El plan de Aragonès: pactar los Presupuestos con Junts, comunes y CUP
Los Presupuestos de la Generalitat catalana para 2023 se han convertido en el nuevo caballo de batalla entre ERC y los partidos de la oposición. El objetivo del president, Pere Aragonès, es aprobarlos con sus antiguos socios de Junts, la CUP y los comunes, a pesar de que sólo estos últimos están dispuestos a negociar.
La extrema debilidad de ERC en el Parlament –sólo tiene 33 escaños de 135– juega en contra de Aragonès. En este contexto, tanto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como el jefe de la oposición y líder del PSC, Salvador
Illa, han ofrecido el apoyo de los socialistas. Sin embargo, el president rechazó ayer abrir una negociación formal con ellos. Así lo dijo en una rueda de prensa tras mantener su primera reunión con los consellers, donde señaló que buscará el apoyo “prioritario” de las formaciones que apoyaron su investidura –Junts y los anticapitalistas de la CUP– o las últimas cuentas, los comunes.
Según Aragonès, el proyecto de cuentas está “muy avanzado” y sólo se introducirán “pequeños retoques” en los trabajos que hasta el viernes lideró el exconseller de Junts Jaume Giró. El president consideró que “sería muy incomprensible” que los neoconvergentes votasen en contra pero, ante estas palabras, sus antiguos socios dicen que no tiene sentido romper y luego facilitar la aprobación de la ley más importante del año, las cuentas.
Mientras tanto, en las filas de ERC hay división sobre si debe optar por el realismo y aceptar el ofrecimiento de los socialistas, o bien refugiarse en la pureza y prorrogar los Presupuestos de 2022. Este año, el techo de gasto no financiero y no finalista de la Generalitat es de 30.015 millones de euros, y para 2023, el máximo que tiene autorizado crece un 10% hasta alcanzar los 33.113 millones. Sin embargo, para disponer de estos recursos adicionales con libertad, necesita contar con unas cuentas aprobadas y no una prórroga.
Hoy, Pere Aragonès mantendrá una nueva reunión de trabajo con los consellers ya que, según el independentismo, en el 12 de octubre no hay nada que celebrar. Con este gesto, el mandatario autonómico quiere dejar claro que sigue totalmente comprometido con su proyecto rupturista, a pesar de la descomposición del bloque secesionista.