El Gobierno incentiva peligrosamente el gasto
En la reunión de ayer del Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) el Gobierno comunicó a las Comunidades Autónomas (CCAA) las tasas de referencia de saldo presupuestario para 2023 –al estar suspendidas las reglas fiscales no son un objetivo estrictamente hablando– y las entregas a cuenta para 2023 y la liquidación de 2021 –que afecta al presupuesto de 2023– procedentes del Sistema de Financiación Autonómica (SFA).
Pues bien, en primer lugar, ya anticipado en la presentación del techo de gasto no financiero para 2023 y del cuadro macroeconómico, el Gobierno ha decidido aumentar en dos décimas el margen de déficit de las CCAA. Aparentemente, se compensará con la reducción equivalente en el déficit del Gobierno de la nación, pero eso es insuficiente, pues el Gobierno de Sánchez ha aumentado el gasto no financiero –sin fondos europeos– en 48.000 millones de euros desde 2019, con lo que debería no ya incrementar el margen de déficit de las CCAA, sino dotarlas de una financiación adecuada para sus servicios pero reduciendo en miles de millones el exceso de gasto improductivo que tiene la AGE, de manera que las regiones tendrían una financiación adecuada, sin parches, y se reduciría el déficit conjunto de España.
En segundo lugar, les ha comunicado que la suma de entregas a cuenta de 2023 y liquidaciones de 2021 (que presupuestariamente se imputan en 2023) del Sistema de Financiación Autonómica (SFA) aumentan casi un 25%. Las entregas a cuenta deberían depender de la evolución económica y la liquidación es una mera diferencia entre lo recaudado finalmente, en este caso, en 2021, y lo anticipado como entrega a cuenta de dicho año. Ahora bien, este incremento es muy peligroso, porque, primero, las entregas a cuenta están calculadas –subiendo un 11%– a partir de unas estimaciones de crecimiento optimistas, convertidas en papel mojado por el FMI pocos minutos después de su presentación, que parece que volverán a sufrir una rebaja en otoño por parte de todas las instituciones que hacen predicciones económicas, con lo que podría quedar la recaudación real por debajo y provocar, así, unas liquidaciones negativas de 2023 a presupuestar en 2025, con el problema que puede generar en las cuentas de las CCAA para dicho momento. Adicionalmente, las liquidaciones son todavía más volátiles que las entregas a cuenta. Como las de 2020, muy negativas, se condona