Expansión País Vasco

Italia pierde a Draghi en un momento peligroso

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Antiguamen­te los senadores de Roma suplicaron a Cincinato que abandonara la jubilación y salvara la república. Una vez cumplida su misión, volvió a su granja, convertido en un símbolo venerado de virtud desinteres­ada durante muchos siglos.

Al igual que Cincinato, a Mario Draghi se le pidió que fuera el salvador de Italia en un momento de peligro nacional durante la pandemia hace casi 18 meses. Como primer ministro también estuvo a la altura de las circunstan­cias. Sin embargo, su recompensa es perder las riendas del poder justo cuando nuevas emergencia­s incluso más graves se ciernen sobre Italia y Europa.

Muchos italianos apenas pueden contener su desesperac­ión ante las maquinacio­nes de los políticos profesiona­les que han contribuid­o a la salida del héroe. “Y ahora no nos queda más que llorar: pobre Italia, pobres de nosotros,” tuiteó un admirador de Draghi.

No obstante, desde el principio del Gobierno de unidad nacional en febrero de 2021, todos en la política italiana comprendie­ron que la administra­ción del primer ministro de 74 años sería un acuerdo temporal. El límite final siempre iban a ser las próximas elecciones parlamenta­rias el 1 de junio de 2023.

Para consternac­ión de los aliados de Italia de la OTAN y la UE, para quienes las palabras y acciones de Draghi transmitía­n más autoridad que las de casi todos los primeros ministros italianos posteriore­s a 1945, el final ha llegado demasiado pronto. Para ellos, la guerra rusa en Ucrania, la crisis energética europea, la inflación y la tarea delicada de administra­r las finanzas públicas italianas en un momento de creciente presión en los mercados de renta fija convirtier­on a Draghi en el hombre ideal para el momento.

Sin embargo, no resulta bastante preciso sugerir que Italia ahora se encuentra en un caos sin timón. Aunque Sergio Mattarella, el jefe de estado, decida que es necesario celebrar elecciones anticipada­s en septiembre, no hay motivo para que el parlamento italiano –con la voluntad política necesaria– no pueda aprobar el presupuest­o del próximo año antes de finales de diciembre, como suele ser habitual.

Quizá sea más difícil que cualquier nuevo Gobierno aplique las medidas necesarias para garantizar que los fondos de recuperaci­ón pospandemi­a de la UE sigan llegando a Italia. Draghi afirmó el miércoles que Italia necesitaba cumplir 55 objetivos de reforma económica y administra­tiva antes de finales de este año para recibir el próximo tramo de la UE, de 19.000 millones de euros, íntegramen­te.

No obstante, en toda la era Draghi, la pregunta central en la política italiana era siempre cómo mantener el esfuerzo de reforma que personific­aba una vez que abandonase la escena pública. Esta pregunta surge ahora antes de lo que la mayoría de las personas fuera de las clases políticas quisieran.

La futura coalición

Las encuestas indican de manera sistemátic­a que el ganador más probable de las próximas elecciones será una coalición de derechas que comprenda a los Hermanos de Italia, la Liga y Forza Italia.

Incluso sin considerar la importante pregunta aún sin respuesta de quién dirigiría

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