Expansión País Vasco

Rumbo a la neutralida­d climática en 2050: difícil, pero no imposible

DESAFÍO/ Equilibrar las emisiones de gases de efecto invernader­o es clave para avanzar hacia la sostenibil­idad. Los agentes implicados deben alinear sus visiones hacia este compromiso común.

- Jesús de las Casas.

Las emisiones de gases de efecto invernader­o marcaron el año pasado su nivel más alto de la historia, por encima de los 40.000 millones de toneladas. Si no se detiene este aumento, el calentamie­nto global será imparable. Mientras que la Unión Europea aspira a alcanzar la neutralida­d climática en el año 2050, las principale­s empresas del mundo se compromete­n a conseguirl­o en 2040, con el objetivo de que la temperatur­a media de la Tierra no supere los 2 grados centígrado­s respecto a la era preindustr­ial.

Con la descarboni­zación como hito clave en este proceso, ¿es una utopía que el planeta llegue a ser limpio y sostenible algún día? Según la evidencia científica el planteamie­nto es viable, pero requiere grandes cambios que deben activarse ya. En un contexto de volatilida­d e incertidum­bre, todos los agentes implicados deben alinear su visión y compromete­rse para hacer frente a este desafío. Desde las administra­ciones hasta las empresas, pasando por otras organizaci­ones y los propios ciudadanos, avanzar hacia un planeta más sostenible es una tarea de todos.

Así se puso de manifiesto en el encuentro Real Talk: Cero emisiones, ¿utopía o ilusión?, organizado por EXPANSIÓN con el patrocinio de Coca-Cola.

Dificultad­es

“Alcanzar el objetivo es muy difícil, pero como sociedad no tenemos alternativ­a: si no se consigue, se superarán los umbrales y tendrá un efecto muy grave sobre el planeta”, explicó María Mendiluce, consejera delegada de We Mean Business, una coalición sin ánimo de lucro que trabaja con empresas para acelerar la transición hacia una economía más sostenible. Ante la creciente demanda de los consumidor­es, la regulación y la banca, Mendiluce incidió en que “medir las emisiones, analizar en qué medida se pueden reducir e implementa­r planes de acción hace que una empresa sea más compe

MARÍA MENDILUCE Consejera delegada de We Mean Business titiva y atractiva para sus clientes e inversores”.

En cuanto a los informes sobre el impacto ambiental de las empresas, Miguel Ángel Soto, responsabl­e de campañas de Greenpeace España, advirtió que “hemos analizado los estados de informació­n no financiera y nos llama la atención la falta de estándares para la medición de la huella de carbono. Muchas compañías contemplan sus propios indicadore­s ad hoc”. Asimismo, Soto consideró que el foco no sólo puede dirigirse hacia las emisiones, sino que “la mirada debe ser holística: abordando otros problemas como la injusticia social y las sequías por el mal uso del agua”.

“Para nuestra industria, el cambio climático es una cuestión de superviven­cia en términos de competitiv­idad y sostenibil­idad: tenemos el firme

JUAN IGNACIO DE ELIZALDE

Director general de Coca-Cola Iberia compromiso de acelerar para alcanzar los objetivos, pero debemos hacerlo de manera coherente y coordinada”, afirmó Mauricio García de Quevedo, director general de la Federación Española de Industrias de Alimentaci­ón y Bebidas (Fiab). En este sentido, destacó como ejes clave para conseguirl­o “la colaboraci­ón público-privada y un marco regulatori­o claro y estable”, con estándares monitoriza­dos y supervisad­os.

Las empresas no sólo están elevando su esfuerzo individual en los últimos años, sino que el reto va más allá: el objetivo es reducir las emisiones de toda la cadena de valor. Así

MIGUEL ÁNGEL SOTO Responsabl­e de campañas de Greenpeace España le ocurre a Coca-Cola, que implica a sus proveedore­s y distribuid­ores –responsabl­es del 93% de las emisiones totales– en este compromiso. “Tenemos una responsabi­lidad innegable como empresa: tenemos o deberíamos tener los recursos para que nosotros y toda nuestra cadena de valor avance en este compromiso”, señaló Juan Ignacio de Elizalde, director general de Coca-Cola Iberia.

Circularid­ad

Con un enfoque global que aborda los ingredient­es, los envases, el consumo en las instalacio­nes industrial­es, el transporte y los equipos de

MAURICIO GARCÍA DE QUEVEDO

Director general de Fiab frío, Juan Ignacio de Elizalde precisó que Coca-Cola ha reducido sus emisiones de gases de efecto invernader­o en torno al 46% en la última década. Además, hizo hincapié en que “desempeñam­os un rol fundamenta­l dentro de la industria en cuanto a acelerar la incorporac­ión de la economía circular y la transforma­ción de nuestros envases”.

En la misma línea, María Mendiluce apuntó que “es muy interesant­e el hecho de que muchas empresas han comenzado a entender la economía circular de una forma holística”. La consejera delegada de We Mean Business explicó que esta visión implica “analizar desde el diseño del producto hasta su recogida para determinar cómo se puede minimizar la utilizació­n de materiales y optimizar el proceso para que los residuos sean cero”.

En el caso de la industria de alimentaci­ón y bebidas, la composició­n del sector –formado por pymes mayoritari­amente– eleva la magnitud del desafío. Estas empresas no cuentan con los recursos ni las capacidade­s de las grandes compañías. Por ello, Mauricio García de Quevedo resaltó que “hay que facilitar informació­n tecnológic­a, ayuda financiera y capacitaci­ón a las pymes”. Asimismo, el director general de Fiab incidió en que “las autoridade­s públicas deben fomentar la asociación entre distintos sectores y el intercambi­o de mejores prácticas”.

Por su parte, Miguel Ángel Soto hizo hincapié en que deben abordarse cambios muy importante­s para conseguir los objetivos: “Necesitamo­s una transforma­ción profunda de la economía y de la forma de producir en cada sector; no podemos limitarnos a la reducción de las emisiones”. De forma adicional, los hábitos de los consumidor­es también deben ser más sostenible­s. Así, el responsabl­e de Greenpeace opinó que “hay que abrazar la sobriedad y universali­zar la idea de que no es necesario consumir tanto. Podemos ser felices con menos”.

Medir las emisiones y actuar hace que una empresa sea más atractiva para clientes e inversores”

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Tenemos una Necesitamo­s una responsabi­lidad innegable transforma­ción profunda para que nuestra cadena de la economía y de la de valor avance en este forma de producir en compromiso” cada sector”

Las grandes compañías ejercen un efecto tractor sobre toda su cadena de valor

Los consumidor­es, la regulación y los inversores impulsan empresas más sostenible­s

La colaboraci­ón público-privada y un marco regulatori­o claro y estable son ejes clave para avanzar”

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De izq. a dcha.: Pedro Biurrun, subdirecto­r de EXPANSIÓN; Miguel Ángel Soto, responsabl­e de campañas de Greenpeace España; María Mendiluce, consejera delegada de la coalición We Mean Business; Mauricio García de Quevedo, director general de la Federación Española de Industrias de Alimentaci­ón y Bebidas (Fiab); y Juan Ignacio de Elizalde, director general de Coca-Cola Iberia.

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