El capital riesgo pide psicodélicos
Los habitantes de Silicon Valley llevan mucho tiempo alabando las microdosis de drogas psicodélicas como medio para liberar la creatividad. La estrella de la NFL Aaron Rodgers atribuye a la droga sudamericana ayahuasca la mejora de su bienestar y de su juego. Los tratamientos de expansión mental son un área floreciente de investigación médica y del capital riesgo.
Supuestamente, los psicodélicos inducen la “neuroplasticidad”, es decir, la reconexión de los procesos de pensamiento para reducir la negatividad y aumentar la conectividad. Los críticos sostienen que pueden causar daños irreparables. Estas drogas incluyen el LSD, la psilocibina, la ayahuasca y la ketamina.
Los inversores del capital riesgo colocaron 236 millones de dólares (236 millones de euros) en el sector en los 12 meses previos a julio, según datos de Crunchbase. Dos empresas ya han salido a Bolsa. Compass Pathways está probando los psicodélicos en combinación con la terapia hablada. Los ensayos clínicos de Mind Medicine se centran en el LSD. Start up como Delix Therapeutics y Empath Ventures también se ocupan de este campo.
La ilegalidad de la mayoría de los psicodélicos supone un obstáculo. Sin embargo, la ketamina ha sido aprobada para algunos pacientes con depresión. En 2020, el Ministerio de Sanidad de Canadá permitió que cuatro enfermos terminales tomaran psilocibina para aliviar la ansiedad. La legalización del cannabis en algunos estados allana el camino para un mayor uso de los psicodélicos.
El éxito de las nuevas empresas dependerá de los ensayos clínicos y del historial de los fármacos aprobados para uso médico. Pero los tratamientos “milagrosos” anteriores, desde la terapia de descargas eléctricas hasta el Prozac, tenían grandes inconvenientes.
Atención inversores: los psicodélicos siempre conllevan el riesgo de un mal viaje.