El nuevo perfil...
Finalmente llegaron los profesionales de cuello nuevo: The Ladders se refería recientemente a los “empleos cada vez más cotizados que a menudo sólo requieren capacitación o certificados, no títulos universitarios, como analistas de seguridad de la información, administradores de sistemas y muchos más”.
El pasado mes de abril, una investigación de Oliver Wyman concluía que más del 10% de aquellos que trabajan en Estados Unidos en puestos de baja remuneración cambiaron a trabajos considerados como “mejor remunerados” durante los últimos dos años. Eso incluye gente en almacenes, manufactura, hostelería y otros puestos por horas. Oliver Wyman ya había concluido en otra investigación que el 59% de los trabajadores que cambió o planeó cambiar a un mejor trabajo adquirieron nuevas habilidades mediante un curso gratuito.
En abril de este año se calculaba que sólo en el mercado estadounidense hay 32 millones de profesionales sin título universitario, pero que tienen las habilidades para hacer la transición a trabajos de mayores ingresos.
Según LinkedIn, estos trabajos basados en habilidades, donde el conocimiento se adquiere a través de programas de capacitación o certificados, “son numerosos y, en algunos casos, se expanden a industrias y funciones en las que antes no lo hacían. Cubren un amplio espectro, desde técnicos eléctricos hasta higienistas dentales o diseñadores web”.
Todas estas tendencias pueden sonar al último grito, pero lo cierto es que el fenómeno de los profesionales de cuello nuevo tiene al menos un lustro. Fue la presidenta y CEO de IBM, Gina Rometty quien, allá por 2017, en el World Economic Forum, pronosticó que “los trabajos del futuro no serán de cuello blanco o de cuello azul, sino de cuello nuevo”. El nuevo orden mundial de digitalización requiere algunos conjuntos de habilidades nuevas, algunas mejoradas y algunas diferentes. Quienes dominen estas capacidades nuevas, mejoradas y diferentes no serán ni los tradicionales trabajadores de cuello azul ni los de cuello blanco.