Una década después
Volvemos a la normalidad y el BCE abandona los tipos de interés negativos. El Comité Ejecutivo, por unanimidad, decidió aumentar, al cabo de once años, los tres tipos de interés en 50 puntos básicos. Es decir, las operaciones de refinanciación de los bancos, denominada TLTROIII y que se concedía mediante subastas y al tipo del 0% tendrán un tipo de 0,50%. Los tipos marginales de financiación pasan al 0,75% y los excedentes de liquidez, que tenían un tipo negativo del 0,50%, pasan a tener un tipo del 0%, algo que a lo largo de su exposición la presidenta Lagarde sugirió que quizá podían tener algún tipo positivo, pero sin precisarlo.
La presidenta Lagarde insistió en el hecho de que abandonar los tipos negativos da un mayor margen de maniobra para que el BCE, y que en cada sesión del Consejo Ejecutivo pueda decidir lo más apropiado, si bien deja constancia de que su objetivo es la estabilidad de los precios y que su meta a medio plazo es tener una tasa anual de inflación del 2%.
Ayer se anunció el mecanismo de protección de las transacciones y podrá permitir la transmisión efectiva de las políticas monetarias en el futuro. Ahora bien, la primera línea de defensa para hacer frente a los riesgos debidos a las transacciones relacionados con la pandemia seguirá siendo el programa de emergencia, denominado PEPP.
A medida que vayan llegando a vencimiento, los bonos que se emitieron podrán ser recomprados, pero con un límite temporal fijado el 31 de diciembre del año 2024.
Operaciones de refinanciación de los bancos. El BCE estuvo siempre atento a la financiación del sistema de la zona euro, y tuvo muy en cuenta las necesidades de financiación de las pequeñas y medianas empresas, aunque también abrió una línea con calidad crediticia para las compañías no financieras que emitieran bonos corporativos.
El BCE continuará prestando mucha atención a las condiciones de financiación de los bancos del sistema, y seguirá con las operaciones a medio y largo plazo (TLTRO III), procurando que tengan una financiación adecuada y, de manera especial, que no interfieran en la transmisión de la política monetaria del BCE.
Activos en cartera de las compras anteriores (APP) y del programa de emergencia por la pandemia, PEPP. El Comité Ejecutivo tiene el propósito de continuar con su proceso de reinversiones cuando los títulos lleguen a vencimiento. Esta política se mantendrá hasta que sea necesario mantener una liquidez suficiente en el sistema.
La presidenta Lagarde manifestó su preocupación por las elevadas tasas de inflación. El 22 de abril de este año, 7,4%; el 22 de junio, 8,6%. Las atribuyó a distintas causas. Por una parte, a las consecuencias de la crisis de la energía y los costes y suministros sincopados de gas natural. Por otra parte, en las cadenas de suministros se han dado con menor intensidad los cuellos de botella que limitaron los volúmenes de producción. La injustificada invasión de Ucrania por Rusia ha provocado el encarecimiento mundial de los alimentos, pues eran los principales exportadores de cereales y de semillas.
Se luchará contra la fragmentación de los mercados de capitales. Es posible que las nuevas políticas monetarias del BCE puedan llevarlo a situaciones más complicadas que las que ha transitado en los últimos años, y son precisamente los líderes de la zona euro los que están empujándole.
Philippa Sigl-Glöckner escribió recientemente en lo que puede sucedernos en los próximos meses. El mecanismo del BCE para comprar bonos emitidos por los países miembros sólo puede basarse en que nuestro banco central gestione las diferencias o gaps entre el rendimiento de la deuda soberana de Alemania y los rendimientos de los bonos soberanos de otros países miembros. Según SiglGlöckner, esos “márgenes” o diferenciales pueden provocar una transmisión sesgada de la política monetaria, que es precisamente lo opuesto a lo que pretende la presidenta Lagarde.
No es algo trivial, porque los bonos soberanos son los puntos de referencia para prestar a unos tipos de interés directamente relacionados para los que se endeudan. Como señalaba el artículo, el rendimiento de los bonos soberanos determina el precio de los préstamos. Es evidente que si Italia tiene primas de riesgo elevadas (y algún día posiblemente también España), los que toman préstamos de los bancos sufrirán una restricción monetaria. Cuando esos márgenes o diferenciales estén desajustados, las consecuencias serán que Alemania tendrá mayores presiones inflacionistas, mientras que Italia tendrá que hacer frente a una deflación.
Durante la crisis de la deuda del 2012, el BCE compraba en el mercado secundario deuda soberana de los países con dificultades mediante el programa de transacciones monetarias, siempre que el país hubiera pactado un programa de rescate del Mecanismo Europeo de Estabilidad y aceptara un programa de duras reformas.