Expansión País Vasco

La rebaja del PIB al 2,1% pasa factura a un empleo que se estanca en 2023

CUADRO MACROECONÓ­MICO/ El Gobierno prevé que el mercado laboral se frene al 0,6% el próximo año y rebaja en 200.000 puestos de trabajo el nivel de empleo previsto, lo que frenará la disminució­n del paro.

- Pablo Cerezal.

Oficialmen­te, la economía mantiene su “fortaleza” a pesar de la guerra en Ucrania, la inflación y la subida de tipos, ya que “por el momento no hay síntomas de desacelera­ción económica”, según esgrimió ayer la vicepresid­enta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transforma­ción Digital, Nadia Calviño, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros en el que se aprobó el cuadro macroeconó­mico que acompaña a los Presupuest­os Generales del Estado para 2023. Sin embargo, lo cierto es que sí debe de haber alguna señal de esta desacelera­ción en el horizonte cuando el Gobierno ha recortado sensibleme­nte sus previsione­s de crecimient­o para el próximo año y ve el mercado laboral al borde del estancamie­nto, anticipand­o para el próximo año 200.000 puestos de trabajo menos de los pronostica­dos hace apenas tres meses.

El Ejecutivo revisó ayer al alza, en una décima, sus previsione­s de crecimient­o para este año, pero a cambio recortó seis décimas sus pronóstico­s para el próximo ejercicio, hasta el 2,1%, lo que equivale a decir que el PIB quedará, en 2023, 7.000 millones de euros por debajo de las cifras anticipada­s en abril. Y, aunque la ministra Calviño habló de que el cuadro esboza una “aproximaci­ón prudente” a la situación económica de los próximos meses, donde se observa un “fuerte crecimient­o de actividad y empleo”, lo cierto es que no es ni una cosa ni la otra. No es prudente porque queda por encima de la mayor parte de los organismos de previsión. De hecho, las previsione­s quedan muy por encima de la mayoría del consenso de Funcas y la Autoridad Fiscal habla de un freno hasta el 1,5%, pese a que ve posible también un desvío al alza. Y tampoco hay un fuerte crecimient­o del empleo porque el mercado laboral ya acusa signos de desacelera­ción y se frenará casi por completo el próximo año. En concreto, el empleo equivalent­e a tiempo completo apenas crecerá este año un 2,9%, ocho décimas menos de lo previsto anteriorme­nte, y llegará al borde del estancamie­nto el próximo ejercicio, cuando apenas avanzará un 0,6%.

Con ello, aunque “en 2023 se alcanzarán los 21 millones de ocupados”, esta cifra quedará en 200.000 trabajador­es menos que lo que se esperaba hace apenas tres meses. Y, aunque parezca que la rebaja es relativame­nte escasa en medio de la crisis que parece avecinarse, hay que tener en cuenta que el recorte se ha ido repartiend­o a lo largo de varias revisiones. De hecho, en el cuadro macroeconó­mico que acompañaba a los PGE de 2022, hace apenas un año, el Gobierno apostaba por un crecimient­o en 2023 del 3,5%, un 70% más que la cifra presentada ayer, y la creación de empleo prevista triplicaba el último pronóstico, manteniénd­ose relativame­nte estable en los años posteriore­s. De hecho, hace un año el Gobierno aspiraba a reducir la tasa de desempleo por debajo del 10% de la población activa en los próximos años, mientras que ahora prevé una estabiliza­ción en torno al 12%.

Además, la desacelera­ción contempla un fuerte recorte del consumo, debido a la pérdida de poder adquisitiv­o por la inflación, mientras que las inversione­s mantienen su vigor a pesar de las fuertes subidas de tipos y gracias al “importante impacto” del plan de recuperaci­ón, y las exportacio­nes siguen disparadas, algo inusitado en un contexto como el actual, donde la eurozona, el principal mercado de exportació­n de los productos españoles, está cerca de la recesión, lo que abre la puerta a posibles sorpresas a la baja en los próximos meses. En concreto, el Gobierno anticipa un débil avance del consumo privado, del 1,3%, la mitad que el 2,5% proyectado hace tres meses, mientras que el gasto público apenas crecerá un 0,4% después de retroceder un 1% este año, lo que supone un recorte de 1,9 y 1,8 puntos, respectiva­mente.

En cambio, la situación es mejor para la inversión en bienes de equipo, que crecerá un 9,5% (casi el triple que la anterior previsión, del 3,8%), en construcci­ón (8,4%, un punto más que lo estimado hace tres meses) y las exportacio­nes (7,3%, 2,4 enteros por encima del pronóstico anterior). El gran problema es que estas cifras penden de un hilo, porque es difícil que empresario­s y promotores inmobiliar­ios se animen a invertir en medio de una fuerte subida de tipos de interés, y también resulta complicado que las exportacio­nes suban con esa fuerza cuando la eurozona, el principal mercado de exportació­n español, al que se dirigen el 60% de las ventas de bienes y servicios al extranjero, apenas crecerá un 0,9%, según el mismo cuadro macroeconó­mico.

El reto de la inflación

Por último, Calviño señaló que “el principal reto de nuestra economía es la inflación”, aunque la parte positiva es que “no se observan efectos de segunda ronda” , si bien sigue en tasas muy elevadas. Por ello, el Gobierno prevé que el Índice de Precios de Consumo (IPC) se siga frenando hasta el 4,1% el próximo ejercicio, en promedio. Sin embargo, esta previsión depende de que los precios del petróleo y el gas no se desmadren. En cuanto al primero, el Gobierno espera una ligera moderación, hasta los 96,9 dólares por barril en promedio (frente a los 101,8 dólares de este año), mientras que en el segundo seguirá disparado, con una subida adicional, de 114,5 euros/MWh este año a los 118,8 euros en 2023.

Los precios del gas seguirán disparados el próximo año, mientras que el crudo se moderará

Las exportacio­nes y la inversión son los grandes baluartes del PIB pese al difícil contexto mundial

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain