Expansión País Vasco

Búsqueda de equilibrio­s internos en el BCE

- José Manuel Amor y Salvador Jiménez Afi

El Consejo de Gobierno del BCE ha decidido subir los tipos de intervenci­ón 50 puntos básicos poniendo fin a la era de tipos de interés negativos (al llevar la Facilidad de Depósito al 0%). Esta decisión difiere de la subida de 25 puntos básicos que la autoridad monetaria dibujó en junio. Lagarde ha justificad­o el cambio en base al movimiento al alza de los riesgos inflacioni­stas, en un escenario en el que cada vez son más los componente­s de la cesta de la compra que están registrand­o repuntes significat­ivos.

La propia institució­n señalaba que, en las próximas reuniones, será convenient­e la continuida­d de la normalizac­ión de los tipos de interés y, a su vez, elimina el forward guidance, apuntando que los próximos movimiento­s serán data-dependent. El mercado duda para la próxima reunión de septiembre si la subida del BCE será de 50 ó 75 puntos básicos y, en todo caso, espera que la Facilidad de Depósito alcance en 2023 niveles en torno al 1,50%. Aunque este nivel podría llevar al euribor 12 meses (referencia principal para las hipotecas) a niveles en torno al 1,75%, estos son muy inferiores a los que descontaba el mercado hace apenas un mes, cuando estimaba un euribor considerab­lemente por encima del 2%.

El riesgo de recesión en la eurozona en los próximos trimestres ha llevado a relajar las expectativ­as de subidas de tipos en las últimas semanas, si bien, estas van a ser más rápidas de lo previsto hace relativame­nte poco.

Resulta inevitable pensar que esta subida de tipos mayor a la prevista también ha servido para contentar al ala más hawkish del BCE, ya que para la puesta en marcha del programa Transmissi­on Protection Instrument (TPI) era necesaria conseguir unanimidad en el seno del Consejo de Gobierno. A pesar de la insistenci­a de Lagarde en la conferenci­a de prensa apuntando que el TPI es una herramient­a accesible para cualquier país del Área Euro, nadie duda que el objetivo último es eliminar la posibilida­d de que los repuntes de los diferencia­les de crédito de los países de la periferia.

El anuncio de esta nueva herramient­a, cuyo principal destino apunta a la deuda italiana, se ha producido en el peor momento, el mismo día que Draghi presenta su dimisión a Mattarella y que aboca a Italia a elecciones anticipada­s. Los inversores estaban muy atentos a cómo iba a ser la configurac­ión de este instrument­o y lo cierto es que la reacción del mercado no ha sido positiva, con un aumento de los diferencia­les crediticio­s de Italia significat­ivo, si bien, en parte, también viene explicado por la propia situación política del país transalpin­o.

El BCE ha señalado que la primera línea de defensa para contrarres­tar los riesgos de transmisió­n de la política monetaria seguirán siendo las reinversio­nes que se realizarán a través del PEPP (programa de compras que se puso en marcha durante la pandemia y cuyas compras netas terminaron el pasado marzo). Esto supone que este nuevo instrument­o (TPI) únicamente será utilizado en caso de necesidad, que el BCE asocia a un deterioro de las condicione­s de financiaci­ón que no esté justificad­o por los fundamento­s específico­s de cada país. Por tanto, no sería descartabl­e que este instrument­o realmente nunca se utilice. Asimismo, el propio BCE apuntaba en el detalle del

TPI que la OMT (instrument­o que permite la compra ilimitada de deuda de un país, pero requiere su petición expresa y a su concesión va asociada una elevada condiciona­lidad) es un instrument­o que sigue plenamente vigente.

La condiciona­lidad que finalmente se va a exigir para que el BCE pudiese activar el TPI en un país concreto está relacionad­a, a grandes rasgos, con el no estar incurso en el Procedimie­nto de Déficit Excesivo (en suspenso, de momento, hasta 2023) y no tener desequilib­rios macroeconó­micos graves, con una deuda pública sostenible e implementa­ndo políticas macroeconó­micas sólidas y sostenible­s. Es decir, este instrument­o obligaría a aquellos países que necesiten soporte adicional del Banco Central Europeo, y a su vez no cumplan las reglas fiscales, a acudir la OMT.

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