Mayor tensión en el peor momento
La visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Taiwán añade tensión a la geopolítica mundial en el peor momento. Si la invasión rusa de Ucrania tenía ya al mundo en vilo, una creciente hostilidad en torno a Taiwán entre China y Estados Unidos, las dos auténticas potencias mundiales, eleva innecesariamente la incertidumbre y multiplica los riesgos. Unos riesgos que se vieron reflejados en la caída de las bolsas asiáticas. La pregunta que cabe hacerse es qué aporta en estos momentos la visita de la representante norteamericana de más alto rango a Taiwán desde 1997. No parece que vaya a solucionar nada sino todo lo contrario. No sólo no disuade a China, que sigue reclamando la soberanía histórica sobre Taiwán, sino que ha empujado a Xi Jinping a realizar una peligrosa demostración de fuerza, movilizando tropas, para reivindicarse ante el propio Partido Comunista Chino en el año en el que toca renovar su mandato. En el momento actual, cualquier acción que no contribuya a reducir la presión es contraproducente y constituye un verdadero problema para recuperar la estabilidad en el mundo. El argumento de que el Congreso es independiente y de que la visita no cuenta con el respaldo oficial parece poco convincente cuando están en juego tantas cosas, incluido un potencial conflicto nuclear. Evidentemente, la presión que Rusia y China están ejerciendo para establecer un nuevo modelo en el mundo que atenta contra la libertad requiere respuestas firmes y eficaces. Y algunos gestos, como la visita de Pelosi a Taiwán, no parece que lo sean.