Los Presupuestos de 2023, en entredicho
El Gobierno está cosechando duros reproches a su proyecto presupuestario para 2023. No sólo de la oposición y los empresarios –elegidos como cabeza de turco de su fiscalidad populista–, sino también de los principales organismos económicos y hasta de sus socios parlamentarios. Tanto ERC como PNV han advertido a Pedro Sánchez de que la negociación para lograr su apoyo no será tan sencilla como presuponían en Moncloa dado el carácter tan expansivo de las Cuentas Públicas, que incluyen importantes subidas de los salarios de los funcionarios, de las pensiones y el mal llamado gasto social. Hasta el punto de que los nacionalistas vascos instan al Ejecutivo a plantear medidas “prudentes y equilibradas”, e incluso amagan con presentar una enmienda a la totalidad de los Presupuestos, si bien no contarían con los apoyos suficientes para tumbar el proyecto de ley. La inconveniencia de proyectar un aumento tan desaforado del gasto público en un contexto de recesión en parte de la zona euro con una inflación todavía en tasas elevadas, como anticipa el Fondo Monetario Internacional, es compartida por la mayoría de los economistas. Sobre todo después de que el Banco Central
Europeo admita que el escenario a la baja contemplado en septiembre (caída del 0,9% del PIB de 2023) se ha convertido ya en el escenario base. Con ello, las estimaciones macroeconómicas en que se basan las Cuentas de Hacienda para el próximo ejercicio han quedado desautorizadas en tiempo récord. Incluso desde el Ministerio de Hacienda temen que la desaceleración económica lastre la mejora de los ingresos fiscales en la recta final de este mismo año y pueda comprometer el ajuste fiscal en un momento que los mercados están observando con lupa la evolución de la deuda pública de las economías europeas. Las comparecencias que se celebrarán esta semana en el Congreso de los Diputados de altos cargos del Estado, entre ellos el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, o Cristina Herrero, presidenta del ente supervisor de las cuentas públicas, la AIReF, darán la medida del grado de credibilidad que genera el proyecto pactado por PSOE y Podemos entre los organismos independientes. Pero en medio de la creciente incertidumbre sobre la evolución de la economía, el Gobierno debería tomar buena nota de los avisos que ya ha recibido y reajustar a través de enmiendas parciales las disparatadas previsiones de gasto para el próximo ejercicio.
Los empresarios, los economistas y hasta socios de Sánchez discuten el plan presupuestario