Los supervisores ven un exceso de optimismo en la banca por los tipos
ADVERTENCIA/ El BCE, la EBA y el Banco de España piden al sector no escatimar en provisiones porque el frenazo económico y la alta inflación pueden dilapidar casi por completo los ingresos extraordinarios.
Las autoridades bancarias no quieren ni un ápice de autocomplacencia en el sector a la hora de enfrentarse a esta crisis económica, que será especialmente dura en Europa por culpa de la guerra.
El BCE alerta de que se está extendiendo una actitud “cada vez más optimista” entre los banqueros derivado del repunte automático de los ingresos que llevan aparejadas las subidas tipos de interés. Según Andrea Enria, presidente del Consejo de Supervisión del BCE, existen “reticencias” entre los banqueros a abordar los riesgos a la baja económicos y financieros que plantea el cuadro macro.
“Podría estar extendiéndose entre los bancos una tendencia a desestimar las llamadas a la prudencia de sus supervisores”, advierte.
Durante la pandemia, la banca realizó una montaña de provisiones que finalmente no se utilizaron porque la recuperación fue igual de intensa que la caída. Y porque las moratorias y ayudas gubernamentales congelaron la tasa de morosidad. Sin embargo, el escenario actual (inflación y posibilidad de recesión) es más peligroso.
Los supervisores cada vez tienen más claro, a la vista del rápido empeoramiento macroeconómico, que el efecto tipos no será suficiente para compensar el cóctel de variables negativas (subida del coste de financiación, subida del coste de los depósitos y mayores provisiones, etc.) que también incidirán sobre el negocio y su rentabilidad.
Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, lanzó ayer un aviso a navegantes en presencia de los principales banqueros españoles. Según explicó, la actual
El sector se escuda en que en la posible recesión tendrá un efecto contenido sobre el empleo
desaceleración económica “podría tener un impacto neto negativo” para las entidades en un escenario muy estresado. Es decir, si se produjera una bajada de entre el 2,8% y el 5,4% respecto a las proyecciones de crecimiento del PIB de su escenario central para 2022 y 2023. “Nos encontramos ante una situación macroeconómica muy compleja. Eso nos lleva a recomendar a las entidades que sean muy cuidadosas con su política de provisiones y con su planificación de capital en los próximos trimestres”, afirmó el gobernador en una jornada organizada por Accenture y El Economista.
El presidente de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) abundó esa idea. José Manuel Campa coincide en que el frenazo económico y la inflación pueden terminar dilapidando los ingresos extra derivados de la repreciación de las carteras de crédito a unos tipos de interés más elevados. El impacto final será “neutro o negativo”, dijo.
Los banqueros españoles se escudan en que mantienen intacta buena parte de las provisiones Covid y que más de la mitad de sus hipotecas (caso de CaixaBank) se suscribieron hace muchos años, cuando convivíamos con un euribor muchísimo más alto que el actual. Todos se están preparando para aumentar este mismo año la dotación de provisiones, tal y como exigen sus modelos de riesgos, pero no estiman un repunte brusco de la morosidad porque piensan que la posible recesión no va a tener graves consecuencias sobre el empleo.
Sin embargo se están quedando solos en esas apreciaciones. La consultora Alvarez & Marsal ha analizado el impacto sobre la rentabilidad de una subida de tipos de interés hasta el 2,5% (lo que se espera para este ciclo alcista) para los diez mayores bancos españoles (ver gráfico).
Según sus cálculos, el efecto tipos elevará los ingresos totales en más en 14.300 millones. Sin embargo, el 90% de ese repunte se volatilizará (escenario central, no estresado) por culpa de otras variables en juego, como la necesidad de hacer más provisiones y de hacer frente a la subida del coste de financiación en los mercados, del coste del pasivo y a un nuevo impuesto.
Según Alvarez & Marsal, esta crisis económica exige enfrentarse a ella con más provisiones que las que se hicieron con el Covid. El foco está puesto en los 140.000 millones de euros en créditos ICO concedidos por la banca durante la pandemia. El 5% está en situación de morosidad y el 21% está en vigilancia especial (alto riesgo de impago). Se espera un repunte de la morosidad ahora que han expirado las carencias.
El Gobierno italiano se está planteando agrupar en un banco malo los créditos morosos de los préstamos con garantías públicas.
Alvarez & Marsal cree que esta crisis exige realizar más dotaciones que las hechas por el Covid