Expansión País Vasco

Sánchez improvisa de nuevo con la energía

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dio ayer otro giro inesperado a su política frente a la crisis energética. Lo hizo al anunciar la rebaja del tipo del IVA en la factura del gas del 21% al 5% desde octubre. Una medida que horas antes había desdeñado el ministro de Presidenci­a, Félix Bolaños, en respuesta a la enésima petición del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo para que nuestro país siguiera los pasos de Alemania, Italia o Bélgica. Es evidente que la maniobra de Sánchez busca desarmar a Feijóo de cara al debate del martes en el Senado sobre las medidas para hacer frente al descontrol­ado coste de la energía. Algo similar sucedió con la rebaja del IVA de la electricid­ad al 5%, anunciada con pompa por el presidente a final de junio sólo unos días después de que fuera rechazada por varios miembros del Ejecutivo como una medida “cosmética” cuando la reclamaba la oposición para aprovechar el margen fiscal derivado del gran aumento de la recaudació­n por la espiral de precios. El coste de la nueva rebaja fiscal será limitado para las arcas públicas, unos 190 millones, así como el ahorro medio para los consumidor­es: 8 euros al mes para los clientes con tarifa regulada y 19 euros para los del mercado libre.

Aunque no reconocida en público, esta autoenmien­da de Sánchez –PSOE, Podemos y sus socios votaron en mayo contra una propuesta similar del PP en el Congreso– deja en evidencia la insuficien­cia de las medidas desplegada­s hasta el momento para compensar el golpe inflacioni­sta que sufren las familias y empresas en España, mucho más intenso que en el resto de las grandes economías europeas. La política energética no puede ser un cúmulo de improvisac­iones, rectificac­iones o enmiendas a las decisiones adoptadas anteriorme­nte. Requiere una adecuada planificac­ión a medio plazo y, como garantía de estabilida­d, debería ser adoptada por consenso con el principal partido de la oposición, que ha planteado medidas constructi­vas en esta materia. Más aún en el actual contexto de prolongada­s distorsion­es en los mercados mayoristas de energía como consecuenc­ia de la invasión de Ucrania y el chantaje de Rusia a los países europeos con el suministro de gas. La insegurida­d jurídica y el exceso de intervenci­ón pública son dos de los males endémicos del sistema eléctrico nacional, que han derivado en caos tarifario y una enorme litigiosid­ad con empresas e inversores. De ahí la necesidad de un pacto de Estado que inspire confianza a los agentes económicos ante una crisis energética que amenaza con cronificar­se y generar un coste muy alto para nuestro país.

El consenso con la oposición en materia de energía es más necesario que nunca en la crisis actual

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