Hartazgo empresarial con un Gobierno hostil

Tanto los recurrentes ataques dialécticos del Gobierno de PSOE y Podemos como las recientes medidas fiscales para castigar a determinados sectores (bancos, energéticas y grandes grupos) han agotado la paciencia de los empresarios. “No nos vamos a esconder ni nos van a asustar”, proclamó ayer el presidente del Instituto de la Empresa Familiar, Andrés Sendagorta. La deriva antiempresa del Ejecutivo, que le ha llevado a anunciar un nuevo impuesto a grandes patrimonios y el aumento de la fiscalidad del ahorro pese a que la recaudación fiscal está en máximos, resulta especialmente inoportuna en el actual contexto de rápida desaceleración. Los empresarios deberían estar ocupados en cómo hacer frente al brusco cambio de escenario para poder mantener la inversión y los puestos de trabajo, y no preocupándose de las invectivas populistas de Pedro Sánchez y sus ministros señalándoles como los presuntos beneficiarios de la espiral inflacionista para tratar de descargar sus responsabilidades en la nefasta gestión del bucle de los precios. Las empresas, que arrastran un importante estrechamiento de sus márgenes por el aumento de los costes y la falta de suministros, alertan de que nuestra economía atraviesa la peor situación desde

2014, excepción hecha del hundimiento provocado en la actividad por la pandemia en 2020. El

58% de las empresas familiares teme un crecimiento frágil y sin creación de empleo a medio plazo. Ante crisis de esta dimensión es cuando más necesaria se hace la aportación de los empresarios, así como que las autoridades públicas valoren su empuje y valentía para generar confianza. Sendagorta aclaró que los empresarios no han cedido a los discursos derrotistas ni se plantean marcharse de nuestro país por la injusta ofensiva fiscal de PSOE y Podemos. Pero lo cierto es que la inquietud empresarial por el deterioro del clima de negocios en nuestro país es creciente no sólo por la inseguridad jurídica que generan las últimas medidas del Gobierno, sino también debido a sus injerencias en un creciente número de instituciones públicas, las presiones a los organismos independientes o las trabas a la libertad empresarial. El Círculo de Empresarios denuncia que suponen un grave deterioro de la calidad democrática de nuestro país. El Gobierno debería apoyarse en las empresas para combatir la amenaza de recesión en vez de asumir la caduca retórica contra los empresarios de Podemos y sus aliados parlamentarios.

Sánchez debería apoyarse en las empresas para hacer frente a la crisis en vez de atacarlas