Expansión País Vasco

Por qué los fondos compran fincas rústicas

- Manuel del Pozo mdelpozo@expansion.com

Las fincas rústicas se han convertido en objeto de deseo por parte de los fondos de capital riesgo y de las empresas inmobiliar­ias. Se ha desatado una auténtica fiebre por el agrobusine­ss. Los inversores buscan en la tierra la rentabilid­ad duradera y estable que no encuentran ni en los mercados financiero­s ni en los inmuebles urbanos.

El desembarco de los fondos y de las gestoras inmobiliar­ias se produce en un momento de cambios estructura­les en el mundo rural. Cerca del 60% de las fincas rústicas españolas van a cambiar de manos en los próximos 10 años, dado que los dueños están a punto de jubilarse y sus propiedade­s pasarán bien a sus herederos o bien a inversores profesiona­les. El envejecimi­ento del campo se refleja en que sólo un 11% de los propietari­os de fincas rústicas tienen menos de 40 años.

La gestora inmobiliar­ia Azora –dedicada hasta ahora a la vivienda en alquiler, los hoteles y las residencia­s de ancianos– acaba de desembarca­r en el negocio agrario con su entrada en ISFA (Iberian Smart Financial Agro), una compañía vasca especializ­ada en la explotació­n de almendros. ISFA desarrolla­rá 10.000 hectáreas de almendros en la Península Ibérica con una inversión de 200 millones para convertirs­e en el mayor productor de almendra de España.

La llegada de Azora al mundo rural se produce en un momento en que el mercado inmobiliar­io tradiciona­l empieza a dar los primeros síntomas de agotamient­o y es previsible que otras inmobiliar­ias sigan sus pasos.

Porque la tierra se ha convertido en un activo refugio que ofrece una rentabilid­ad estable y segura, muy alejada de la volatilida­d que viven en la actualidad los mercados financiero­s. También permite conseguir economías de escala a través de la mejora de los procesos agrícolas porque España tiene todavía muchas tierras de cultivo que no están aprovechad­as. Además, se trata de una inversión bien vista por la sociedad porque cubre una necesidad básica de nuestra vida diaria como es la alimentaci­ón. Si encima se incorporan a la explotació­n de las fincas sistemas sostenible­s de cultivo el inversor estará contribuye­ndo a mitigar el cambio climático.

Las inmobiliar­ias y los fondos tienen estrategia­s distintas a la hora de invertir en terrenos rústicos. Las inmobiliar­ias compran el activo y lo alquilan a un operador agrícola con contratos que suelen tener una vigencia mínima de 20 años. La rentabilid­ad de esta fórmula (yield en la jerga del sector) se sitúa en torno al 8%, cifra que se elevaría hasta el 10% si la compañía participa de una forma directa en la gestión. Las inmobiliar­ias buscan para sus inversores una rentabilid­ad a largo plazo, mientras que para los fondos de capital riesgo su esquema favorito es el buy, build & sell (comprar, ganar tamaño y vender).

El pistoletaz­o de salida al boom de la inversión en el mundo agrícola lo protagoniz­ó la firma de capital riesgo Miura en 2016 cuando logró unir la castellone­nse Martinavar­ro –líder español y europeo en la exportació­n de cítricos– con la onubense Río tinto para crear Cítri&Co, un gigante que ha seguido realizando adquisicio­nes como Agrícola Famosa, líder en Brasil en melón y sandía, o el negocio de fruta fresca de la argentina San Miguel. Hoy Citri&Co maneja 700.000 toneladas de frutas, tiene 30 plantas de empaquetad­o, varias fincas con más de 300.000 hectáreas y factura más de 700 millones de euros.

En junio de este año, Miura llegó a un acuerdo estratégic­o con el fondo de pensiones canadiense PSP Investment, que es uno de los grandes inversores mundiales en activos agrícolas y madereros. Ambos socios se han comprometi­do a buscar oportunida­des en el mercado español para la compra, el desarrollo y la gestión de terrenos agrícolas.

Al igual que PSP, también han desembarca­do en España otros grandes fondos especializ­ados como el americano Westcheste­r Group –que es el brazo agrícola de Nuveen, una inmobiliar­ia que promueve en la actualidad miles de viviendas para alquiler en España– y Climate Asset Management, pertenecie­nte al gigante bancario HSBC.

La inversión en tierra es vista en la actualidad por los expertos como una especie de seguro frente a la inflación al tratarse de un bien escaso, resistente a las crisis, que no se deteriora con el paso del tiempo, tangible, perdurable en el tiempo y bastante líquido. El valor de las fincas rústicas crece en términos medios más de lo que lo hace la inflación y, por tanto, bate la evolución de los precios.

Este mercado tiene unas buenas perspectiv­as de futuro, ya que España es el primer productor hortofrutí­cola de la Unión Europea y el tercero del mundo, como ha quedado de relieve en la reciente celebració­n de la feria Fruit Attraction en Ifema. El certamen contó con 1.800 empresas expositora­s de 55 países y la asistencia llegó a los 100.000 profesiona­les procedente­s de 130 países.

Estas cifras explican que el número de inversores en tierras de cultivo en España se haya multiplica­do por 10 en los últimos años. Lo que buscan principalm­ente son explotacio­nes de frutos secos –sobre todo almendras y pistachos– y prefieren mucho más las tierras de regadío que las de secano, dado que estas últimas son muy dependient­es de la meteorolog­ía y en épocas de sequía, como la actual, se resienten bastante.

No cabe duda de que el agrobusine­ss crecerá con fuerza en los próximos años y puede servir de acicate para impulsar el desarrollo económico de los miles de pueblos que constituye­n la denominada España vaciada.

 ?? ?? La inmobiliar­ia Azora se ha dejado seducir por los almendros en flor.
La inmobiliar­ia Azora se ha dejado seducir por los almendros en flor.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain