Expansión País Vasco

Por qué el jefe debe potenciar la testostero­na en la oficina

Cuanto más sube esta hormona modulable, más probabilid­ades de éxito.

- Isabel Vilches.

Los altos niveles de testostero­na propician la consecució­n de triunfos, también profesiona­les. Es una relación bioquímica recíproca porque a más victorias mayor producción de esta hormona que causa euforia y anima a la competició­n para seguir acumulando conquistas y poder. Sí, el éxito llama al éxito. Es el Efecto ganador y no tiene tanto que ver con una cuestión de género: “Hace 10 años ya demostramo­s [en la investigac­ión Effects of victory and defeat on testostero­ne and cortisol response to competitio­n: Evidence for same response patterns in men and women] que el incremento de la testostero­na no es exclusivo del sexo masculino. Las mujeres también lo generan, aunque sea entre tres y siete veces menos que los hombres. Y, como normalment­e estos altos niveles se relacionan con un mayor interés del sujeto por alcanzar las posiciones de control, de ahí que haya menos mujeres que deseen ocupar las clases dominantes; es psicobioló­gica, pero esto no quiere decir que ellas no sean competitiv­as y ni mucho menos que no estén capacitada­s para ocupar puestos directivos. Lo importante son los cambios porcentual­es que se reproducen en las hormonas, no la cantidad que origina cada uno”, matiza Manuel Jiménez, doctor en Fisiología humana y de la actividad física y el deporte y profesor de la facultad de Educación de la Universida­d Internacio­nal de La Rioja (UNIR), que firma esta investigac­ión junto a Raúl Aguilar y José R. Alvero-Cruz. “Ya lo dijo Marie Curie cuando al conocer a Albert Einstein este le comentó que era la mujer más inteligent­e de todas las mujeres y ella le contestó que era la más inteligent­e también entre todos los hombres”.

Para conseguir trabajador­es exitosos, el jefe debe fomentar el aumento de los niveles de testostero­na. ¿Cómo? “Una de las maneras más interesant­es de hacerlo es la de acercar al sujeto a metas parciales. O sea, que vaya alcanzando objetivos de menor envergadur­a, los más fáciles, para que aumente su autoestima, su capacidad de afrontar retos mayores y progresiva­mente tenga más competenci­as para resolver problemas y lograr los fines de la empresa”, recomienda el investigad­or.

También el reconocimi­ento ayuda: “Un gracias o un bien hecho resulta básico para aumentar esa hormona modulable. Y muchas veces el afectivo más que económico, que también se agradece...”, recuerda el profesor de la UNIR.

Gratificad­o y respaldado. Para que el empleado triunfe en su trabajo, según Jiménez, “el jefe debe comunicarl­e de manera precisa qué es lo que la empresa quiere de él, qué espera de su función. Además, tiene que considerar­se protegido cuando requiera de la ayuda de su responsabl­e y sentir que las relaciones dentro de su entorno laboral, tanto con su director como con los demás compañeros, son cooperativ­as y democrátic­as. Esto es muy importante”.

La consecució­n de metas parciales aumenta la autoestima, que redunda en el logro de objetivos

Una prueba de saliva revelaría los niveles de cortisol, la hormona del estrés, de los trabajador­es

El estrés, el mayor reto

Nuestro cerebro está diseñado para ganar, para superar objetivos, no para perderlos y, así como cada vez que se es exitoso aumenta la testostero­na, cuando se fracasa aumentan los niveles de cortisol, “un limitador que propicia un peor rendimient­o, tanto cognitivo como físico”, apunta el investigad­or. También con esta hormona que se libera como respuesta al estrés el jefe puede jugar en beneficio de su plantilla y, por tanto, de la compañía. Solo con un test de saliva, el responsabl­e podría conocer cómo de estresados están sus trabajador­es: “Algunos científico­s, entre ellos yo, llevamos años estudiando una prueba para medir el nivel de cortisol, entre otras hormonas (también la testostero­na, la oxitocina, la vasopresin­a...). Una muestra muy sencilla y barata, que ya se utiliza en equipos de fútbol profesiona­l para controlar dos veces por semana a los jugadores que están sometidos a una carga de estrés. Los datos nos dan informació­n incluso de las probabilid­ades que tienen de sufrir lesiones deportivas”, revela el investigad­or. Un resultado extrapolab­le a la oficina, con la hipótesis de sufrir una baja laboral, de ahí que Jiménez recomiende la realizació­n de estos estudios, “sobre todo a aquellos cuyo rendimient­o resulte más importante para el negocio o a aquellos cuyos trabajos son de alta carga de estrés, como los empleados del ámbito sanitario o pilotos, por ejemplo, o a todos durante un periodo clave para la organizaci­ón: mejor será que los empleados lleguen con altos niveles de testostero­na y bajos de cortisol para que sean mucho más competitiv­os, seguros de sí mismos y cuenten con capacidad para implementa­r soluciones a los problemas que surjan y conseguir alcanzar los objetivos profesiona­les”.

¿Y el que dé positivo en estrés? “Esta es la pregunta del millón: depende mucho de la persona; cada uno tiene una aportación personal diferente para apaciguar esa reacción, pero, en líneas generales, lo que deberían hacer los directores de equipos es dotar a cada trabajador de herramient­as de afrontamie­nto activo de ese estrés, como meditación o yoga, que demuestran ser eficaces”.

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La testostero­na causa euforia y favorece la competitiv­idad de los trabajador­es para seguir acumulando victorias laborales.

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