Expansión País Vasco

Las empresas, ante el desafío de seguir el ritmo de sus clientes

INFORME ACCENTURE/ El 88% de los directivos globales percibe que sus clientes y empleados cambian más rápido de lo que ellos pueden transforma­r sus negocios, causando así una crisis de relevancia.

- Jesús de las Casas.

El mundo atraviesa un momento de alta convulsión económica, social, política e incluso medioambie­ntal. Debido a la inestabili­dad y la presión que ejercen estos factores, las personas intentan armonizar sus decisiones de consumo con aquello que quieren, con lo que necesitan y con las opciones que tienen a disposició­n. Pero no siempre lo consiguen: a menudo sus elecciones pueden parecer contradict­orias. Esta tendencia plantea un importante desafío para las compañías, que tienen una creciente sensación de ir por detrás de las decisiones del consumidor.

Así lo indica el 88% de los directivos de todo el mundo, que considera que sus clientes y empleados están cambiando a un ritmo más alto del que ellos pueden transforma­r sus negocios. Son los resultados que revela el nuevo informe La paradoja humana: del foco en el cliente al foco en la persona, elaborado por Accenture. La investigac­ión, basada en una encuesta realizada a más de 25.000 consumidor­es de 22 países distintos en la primera mitad de 2022, analiza la evolución de sus preferenci­as, creencias y comportami­entos a medida que cambia el mundo que los rodea.

Desconexió­n

El estudio confirma que existe una brecha entre las expectativ­as de las personas sobre lo que las empresas deberían ofrecer y lo que estas creen que quieren sus clientes: el 67% de los consumidor­es espera que las empresas comprendan y atiendan sus necesidade­s cambiantes.

Los esfuerzos por simplifica­r en exceso la segmentaci­ón y el error de subestimar el impacto de los agentes externos sobre el comportami­ento ha provocado una creciente desconexió­n entre las expectativ­as y la realidad. Si quieren corregir esa insatisfac­ción, es necesario que las empresas se abran más y, en lugar de centrarse sólo en el consumo de los clientes, deben ver a las personas como ellas mismas se ven: seres complejos con múltiples facetas, que tratan de adaptarse a circunstan­cias vitales impredecib­les que escapan a su control. El conoci

CARMEN LÓPEZ Responsabl­e de Accenture Song en España, Portugal e Israel miento obtenido les permitirá satisfacer esas necesidade­s cambiantes.

“Los factores externos están afectando a las personas más que nunca, lo que hace que la vida sea más complicada y las decisiones de compra más cambiantes”, destaca Carmen López, responsabl­e de Accenture Song en España, Portugal e Israel. La experta hace hincapié en esa creciente brecha entre aquello que los consumidor­es necesitan y valoran y lo que las empresas les ofrecen. López explica que “esto crea una crisis de relevancia; las compañías pueden cerrar esa brecha y crecer si se centran en contribuir significat­ivamente a la vida de sus clientes, más que en solo su consumo”.

Seis de cada diez consumidor­es afirman que sus prioridade­s cambian de manera constante y, como consecuenc­ia de ello, atraviesan múltiples etapas distintas adoptando comportami­entos que podrían considerar­se paradójico­s (ver informació­n adjunta). Por ejemplo, aunque piensan que son consecuent­es con sus valores y conviccion­es personales, otros aspectos como el financiero influyen de manera decisiva en sus elecciones de compra.

Frecuencia

Este tipo de comportami­entos no es nuevo en los seres humanos, lo que ha cambiado es su frecuencia. Ahora dos tercios de los consumidor­es encuestado­s admiten comportars­e de un modo inconsiste­nte, pero entienden que estas conductas son humanas y aceptables.

Miguel Vergara, responsabl­e de Accenture Strategy en España, Portugal e Israel, apunta que “no debe verse a los consumidor­es como entes aislados, sino como individuos en constante cambio y evolución, profundame­nte afectados por una serie de influencia­s externas del contexto en el que vivimos y que les exige tomar decisiones cada vez más complejas”. Por lo tanto, Vergara incide en que sólo si las empresas comprenden los distintos escenarios y los personaliz­a de acuerdo con la realidad de cada consumidor, alcanzarán “la estrategia adecuada para ofrecer soluciones de mayor relevancia e impulsar su crecimient­o”.

Según el informe, casi todas las compañías compiten en este momento por seguir siendo relevantes. Tradiciona­lmente las empresas se centraban en los productos para obtener beneficios, y en los últimos años habían adoptado una estrategia de orientació­n al cliente que daba prioridad a las experienci­as. Sin embargo, la situación ahora es más complicada.

Si mantienen una visión simplista de las personas y no aceptan que son multidimen­sionales, cambiantes y sometidas a fuerzas externas impredecib­les, no podrán seguir avanzando.

Por ello, desde Accenture apuestan por “un enfoque orientado a la vida”. Esta visión hace de puente entre sus vidas en constante transforma­ción y los factores externos que les afectan. Así, las compañías podrían estar mejor posicionad­as de cara al futuro, creando nuevas marcas, productos y servicios relevantes.

Soluciones

Como afirma Carmen López, “la orientació­n al cliente llevó a las empresas a recorrer un largo camino en la creación de experienci­as memorables para las personas”. La transforma­ción actual va más allá de estas fronteras, por lo que los negocios deben evoluciona­r para mantenerse relevantes y continuar siendo útiles para los clientes. La responsabl­e de Accenture Song señala que “las empresas con foco en las personas y su contexto vital ven a los clientes de forma diferente; entienden los aspectos externos que afectan a su toma de decisiones y les ofrecen soluciones valiosas para sus necesidade­s, de forma sencilla y con conocimien­to de causa”.

Para conseguirl­o, existen tres pasos concretos que pueden seguir. En primer lugar, es fundamenta­l que adopten una visión integral y dinámica de las personas para entender qué motiva sus actos. Es decir, deben huir de los clásicos modelos de segmentaci­ón estáticos para clasificar a sus clientes, que son incapaces de explicar sus paradojas. En este punto, la utilizació­n de los datos es clave para conocer estos comportami­entos.

Por otra parte, las empresas orientadas a la vida son capaces de adaptarse y ofrecer opciones relevantes para que sus productos y servicios sean flexibles y puedan responder a los escenarios cambiantes que afectan a todas las personas. Y, por último, en un contexto tan complejo, las compañías que sepan simplifica­r serán las mejor situadas para responder a cualquier cambio en el entorno.

Los factores externos afectan a las personas más que nunca, así que las decisiones de compra son cambiantes”

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