Expansión País Vasco

La cúpula de Merlin declara por su divorcio con los socios de Loom

- Á. Zarzalejos / R. Arroyo.

La cúpula de Merlin Properties declaró ayer en el procedimie­nto judicial que le enfrenta con los hermanos José y Paula Almansa, fundadores de Loom, su filial de coworking. Los Almansa han llevado a la Socimi a los tribunales para que se les reconozca que fueron apartados de la dirección comercial de Loom.

Según explican las fuentes consultada­s por EXPANSIÓN, Ismael Clemente, presidente de Merlin; Miguel Ollero, director general corporativ­o; Fernando Ramírez, director de la compañía; Nerea Arcarazo, antigua directora comercial de Loom; David Brush, uno de los fundadores de Merlin; y Fernando Ferrero, directivo de Merlin, declararon ayer en calidad de testigos en el Juzgado de Primera Instancia número 33 de Madrid que tramita la demanda.

Los Almansa defienden que el contrato que firmaron con Merlin exigía que ambos debían mantener el liderazgo comercial, incluyendo la selección de espacios y la definición del plan de negocio. De esta forma, según los demandante­s, evitaban que el precio contingent­e que les tenía que abonar Merlin al comprar la totalidad de Loom quedara a la total discrecion­alidad de la Socimi.

Desde Merlin señalan sin embargo que, una vez adquirida la compañía de coworking en marzo de 2019, el acuerdo de compravent­a implicaba que los fundadores de Loom dejaban de tener “facultades para influir en la dirección y gestión de los negocios de la sociedad”, responsabi­lidad única de la Socimi tras la compra. El acuerdo

Los Almansa piden que se reconozca que fueron apartados de la dirección comercial

sí incluía, por contra, un contrato con los Almansa para la prestación de servicios de asesoramie­nto y como embajadore­s de la marca que vencía, en cualquier caso, en diciembre de 2021.

Ambos hermanos fundaron Loom en julio de 2014 y Merlin tomó una participac­ión minoritari­a del capital en 2017. Dos años después, Merlin llegó a un acuerdo para hacerse con la totalidad de la compañía a cambio de un pago inicial de 1,5 millones de euros (Loom se valoró en su conjunto en 5 millones) y un pago contingent­e (o earn-out) a calcular en función de los ingresos e inversione­s de los espacios abiertos en el momento de la compra o que se planearan desarrolla­r en un futuro hasta el 31 de diciembre de 2021, y pagadero el 31 de marzo de 2022.

Además de este procedimie­nto, los Almansa han presentado una segunda demanda que tramita el Juzgado de Primera Instancia número 49 de Madrid en la que reclaman 170,8 millones de indemnizac­ión. Esta cuantía se divide en dos partes: la presunta manipulaci­ón de los parámetros de valoración de su pago contingent­e (13,9 millones) y la violación del pacto de no competenci­a al no canalizar todo el negocio de oficinas flexibles a través de Loom y montar otra marca, Merlin HUB, que hace el mismo negocio (156,8 millones).

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