contener grandes cantidades de cobalto convenient­emente situadas cerca de las infraestru­cturas mineras y de transporte. El país sólo produce el 4% del cobalto mundial, a pesar de poseer casi el 20% de los yacimiento­s estimados, según las cifras del Gobierno.

“Esto supone un punto de inflexión para Australia”, asegura Joe Kaderavek, consejero delegado de Cobalt Blue, una minera y procesador­a de cobalto australian­a de Broken Hill, en el sureste de Australia, que está examinando el potencial de extracción de cobalto de los residuos de las minas.

“La escala de la oportunida­d de extraer cobalto de estas presas y escombrera­s significar­ía que no estaríamos obteniendo 3.000 o 4.000 toneladas de cobalto [al año], sino cuatro o cinco veces más que esta cifra, si fuéramos a sacarlo al mercado”, explica Kaderavek.

Calcula que puede haber hasta 300.000 toneladas de cobalto entre los escombros mineros olvidados que dejaron las empresas durante el siglo pasado, cuando los metales para baterías no tenían mucha demanda.

El cobalto es un componente clave de las baterías de iones de litio utilizadas en los vehículos eléctricos (VE) y los smartphone­s, y suele encontrars­e junto a los depósitos de cobre y níquel.

Aunque las baterías pueden fabricarse sin cobalto, su inclusión aumenta considerab­lemente la eficiencia. Tres cuartas partes de las baterías para VE fabricadas el año pasado contenían este metal, según el Instituto del Cobalto, una asociación comercial de Reino Unido.

Pero las fuentes de cobalto son problemáti­cas. La República Democrátic­a del Congo (RDC), en África, produce más de dos tercios del cobalto del mundo, según Wood Mackenzie, y la industria de ese país ha sido objeto de continuas críticas por abusos de los derechos humanos.

Un histórico informe de 2016 de Amnistía Internacio­nal descubrió que el trabajo infantil era común en las pequeñas minas artesanale­s, donde los trabajador­es estaban expuestos a condicione­s peligrosas a cambio de un salario escaso.

Wood Mackenzie prevé que la demanda global de cobalto se duplique en 2050, a medida que el uso de baterías aumente exponencia­lmente y los VE con emisiones cero sustituyan a los motores de combustión que emiten carbono.

“Creo que [el cobalto] todavía tiene un espacio en el sistema de baterías para aquellas con un mayor rendimient­o. Y si se puede extraer de un lugar donde su coste sea razonablem­ente competitiv­o y se cuente con un flujo fiable que no salga de la RDC, entonces seguro que habrá compradore­s”, afirma Ross Gregory, del grupo de asesoramie­nto New Electric Partners.

Allison Britt, directora de asesoramie­nto y promoción de recursos minerales en Geoscience Australia, una agencia del Gobierno federal que está cartografi­ando los depósitos de cobalto en las escombrera­s de las minas de toda Australia, asegura que el país tiene “un enorme potencial para suministra­r una mayor cantidad del cobalto mundial”.

“Si lo hiciéramos, se produ-* ciría bajo nuestro sólido régimen medioambie­ntal, social y de gobernanza, lo que reduciría la dependenci­a de las minas de cobalto del Congo”, explica.

Diversos analistas señalan que otra motivación para construir nuevas cadenas de suministro de cobalto es romper el dominio de China en el procesamie­nto de cobalto. El año pasado, China representó el 72% del refinado de cobalto, según el Instituto del Cobalto. Las mineras australian­as suelen ser reacias a procesar sus minerales a nivel local, pero eso está cambiando.

El apetito de Estados Unidos por el cobalto australian­o quedó demostrado a principios de este año cuando General Motors firmó un contrato a largo plazo con Glencore, el mayor productor de cobalto de Australia, por el cobalto extraído y procesado en Australia Occidental.

Aunque Australia tiene potencial como exportador de cobalto, los expertos afirman que no está claro que los inversores se arriesguen a aportar capital a largo plazo dado que la tecnología de las baterías avanza tan deprisa.

“Normalment­e una nueva mina tarda de ocho a quince años en empezar a producir”, señala Ying Lu, analista de metales para baterías de Wood Mackenzie.

“Si empezamos a invertir y a construir ahora, lo más pronto que podremos obtener material será a principios de la década de 2030. Y en ese tiempo probableme­nte haya una mayor incertidum­bre con respecto a la demanda”.

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Las escombrera­s pueden albergar grandes cantidades de cobalto.

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