La industria europea se frena en seco y apunta a una recesión
POSIBLE CAÍDA DEL PIB EN EL TERCER TRIMESTRE DEL AÑO/ La caída de las ventas ha provocado que los productos se acumulen en los almacenes al mayor ritmo de la serie histórica, lo que frena el empleo.
La economía europea amenaza con entrar en una nueva recesión este tercer trimestre, habida cuenta del desplome de la industria y el cada vez menor tirón del sector servicios. Y lo peor, no es solo que la producción y las ventas hayan caído, sino que los nuevos pedidos se han hundido con tanta fuerza que las existencias se acumulan a un ritmo inédito en los almacenes, lo que hace que el sector no se plantee nuevas contrataciones en un futuro próximo sino, quizá, todo lo contrario.
En concreto, el Índice de Gestores de Compras del sector manufacturero (PMI, por sus siglas en inglés) cayó en agosto a 49,6 puntos, dos décimas menos que en julio y el peor dato en dos años, de acuerdo con las cifras publicadas ayer por Standard & Poor’s. Un dato por encima de 50 puntos indica crecimiento económico y por debajo, contracción, por lo que el último registro, el tercero consecutivo por debajo de este umbral, “aumenta la posibilidad de que el PIB caiga en el tercer trimestre”, según Chris Williamson, economista jefe de Negocios de S&P Global Market Intelligence.
“Los atribulados fabricantes de la eurozona experimentaron una nueva caída pronunciada de la producción en agosto”, señala Williamson, pero los peores datos se observan en “los indicadores a futuro, que sugieren que es probable que la desaceleración se intensifique de manera marcada en los próximos meses, lo que significa que los riesgos de recesión han aumentado”. Especialmente, “la caída de las ventas no solo ha conllevado que un número cada vez mayor de fábricas reduzcan la producción, sino que también significa que los almacenes se están colmando de existencias sin vender en un grado sin precedentes en los veinticinco años de historia del estudio”.
De hecho, “la ratio pedidos-inventario, un indicador importante de la producción futura, está señalando una caída a una intensidad que no se ha observado desde 2009, salvo en los primeros meses de confinamiento por la pandemia”, añade Williamson, que señala que la debilidad de la demanda y los esfuerzos para reducir el stock resultarán en un fuerte lastre para la producción industrial en los próximos meses. Y aunque esta caída de la demanda ha frenado ligeramente la subida de precios, la inflación sigue siendo “muy alta para los esempleo, tándares históricos, debido principalmente a la energía, cuyo coste y suministro presenta una gran incógnita para los próximos meses”.
Por países
El frenazo industrial ha sido generalizado en todos los países de Europa, con las excepciones de Países Bajos e Irlanda. En concreto, Italia es el país con un peor registro, cayendo hasta los 48 puntos en Italia, seguida de Grecia y Austria (48,8), Alemania (49,1) y España (49,9). Por el contrario, Francia roza el estancamiento (50,6), mientras que Irlanda alcanza los 51,1 enteros y Países Bajos, los 52,6. Sin embargo, más allá del dato en sí, la tendencia negativa está muy extendida, con cifras menores que las del mes anterior (y mínimo en los dos últimos años) en todos los países a excepción de Francia y España, y en ambos casos se trata de un repunte puntual.
De hecho, los datos españoles no son nada halagüeños, ya que el aumento de la producción contrasta con la caída de los nuevos pedidos, lo que ha llevado a un descenso del debido a las menores necesidades de personal en el futuro. “Los nuevos pedidos volvieron a disminuir notablemente y las empresas destacaron que la inflación está erosionando el poder adquisitivo de los clientes y repercutiendo en los costes de gran cantidad de insumos”, sostiene Paul Smith, director de Economía de S&P Global Market Intelligence. Además, aunque el aumento de la capacidad instalada permitió incrementar la producción en agosto, hay “una perspectiva extremadamente incierta” en el medio plazo, tras la quinta caída consecutiva en los nuevos pedidos, el aumento en los productos almacenados y el descenso en la carga de trabajo pendiente, lo que ha derivado en una fuerte disminución de los niveles de empleo.
El PMI industrial de España es más elevado que la media de la eurozona, pero eso no significa que España esté a salvo de una posible recesión este tercer trimestre. De hecho, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) actualizó ayer sus previsiones de PIB para el tercer trimestre, anticipando un retroceso económico del 0,8% entre julio y septiembre. Y, aunque apenas cuenta con una cuarta parte de toda la información relevante del trimestre, es muy significativo que los pronósticos no hayan dejado de empeorar desde principios de agosto.