La desaceleración toca al inmobiliario
El sector inmobiliario, que consiguió recuperarse a gran velocidad de los primeros estragos del Covid y alcanzar volúmenes récord de inversión, se enfrenta ahora a nuevos desafíos. La subida de tipos de interés, la espiral inflacionista y unos márgenes limitados por los mayores costes de construcción son algunos de los fantasmas que sobrevuelan una industria que ha mostrado una gran capacidad para atraer al inversor internacional y nacional. El enorme apetito del capital por el ladrillo demostrado hasta ahora tiene su reflejo en los niveles de inversión alcanzados a cierre de septiembre, con un volumen transaccionado en compraventa de inmuebles en España en los nueve primeros meses del año de unos 11.000 o 12.000 millones de euros, dependiendo de la fuente. Una tendencia alcista que se frenará en el último trimestre de 2022. De acuerdo con los expertos consultados por EXPANSIÓN, la falta de visibilidad que genera el contexto actual, y el cambio de ciclo económico esperado, se empezará a notar ya en la recta final del año y se prevé que afecte también al mercado durante los primeros compases de 2023, periodo en el que el capital será algo más cauto y la financiación más selectiva. De momento algunas operaciones con márgenes ya ajustados se han paralizado tras el verano. No obstante, las grandes consultoras consideran que el sector inmobiliario –mucho más profesionalizado que antes del pinchazo de la burbuja de 2008 y con un nivel de apalancamiento bastante más contenido y sostenible– ha demostrado su enorme resilencia y se mantendrá como activo refugio, por lo que no esperan una caída significativa de la actividad. Los expertos recuerdan además que la liquidez disponible se mueve en máximos históricos y que España ya forma parte del imaginario del inversor como un destino seguro. En el mercado de vivienda el sector descuenta también una caída de la demanda por la menor capacidad de pago de las familias, que afectará al negocio promotor.
Subida general de precios en el súper
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) hizo público ayer un estudio que constata que el 95% de los productos que se venden en los supermercados ha subido de precio el último año, con casos especialmente llamativos como el aceite de girasol, que ha disparado su coste un 118%, o las magdalenas y la margarina, cuyo precio es un 75% más alto. La investigación muestra que las cadenas que más han subido los precios –de mayo de 2021 al mismo mes de 2022– no son necesariamente las más caras. Al frente de los ascensos se sitúa Dia&Go (+17,1%), seguida de La Plaza de Dia (+16,2%) y Mercadona (+16,1%). No obstante, el líder de la distribución en España es una de las cadenas de ámbito nacional con los precios más bajos, sólo superada por Family Cash, Alcampo, Supeco, Consum y Lidl. Alcampo, que es el grupo con el supermercado más barato de España (en Vigo), representa además la opción más económica en 27 capitales, mientras que Mercadona es líder en precios bajos en ocho ciudades. En el lado contrario, la madrileña Sánchez Romero repite como la cadena más cara de media, seguida de Ulabox y Amazon, dos de los grandes grupos 100% online. Una de las cuestiones más llamativas del estudio de OCU es que comprar en Palma de Mallorca es de media un 9% más caro que en Vigo, aunque se acuda a la misma cadena. La ciudad donde la elección del supermercado puede suponer un mayor ahorro es en cambio Madrid.
SSE invierte más en Reino Unido
La eléctrica británica SSE Renewables (antigua Scottish & Southern Energy), especializada en renovables y una de las mayores empresas de redes eléctricas de Reino Unido, aportó ayer una idea novedosa al debate en Europa sobre los beneficios extraordinarios de su sector en plena escalada de precios. El grupo, que es el mayor rival de la española Iberdrola en el mercado británico, informó de su compromiso de reinvertir cualquier beneficio adicional derivado de los altos precios de la energía directamente en infraestructuras energéticas que reduzcan la exposición de Reino Unido a los altos precios del gas. Tras las iniciativas de algunos países de Europa de gravar con nuevos impuestos a las energéticas por los beneficios caídos del cielo, SSE reafirma su compromiso inversor en Reino Unido. El grupo tiene capacidad en funcionamiento de unos 4.000 MW y en desarrollo otros 10.000 MW, entre ellos el mayor parque eólico del mundo, Dogger Bank (3.600 MW, con una participación del 40%) y el parque eólico marino de fondo fijo más profundo del mundo, Seagreen (1.075 MW, con una participación del 49%). SSE prevé realizar una inversión neta en infraestructuras en Reino Unido e Irlanda superior a los 25.000 millones de libras en la década, y para este año fiscal tiene previstas inversiones de 2.500 millones. A cierre de trimestre, tenía una deuda neta de 10.000 millones de libras y para el año espera un apalancamiento inferior a 4,5 veces el ebitda.