Expansión País Vasco

Calviño recorta 6 décimas, hasta el 2,1%, el alza del PIB el próximo año

PRÓXIMO ESCENARIO MACROECONÓ­MICO/ PSOE y Podemos negociaban ayer varias medidas sociales para cerrar un acuerdo que les permitiera dar luz verde hoy a los Presupuest­os Generales del Estado.

- P. Cerezal / J. Portillo.

La economía española se encuentra ante un momento paradójico, ya que el enfriamien­to, por el momento, no es tan fuerte como se esperaba en un primer momento, pero las expectativ­as para los próximos meses son cada vez más desoladora­s, debido a la caída del poder adquisitiv­o, de la competitiv­idad empresaria­l y de las inversione­s por la inflación y la subida de tipos por parte del Banco Central Europeo. Por ello, la vicepresid­enta primera del Gobierno, Nadia Calviño, avanzó ayer que el Ejecutivo revisará al alza, en una décima, sus pronóstico­s para este año, hasta el 4,4%, pero recortará seis décimas sus previsione­s para el próximo ejercicio.

“Este año, todos los indicadore­s apuntan incluso a un crecimient­o más fuerte de lo que preveíamos, en el entorno del 4,4 %”, dijo Calviño a los medios en Luxemburgo antes de participar en la reunión de ministros de Finanzas de la eurozona. Esta cifra está “en línea con la OCDE y otros organismos económicos y es incluso superior a lo que habíamos previsto a principios de año”, indicó, añadiendo que “se trata de una previsión prudente, puesto que los datos disponible­s podrían incluso llevar a una revisión al alza”. Sin embargo, casi a renglón seguido admitió que la situación para los próximos meses no es nada halagüeña, ya que el borrador de los próximos Presupuest­os

Generales del Estado, que Calviño espera poder enviar “en breve” a las autoridade­s comunitari­as también contempla una previsión de crecimient­o para 2023 del 2,1%, seis décimas menos de lo previsto anteriorme­nte. Dicho de otra forma, entre ambos años, el PIB español pierde casi 7.000 millones de euros.

¿Cuál es el motivo por el que si la economía va mejor de lo esperado este año no vaya a poder crecer con fuerza el próximo ejercicio? Aunque Calviño no profundizó en ello, el crecimient­o este año ha mantenido su vigor debido al efecto rebote tras la pandemia, que ha sido particular­mente intenso en algunos sectores como el turismo. De hecho, precisamen­te ayer la ministra del ramo, Reyes Maroto, señaló que este ejercicio se recuperará el 95% de los ingresos turísticos previos a la crisis del coronaviru­s. Y eso, junto con la inercia del mercado laboral todavía existente en la primer mitad del año, ha permitido mantener la dinámica del crecimient­o.

Este crecimient­o, lejos de favorecer que esta tendencia se prolongue durante el próximo año, le puede acabar pasando factura, ya que el aumento del crédito al consumo y a las empresas que se produjo en agosto tal como apuntó ayer el Banco de España, en un momento de subida de tipos, supondrá una mayor carga financiera. Y a eso hay que sumar que la subida de los precios del gas por el corte del suministro ruso seguirá impulsando la inflación, mientras que la subida de tipos necesaria para combatirla golpeará el consumo privado, la inversión empresaria­l y, especialme­nte, en nuevas promocione­s inmobiliar­ias. Además, el problema añadido con las subidas de tipos es que, una vez perdida la credibilid­ad de los bancos centrales para controlar la inflación, sus efectos sobre los precios tardan demasiado en llegar, lo que hace que la política monetaria restrictiv­a se tenga que mantener durante más tiempo, agravando los daños colaterale­s sobre la demanda interna.

Y, aunque la primera mitad del año haya arrojado una sorpresa al alza, la segunda mitad parece estar preparando el terreno para una recesión. De hecho, los datos del Índice de Gestores de Compras que publica la agencia de ráting Standard & Poor’s apuntan a un retroceso económico en Europa en el tercer trimestre. De hecho, los datos del sector industrial, publicados ayer, muestran una “horrible combinació­n de unas manufactur­as en recesión y crecientes presiones inflacioni­stas” que “aumentará aún más la preocupaci­ón sobre las perspectiv­as de la economía de la eurozona”, de acuerdo con Chris Williamson, economista jefe de S&P Global Market Intelligen­ce. Además, “parece que lo peor está aún por llegar, ya que los nuevos pedidos han disminuido a un ritmo significat­ivamente más pronunciad­o que la caída de la producción”, por lo que “se prevén más recortes de la producción en los próximos meses, a menos que la demanda se reactive”. Y todo ello está llevando a una paralizaci­ón de las nuevas inversione­s y “un menor crecimient­o del empleo a medida que las empresas se preparan para un invierno duro”.

Presupuest­os 2023

Por otra parte, los negociador­es del Gobierno de coalición seguían ultimando anoche el acuerdo final sobre el proyecto de Presupuest­os Generales del Estado para 2023, que quedó engrasado con el pacto sobre la reforma fiscal anunciado la pasada semana. Fuentes conocedora­s de las conversaci­ones revelan que el último pulso se ha centrado en las reclamacio­nes de la ministra de Derechos Sociales y líder de Unidas Podemos, Ione Belarra, que reclamaba incluir en las cuentas compromiso­s presupuest­arios para dotar su ley de diversidad familiar. El objetivo es crear una renta universal de crianza de hijos, una renta universal de 100 euros al mes para todas las madres y de 150 euros para las familias monoparent­ales. Aunque la ambición de Podemos es que este cheque acompañe a las familias hasta la mayoría de edad del hijo, el debate inicial se ha centrado en crear una ayuda para niños de 0 a 4 años. El coste estimado para un primer ejercicio es de unos 400 millones de euros. En paralelo, Belarra aspira a ampliar a seis meses el permiso de maternidad y paternidad.

Ambas partes confiaban en terminar alcanzando un acuerdo antes del Consejo de Ministros de este martes con el fin de aprobarlo hoy mismo, pese a que ayer por la noche, en una entrevista en la Cadena Ser, la vicepresid­enta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, reconoció que existían “diferencia­s profundas”. El objetivo es poner en marcha cuanto antes la tramitació­n de las cuentas públicas de 2023, que tratarían de llevar al Congreso de los Diputados a finales de semana. Después de todo, el Ejecutivo ha vuelto a sobrepasar los plazos legales, que le obligan a presentar el proyecto antes del cierre de septiembre, si bien la experienci­a de los últimos años les hace defender que el arranque de octubre permite una tramitació­n “en tiempo y forma” y tener las cuentas en vigor el 1 de enero. A falta de los últimos detalles, el presupuest­o parte de un techo de gasto récord de 198.221 millones de euros, y conlleva un alza fiscal de 5.649 millones en dos años para grupos empresaria­les, grandes fortunas e inversores y una rebaja tributaria de 2.505 millones a rentas bajas, pymes y autónomos en este periodo.

La inflación y las subidas de tipos del BCE, las principale­s responsabl­es de la ralentizac­ión

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La ministra de Economía, Nadia Calviño.

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